sábado, 28 de septiembre de 2013

[SUPER JUNIOR + MBLAQ] Manos de pianista capítulo 6

Por @Ari2PMAM

No sacar ni publicar en otros lugares sin permiso de la autora y sus respectivos créditos.

Capítulo 6:


Mientras, en la SM, Heechul, seguía con los ensayos de la coreografía para el nuevo MV que se empezaría a grabar pasado mañana. Tuvieron que llamarle la atención varias veces porque se perdía, lo que hizo que los demás lo mirasen raro y que Leeteuk lo mantuviese siempre vigilado. Tras un par de horas ensayando sin parar y corrigiendo a Heechul cada dos por tres, el director decidió hacer un descanso para ver si se centraba.



            — ¿Se puede saber por qué estás tan obsesionado con ella? ¿No dijiste que era igual que las demás? Como sigas así, te vas a descubrir delante de todos — El tono ácido de Leeteuk podría haber sacado el óxido de la silla más herrumbrosa.

            — ¿Y por qué crees que mi estado se debe a mi obsesión por Inma? Por si no lo sabías, tenemos bastantes preocupaciones en mente con el nuevo trabajo y si va a funcionar bien. Los grupos nuevos vienen muy fuertes y a pesar de ser veteranos y contar con tantas fans, no nos podemos relajar. Ten en cuenta además, que llevamos muchos años sin estar todos, así que nuestras ventas se pueden resentir. — Se levantó y se fue dejando a Leeteuk con la palabra en la boca.

            Una vez en la azotea, intentó calmarse y concentrarse. Leeteuk tenía toda la razón, era por ella que estaba así y lo del mercado, a pesar de ser una preocupación más, había pasado a un segundo plano en comparación con la mujer que día y noche ocupaba sus pensamientos. Trató de dejar la mente en blanco, de relajarse pero era inútil, al final siempre acababa girando todo en torno a ella. Agachó la cabeza, derrotado, suspiró y emprendió el camino de regreso al ensayo. No pensaba dejar que nadie más lo descubriese, por lo que se centró por completo en la coreografía sin cometer un solo error.

            Cuando acabaron, eran las nueve de la noche y a pesar de que estaba cansado, decidió llamar a Hong Ki para salir por ahí un par de horas. Cuando llegó al local, resultó estar toda la Chocoball, por lo que a pesar de querer estar sólo con él, pensó que le vendría mejor para dejar de pensar en ella durante ese par de horas.




            Mientras, en otra zona de la ciudad, Inma y Mir seguían con sus clases de español. Hoy había venido tarde porque estaban preparando un nuevo trabajo y apenas tenía tiempo para las clases, por lo que tenía que ir por las noches. Como iba directo desde los ensayos no cenaba y como a ella le cansaba escuchar el sonido de su estómago por no recibir alimento, decidió que lo mejor era que como ella tenía más tiempo, le prepararía la cena. Así que cada noche, mientras estudiaba, cenaba, pero eso sí, comida española, que a Mir le encantaba y la disfrutaba a más no poder, lo que le hacía sonreír a ella. Él, como compensación por ese trabajo extra, le traía croissants o bien helado de pistacho o menta. Solía mirarla mientras comía y le sonreía, lo que hacía que ella se sonrojase y él estallase en carcajadas cuando lo reñía.

            Entre ellos se había desarrollado una gran relación y podían hablar de todo con el otro. Aunque él quería llevar la relación más allá, sabía que ella no tenía la confianza para hacerlo, por lo que de momento se contentaba con la amistad que había. Aunque ya lograba marcharse cada noche besándola en la mejilla y un abrazo, lo que era todo un triunfo.

            — Espera, te acompaño, tengo que ir a la tienda a comprar, que me acabo de dar cuenta de que me faltan algunas cosas para mañana.

            — Oh, vaya, te vas a atrever a salir conmigo al mismo tiempo. — Se llevó la mano al pecho de manera teatral como si estuviese sufriendo un ataque— Rápido, llama a una ambulancia, creo que moriré de la impresión. — Ella sonrió y le dio un manotazo flojo.

            — Anda, tira para adelante tonto— Y riendo, se fueron hacia el ascensor.

            Al llegar a la calle, miraron para ver si estaba en calma y así era, así que se despidieron como todos los días. Ella fue corriendo hacia la tienda, mientras él la veía alejarse con una sonrisa. De lo que ninguno se había percatado, es que desde un lugar entre las sombras, dos personas los estaban observando. Una de ellas, hirviendo de furia y el otro sin entender por qué de repente, su hyung, se había puesto tan tenso y estaba en ese estado de furia.

            — ¿Hyung? ¿Qué te pasa? ¿Por qué te pones así? ¿Es que tienes problemas con Mir? — Hong Ki lo miraba sin entender la situación. Iba de uno a otro pero sus preguntas caían en saco roto, porque en esos momentos Heechul no lo escuchaba, en esos momentos la furia lo controlaba y respiraba con dificultad. Apretó los puños y salió corriendo hacia donde estaba Mir. Gritó su nombre, pero apenas le dio tiempo a girarse cuando recibió el primer puñetazo que lo tumbó.

            — ¿Se puede saber qué demonios te pasa? ¿Por qué me pegaste? — Mir se llevó la mano a una de las comisuras y vio que estaba sangrando. Se puso en pie y no le dio tiempo a ponerse en guardia porque Heechul le volvió a pegar y retrocedió unos cuántos pasos. — Entonces Mir lo comprendió todo. Los había visto y había enloquecido de celos. — ¿Es que acaso crees que es tuya? ¿Sobre todo después de cómo la trataste? Entonces es que eres más idiota de lo que creía y ahora que lo pienso, sólo un cobarde como tú se atrevería a enviar algo de manera anónima— Le sonrió de manera cruel y Heechul por un momento quedó desconcertado al ver lo rápido que había unido las piezas. Ese momento hizo que Mir cargase contra él y le propinase un uppercut  y lo tumbase. Se puso a horcajadas sobre él y le siguió propinando golpes, pero Heechul enseguida reaccionó y se enzarzaron en una pelea encarnizada.

Hong Ki, en un primer momento, se había quedado tan estupefacto que no pudo reaccionar ante el comportamiento de su hyung, por lo que no acudió de inmediato a parar la pelea. Así que cuando llegó a donde estaban ellos, los vio todos ensangrentados y con las ropas desastradas.

            — Vamos, chicos, parad de una vez, no hagáis esto. Alguien nos puede pillar y armarse una buena— Trató de meterse en medio para separarlos, pero ellos lo empujaron para apartarlo y continuaron con la pelea. Como era un cabezota, volvió a meterse por medio pero nuevamente sus intentos de pacificar se vieron frustrados. Al final, decidió dejar que se peleasen hasta que se quedasen sin fuerzas y se dedicó a observar. Diez minutos después, ambos contendientes estaban agotados, por lo que decidió levantarse y poner el punto final. — Parad de una vez, ninguno tiene fuerzas para continuar. — Los agarró a ambos y los miró con hastío. — No sé qué es lo que provocó esta pelea pero me lo figuro. Más os vale arreglarlo todo pronto porque sino, puede haber consecuencias muy graves, si es que no las hay mañana mismo cuando os vean con las caras que tenéis. Ahora sentaos cada uno en un extremo. Voy a llamar a mi representante para que nos recoja y así nadie se entere. Mañana diréis que volvíais juntos de un restaurante, cuando os asaltaron para robaros y os propinaron una paliza ¿entendido? — Ni el tono ni las miradas que les dirigía Hong Ki admitían réplica alguna. Gracias a él lograrían salir de esa situación sin que se armase un escándalo. Hong Ki llamó a su representante, que en un tiempo récord, consiguió presentarse en el lugar. Primero metieron a Heechul pero cuando intentaron ayudar a Mir, este se negó a entrar, dijo que llamaría a su representante. Hong Ki siguió insistiendo pero no logró nada, así que lo dejó allí y se fue con Heechul, advirtiéndole que recordase la historia. Apenas se habían ido, cuando al ir a coger el teléfono de su americana, cayó al suelo desmayado.




            Inma volvía de la compra. Le había llevado más tiempo del previsto, porque la ajhumma dueña del comercio era muy parlanchina y siempre la enredaba para quedarse allí un rato con ella. Era una gran mujer y la había ayudado mucho desde que llegó. Iba sonriendo mientras pensaba en ella, cuando al mirar hacia su edificio, lo vio, era Mir, estaba en el suelo, desmayado y ensangrentado. Las bolsas se le cayeron al suelo y fue corriendo hacia él. Se arrodilló y le sacudió el hombro, mientras con su otra mano, intentaba sentir el latido de su corazón.

            — ¡Chul Yong! ¡Chul Yong! ¡Vamos, despierta! — Las lágrimas y el miedo querían hacer presa en ella pero no lo podía consentir. Tenía que actuar y rápido. Nadie lo podía ver en ese estado. Se fue a por las bolsas. En ellas traía agua, por lo que abrió una botella y mojando unas gasas le limpió la cara para al mismo tiempo ver si despertaba. Al momento, él abrió los ojos y ella sonrió aliviada. — ¿Se puede saber qué pasó? ¿Quién te hizo esto?

            — Ayúdame a ponerme en pie y llévame a tu casa, ahora mismo no tengo fuerzas para nada. — Ella así lo hizo, sin preguntar nada más pero veía asustada, cómo las heridas seguían sangrando. En cuanto llegaron a su piso, lo llevó hasta su propia cama, que era más grande y lo echó allí, donde de inmediato volvió a quedarse inconsciente. Nerviosa por la situación, corrió a por agua, toallas, gasas y desinfectante para curar las heridas que no dejaban de sangrar. Necesitaba ayuda, pero no podía llamar a ninguna vecina. Así que cogió el móvil de Mir y miró en marcación en rápida. A los pocos segundos, alguien le contestó al otro lado.

            — ¿Se puede saber dónde andas a estas horas Mir? Nos tienes preocupados…

            — No es Mir. Me llamo Inma y soy la profesora de español de Chul Yong. Está en mi casa malherido…— No pudo continuar porque se vio interrumpida.

            — ¡¿Malherido?! ¡¿Se puede saber qué demonios pasó?!

            — No lo sé, nos despedimos en la calle, me fui a comprar y a la vuelta me lo encontré en el mismo sitio, inconsciente y ensangrentado. Conseguí despertarlo para poder subirlo a casa pero en cuanto lo dejé en la cama volvió a caer en la inconsciencia y no sabía a quién acudir, así que decidí llamar a sus contactos y tú eres el primero que tiene en marcación rápida. — Inma volvía a estar entrando en shock. Su voz se iba volviendo quebradiza, mientras trataba de parar las hemorragias.

            — Dame tu dirección e iré de inmediato para allá. — Inma se la dio y colgó. Siguió con el trabajo de restañar las heridas lo mejor posible, mientras esperaba que la ayuda prometida llegase.

            — Vamos Chul Yong, despierta, no me asustes, sabes que este tipo de bromas no me gustan. —Sabía que era inútil hacer eso, pero verlo así de inmóvil y tan dañado la ponía nerviosa. No supo cuánto tiempo estuvo atendiéndolo cuando de repente el timbre empezó a sonar de manera enloquecida. Fue corriendo a abrir la puerta y allí estaba Joon, con cara de extrema preocupación y un hombre al que no conocía de nada.

            — Bienvenidos, pasad. Soy Inma, la profesora de español de Chul Yong. Por favor, seguidme. — Sin que nadie dijese nada más, se dirigieron a la habitación. Joon al verlo se quedó consternado y fue corriendo a ponerse a su lado. Mientras, el otro hombre, que había resultado ser un médico, se hizo cargo de la situación.

            — Hizo un buen trabajo restañando las heridas más importantes. Enhorabuena, porque visto lo visto, tuvo bastante trabajo— La sonrisa del médico era tranquilizadora y de ánimo y su tono de voz suave la hizo sentir mejor. — Tenemos que desvestirlo pero con cuidado. Puede haber alguna lesión importante y empeorar. — Aquello hizo que tanto Inma como Joon casi entrasen en pánico pero obedecieron al médico. La exploración fue minuciosa y concienzuda. Al cabo de unos minutos, se volvió hacia ellos para decirles lo que había. — Bien, sin ninguna máquina de rayos X o escáneres, sólo puedo decir que las costillas están dañadas pero no sé el nivel exacto. El cráneo parece estar bien pero es necesario trasladarlo a un hospital para someterlo a más pruebas. No nos podemos arriesgar a dejarlo aquí esta noche. Llamaré a una ambulancia y haremos que esto sea lo más discreto posible. — Salió para llamar, mientras dejaba a Inma con Joon y el inconsciente Mir.

            — Así que era aquí donde venías cuando desaparecías, a aprender español— La voz de Joon era suave pero no la miraba a ella, sino a Mir. — ¿Por qué no me lo pudiste decir maldito idiota? — El cariño y la preocupación se notaban en su voz. Él no esperaba respuestas e Inma no tenía fuerzas para nada que no fuese atender y preocuparse por Mir.

            — La ambulancia estará aquí en diez minutos— El médico volvió a entrar y de nuevo se acercó a Mir para comprobar sus constantes— Está bien, su pulso y tensión están estables. ¿No pudiste ver a nadie alrededor cuando llegaste? — Se había vuelto hacia Inma, que estaba a los pies de la cama, abrazándose y controlando a duras penas sus emociones.

            — No, nos despedimos como siempre. Bueno, esta vez bajamos juntos hasta la calle porque tenía que ir a comprar y al volver de la tienda lo encontré inconsciente en la entrada. Conseguí despertarlo el tiempo suficiente para subirlo pero en cuanto lo dejé en la cama se volvió a quedar inconsciente. — Su voz era baja y apenas miraba al médico, porque sólo tenía ojos para Mir.

            — ¿Comprobaste si le robaron? — Esta vez fue Joon el que le hizo la pregunta, que la dejó descolocada, porque no se le había ocurrido eso.

            — No, la verdad es que no, tenía tantas heridas que sólo me fijé en poder restañárselas. — Empezó a moverse para comprobar entre su ropa, pero Joon se acercó y se la quitó haciéndose cargo de revisar sus pertenencias.

            — No le falta nada, así que el robo no pudo ser. Tiene que ser algo personal. Puede que anti fans. Habrá que esperar a que despierte para que nos lo aclare todo. — Joon la miró y al fijarse bien en su estado, trató de animarla. — Tranquila, Chul Yong es fuerte, saldrá de ésta, ya verás. — Su sonrisa llena de confianza le hizo esbozar una leve sonrisa pero enseguida se borró al mirar el estado de Mir.




            Sonó el timbre de la puerta. Fue a abrir y allí estaban para recogerlo. Habían entrado por el garaje, sin luces ni nada para no alertar a nadie. Lo trasladaron a la camilla y lo sacaron del piso.

            — Voy a coger mis cosas y os acompaño. — Se había dirigido a Joon, para que la esperase y saber a qué hospital lo llevaban.

            — No, es mejor que te quedes aquí. Si te viesen en el hospital acompañándolo podrían empezar rumores muy dañinos. Tranquila, te mantendré informada de todo y si es seguro, podrás venir a visitarlo. Ahora es mejor que recojas todo y descanses. Mañana tienes que trabajar y no puedes dejar que nadie note tu preocupación. Actúa como siempre, aunque te cueste pero confía en lo que te digo. Saldrá bien de ésta y en pocos días estará por aquí de nuevo para que le sigas dando clases. — Y con una sonrisa, sin darle tiempo a que le dijese nada más, se marchó.

            Inma empezó a recoger la casa de manera automática. En esos momentos se sentía anestesiada y no sentía nada. Esperaba que Joon la llamase lo más pronto posible. ¿Quién le podría haber hecho eso a Mir? Esa pregunta la atormentaba una y otra vez. Tenía miedo que Joon tuviese razón y fuesen las antis, que los hubiesen visto y al quedarse sólo hubiesen ido a por él.  Dios, se iba a volver loca si seguía con esas elucubraciones. Joon tenía razón, tendrían que esperar a que Mir despertase para aclarar lo que había pasado.




            Mientras, en otra parte de Seúl, Hong Ki estaba acompañando a Heechul a casa, ya que apenas podía caminar.

            — Te dio una buena paliza. Leeteuk-hyung te echará una buena bronca en cuanto entremos por la puerta. — Hong Ki estaba preocupado por el estado de su hyung pero también pensaba en cómo estaría Mir en esos momentos. Lo habían dejado solo y no sabía si podría haber sufrido alguna lesión grave.

            — Cállate y con un poco de suerte Leeteuk-hyung estará durmiendo.

            — Ya y la luna es cuadrada— El tono sarcástico de Hong Ki demostraba que no tendrían esa suerte y que el estado en que estaba haría que Leeteuk les echase una buena bronca. Algo que se vio confirmado en cuanto traspusieron la puerta, con la mala suerte de que estaban todos en el salón, lo que hizo poner a Heechul los ojos en blanco y a Hong Ki cerrar los ojos porque en cuanto vio a Leeteuk supo que se acababan de abrir la puertas del Averno.

            — ¡¿SE PUEDE SABER QUÉ DEMONIOS TE PASÓ?! — Se acercó a ellos a la carrera, mientras los demás observaban desde posiciones más retrasadas y esperaban las respuestas a ese estado.

            — Fuimos a cenar a un restaurante, donde nos encontramos con Mir y algunos más. Ellos dos decidieron salir a tomar el aire un rato, porque dentro estaba demasiado cargado. Ninguno de nosotros nos dimos cuenta de que llevaban demasiado tiempo ausentes, hasta que me dio por mirar alrededor. Así que salí y me los encontré a los dos con estas pintas. Pedí ayuda. A Mir se lo llevaron enseguida pero Heechul no quiso ir a un hospital, sino que lo trajese de inmediato a casa, así que obedecí. — Ya estaba, la mentira había sido lanzada y Hong Ki esperaba que diese resultado y todos quedasen convencidos.

            — ¿Pudisteis ver a quienes os golpearon? — Leeteuk no paraba de mirarlo. Estaba muy preocupado pero también quería todas las respuestas para tomar las medidas oportunas.

            — No, iban cubiertos de arriba abajo, por lo que nos será imposible identificarlos. — Esperaba que se lo creyese, porque como supiese que era el responsable de todo, le propinaría otra paliza.

            — Nos vamos ahora mismo al hospital y no admito una negativa. Puedes tener lesiones internas y con eso no se juega. Siéntalo en esa silla mientras llamo al manager. — Hong Ki lo llevó hasta donde le dijo y lo sentó con cuidado pero no pudo evitar que emitiese un gemido de dolor. El resto de miembros se fueron a vestir porque desde luego, no pensaban quedarse allí esperando noticias. Al cabo de unos minutos, ellos también fueron al hospital.



Inma se paseaba por casa impaciente, ya lo había recogido y limpiado todo. Ahora sólo rogaba en silencio, que el teléfono sonase pronto dándole buenas noticias. Cuando estaba a punto de ponerse a gritar de frustración, el teléfono empezó a sonar y lo cogió enseguida. Vio en el identificador su foto con Mir y sonrió de alivio pero enseguida se puso seria porque no sabía lo que le podían decir.

            — ¿Joon? ¿Cómo está Chul Yong? — La ansiedad que sentía se transmitía en el tono de su voz

            — Tranquila, está bien. Tiene las costillas bastante magulladas pero por suerte ninguna está rota. Tampoco sufre daños cerebrales, sólo una leve conmoción cerebral, por lo que lo tendrán en observación toda la noche. Por lo demás está bien, así que puedes estar tranquila. — Sonaba serio y algo distante, lo que la puso en guardia, creyendo que pasaba algo más.

            — ¿Pasa algo malo? ¿Algo que no me quieras decir? Lo noto en tu voz, así que por favor, si me estás ocultando algo sobre el estado de Chul Yong, dímelo ahora mismo porque no me quedaré tranquila. — Había dejado de lado la preocupación y el enfado empezaba a adueñarse de ella. — No soy ninguna debilucha para que me oculten cosas.

            — Tranquila, no te estoy ocultando nada sobre Chul Yong. Es que los demás están aquí en el hospital y estamos tratando de pensar en cómo se lo diremos al jefe y cómo podremos ocultarlo de la prensa sin que se arme un buen escándalo. Además, ten en cuenta que está el trabajo del nuevo álbum. El MV se tiene que empezar a grabar pasado mañana pero con esta situación será imposible y los rumores no tardarán en saltar. — Ahora su voz sonaba cansada y se notaba su preocupación por todo lo que se les venía encima.

            — Lo siento. Sólo espero que todo se solucione sin problemas y que no haya escándalos de por medio. Si necesitáis algo, avisadme y por favor, mantenme informada de cómo evoluciona y de cuándo lo mandan a casa ¿de acuerdo? — Ahora su voz era suave e intentando transmitir ánimos.

            — Muchas gracias, de verdad, pero ahora será mejor que te vayas a descansar. En pocas horas te tocará madrugar y necesitas energías. No te preocupes por él, me quedaré esta noche aquí y en cuanto tenga noticias, te avisaré ¿de acuerdo?

            — De acuerdo. Procurad también descansar algo, ya que vosotros tenéis mucho trabajo por delante. Buenas noches. — Al otro lado se escuchó la despedida y colgó. Algo más aliviada, se fue a la cama pero pasó una noche intranquila. Al levantarse, estaba aún más cansada, por lo que decidió darse una ducha para ver si se relajaba algo.  En cuanto estuvo lista emprendió camino a la universidad, esperando ansiosa que hubiese noticias de Mir. A mediodía, mientras estaba en el despacho en horas de tutoría, sonó el teléfono por fin y vio que era Joon.

            — Buenos días Joon ¿qué noticias hay? ¿Chul Yong ya se despertó? — Estaba ansiosa y desde luego no estaba por la labor de ocultarlo.

            — Buenos días. Pues sí, nuestro bello durmiente ya despertó. Bueno, lo de bello dejémoslo para otra ocasión, porque en estos momentos su cara está horrible. Le preguntamos si recordaba algo y nos dijo que no. En cuanto a las pruebas médicas salieron todas bien y el médico dice que a veces se dan en estos casos, amnesias de esos momentos pero que con el tiempo puede recuperar la memoria. — Se le notaba aliviado y feliz por las buenas noticias. Toda la tensión de la noche anterior había desaparecido.

            — Me alegro muchísimo, de verdad ¿cuándo le dan el alta?

            — El médico dice que si sigue todo así mañana podrá irse a casa.

            — Entonces eso son geniales noticias. ¿Y tú pudiste descansar algo?

            — Sí, algo pude dormir, ahora vendrá Seungho a relevarme y me iré a casa a dormir en condiciones ¿y tú pudiste dormir bien? — Su voz era amable y se le notaba preocupado

            — Pasé una mala noche, pero bueno, con semejante susto, cualquiera hubiese dormido mal. Saluda a Chul Yong de mi parte y dile que espero verlo pronto otra vez ¿de acuerdo? — Se moría de ganas por hablar con él, pero supuso que Joon quería que descansase lo máximo posible.

            — De acuerdo y tú ten un buen día, que ya puedes respirar tranquila, así que no te agobies ¿vale? — Le contestó afirmativamente y se despidieron, prometiéndole que la tendría al tanto.

            Ese día comió sola, ya que Jo Wook había quedado para comer con su novia recién llegada. Mientras comía y en los espacios entre cada clase no paró de preguntarse quién podría haberle hecho aquello a Mir, sin encontrar respuestas a sus preguntas.


           

            Mientras, en otro hospital de Seúl, Leeteuk estaba acompañando a Heechul mientras esperaban a que les trajesen los papeles del alta, ya que cómo no, él se haría cargo de todo.

            La noche anterior sufrió la misma conmoción que el resto al verlo aparecer en aquel estado, pero se había ido fijando en detalles entre él y Hong Ki que le indicaban que en la historia que les había contado el último, no cuadraba con lo que había pasado en realidad. Además, sabía de sobra que aquellos dos eran uña y carne y que si uno de ellos faltaba del lugar en el que estaban, el otro enseguida se daría cuenta e iría en su búsqueda.

            Al llegar a casa, Leeteuk acompañó a Heechul al dormitorio y en cuanto se recostó en la cama empezó el interrogatorio.

            — Será mejor para todos que me digas ahora mismo la verdad de lo que pasó anoche. — Levantó la mano para callarlo, cuando éste ya se disponía a protestar— puedes engañar al resto pero a mí no ¿acaso te crees que no me di cuenta de la comunicación muda que hubo entre vosotros? Decidí dejarlo pasar para no armar más jaleo, pero quiero que me digas de inmediato, qué fue lo que pasó en realidad. Porque escúchame bien, si por casualidad alguien vio tu pelea anoche y la grabó, puede armarse un escándalo de dimensiones ciclópeas y tenemos que estar preparados. No quiero que el grupo se vea nuevamente envuelto en un escándalo. Ya no eres un adolescente ¿te crees que la sociedad coreana lo dejará pasar así como así? ¿Porque somos Super Junior? Pues despierta, ahora somos los sunbaes y ejemplo para los demás y por mucho que lo odiemos, tenemos que apoquinar con lo que nos toca. — Se quedó en silencio, apoyado contra la puerta y los brazos cruzados y mirándolo de manera fija mientras esperaba su contestación.

            — Demonios, eres igual que una madre— su voz y gesto hastiado no logró que Leeteuk moviese un solo músculo. Se prolongó el silencio durante un momento, hasta que finalmente suspiró derrotado, le miró fijamente y le contó toda la historia. Poco a poco, fue abandonando su postura relajada y poniéndose tenso como la cuerda de un violín. Cuando acabó, se acercó a él, lo agarró por la pechera del jersey y lo acercó hasta él, sin hacer caso de sus gestos de dolor.

            — ¡DESDE LUEGO ERES IMBÉCIL PERDIDO! ¿CÓMO SE TE PUDO OCURRIR HACER ESO? ¿POR QUÉ TE PONES ASÍ AL VERLA CON OTRO?— Cerró los ojos y respiró hondo para calmarse— Admite de una vez que sientes algo fuerte por ella, que es especial. Desde que la conociste estás raro y te portas como jamás lo habías hecho, lo que no es precisamente un halago. ¿Tanto te enfurece verla con Mir? ¿Es que acaso sabes la relación que hay entre ellos? — Su mirada enfurecida, así como su tono, lo estaban amedrentando. Lo soltó con un empujón sobre la cama, donde él se agarró las costillas con un gesto de dolor.

            — ¿Me bastó ver que la besó para saber que están liados? — Su mirada y tono resentido le decían que lo dejase en paz.

            — ¿Ah sí? ¿Y cómo la besó? — No se dio cuenta de su voz fría y controlada porque estaba enfurecido por tanto  interrogatorio en los últimos tiempos.

            — En la mejilla ¿quieres más pruebas?

            — ¿En la mejilla? ERES REALMENTE ESTÚPIDO. — Volvió a respirar hondo. Aquel tema era demasiado importante. — Por si no te diste cuenta, es una mujer occidental y entre ellos, saludarse o despedirse con un beso en la mejilla es lo más normal del mundo ¿es que no te paraste a pensarlo? — Lo acababa de pillar en un renuncio y se sintió satisfecho, pero debía de saber que Heechul nunca daba su brazo a torcer de manera tan fácil.

            — Puede que sólo fuese para despistar por si alguien los veía ¿y qué me dices de la foto de su móvil? Ahí sí que aparecían muy acaramelados— Su despecho era más que evidente pero Leeteuk sólo sonrió de forma sardónica, ya que por fin iba a jugar la carta ganadora.

            — Ah, sí, la famosa foto del móvil— Ese tono suave le hizo entrecerrar los ojos, sospechando que su hyung sabía algo más sobre ella. —Dime, el día que la fuimos a ver ¿te pudiste fijar en los detalles de la foto? — Su tono paternalista le erizó la piel, porque sabía que no se avecinaba nada bueno.

            — ¿Qué quieres decir? Claro que me fijé, estaban los dos juntos y él la abrazaba por los hombros ¿necesitas más pruebas? ¿Estás ciego?

            — No, el único ciego aquí eres tú por lo que veo. Después de que lanzases el móvil, lo cogí yo y observé la foto. Si te hubieses fijado bien, habrías visto que ella tenía los ojos hinchados y enrojecidos de llorar mucho ¿no te diste cuenta de eso? ¿Ni de la ropa que llevaba? — Estaba disfrutando mucho, porque veía cómo iba reaccionando ante esas revelaciones.

            — ¿Llorar? — Se lo quedó mirando fijo esperando más explicaciones.

            — Por lo que me contó Jo Wook, el día que os conocisteis, ella salió llorando del despacho ¿no recuerdas ese día? ¿Ni la ropa que ella llevaba? Lo más probable es que Mir por alguna casualidad, estuviese en el mismo sitio, la viese hecha polvo por tu culpa y la tratase de animar, haciéndose de paso amigos. Dime ¿es que no recuerdas nada de aquel día? — Acababa de ver cómo Heechul se quedó lívido ante aquello. Vio cómo de repente se puso a recordar y le describió la ropa y cómo iba peinada— Pues eso, maldito imbécil, es la ropa y el peinado que lleva en la foto que tiene con él en su móvil. Además, piensa otra cosa, que ella al ser extranjera le esté enseñando su idioma, así que tienen un motivo para encontrarse en su casa.

            Heechul se levantó y con los ojos abiertos se puso a caminar arriba y abajo por la habitación. No podía ser, no, su hyung tenía que estar equivocado, las cosas no podían ser así como decía, pero su conciencia le estaba diciendo que era así como habían sido. De repente se paró, se mesó los cabellos y gritó, cayendo de rodillas.

            — Creo que vas a tener que presentar unas cuantas disculpas y muy sinceras, sobre todo a dos personas. Ah y otro aviso, deja de ser un maldito cobarde, te gusta de verdad, así que vete a por ella, porque con todo lo que haces, sólo consigues empujarla a los brazos de Mir y puedes estar perdiendo la gran oportunidad de tu vida para ser feliz. — Y con una mirada de advertencia lo dejó en la habitación. Al llegar al salón, se tiró en el sofá y suspiró cansado. Se preguntaba hasta cuándo tendría que estar arreglando los problemas de los demás para poder centrarse en encontrar su propia felicidad.


           

            Pasaron un par de días, en los que Mir llamaba dos veces al día para decirle cómo iba y para animarla, diciéndole que en cuanto pudiese, volverían a sus clases, pero ella siempre le decía que lo primero era que se recuperase y luego atendiese el trabajo del nuevo disco, que era lo que más prisa corría. También le decía cuántas ganas tenía de verla, pero que por desgracia no lo dejaban salir de casa hasta que desapareciesen los hematomas y las heridas. Rain se había enterado de toda la movida y había armado un buen escándalo, sobre todo porque se vio frustrado al ver que Mir no recordaba nada. Inma lo animó y le dijo que pasase de lo que le dijese, lo que le hacía reír.

            Mientras, Heechul buscaba la manera de disculparse en condiciones, pero no la encontraba y tampoco tenía permitido salir de casa hasta recuperarse.

            Además, para añadir más leña al fuego, la noticia de que los trabajos de ambos grupos se retrasaban, hizo que empezasen a correr ríos de tinta y que el amarillismo tanto de la prensa escrita como de los programas de televisión, empezasen a hacer elucubraciones sin base ninguna, dando como ciertas, mentiras sobre ellos. Tanto la SM como JTune, emitieron comunicados en los que se decía que sus componentes estaban enfermos, que no se sabía de momento la causa y que el tiempo de reposo era indefinido, solicitando de paso, respeto para ambos artistas y que si se seguían difundiendo noticias falsas, tomarían medidas legales contra quien fuese, haciendo que las aguas volviesen rápido a su cauce.

            Inma respiró tranquila al ver que nada sobre la paliza salía a la luz, no sólo por Mir, sino también por ella, porque las cosas se podían poner muy difíciles. Lo que no se esperaba, es que una semana después del incidente, recibiese la visita de alguien al que no esperaba volver a ver.

            — Adelante— Estaba en su despacho corrigiendo exámenes y no levantó la cabeza cuando alguien entró en su despacho. Pensó que sería un estudiante, pero cuando escuchó la voz, se puso lívida y levantó la cabeza rápidamente.

            — Buenos días. Espero no estar interrumpiendo nada importante— Se había quitado el gorro, la bufanda y las gafas y la miraba con esa sonrisa encantadora que derretía a cualquiera.

            — No…no, sólo estaba corrigiendo exámenes. Pasa y siéntate por favor, — Se levantó para hacerle entrar y señalar la silla para que se sentase. Él se lo agradeció con un gesto de la cabeza y se sentó. Ella recogió los exámenes y se sentó también, presa de los nervios— ¿Qué te trae por aquí? ¿Quieres tomar algo?

            — No, no hace falta, muchas gracias. Supongo que ahora mismo te estarás preguntando por qué estoy aquí. — Esta vez su sonrisa, su mirada y su tono eran para tranquilizarla.

            — Sí, la verdad es que no me lo esperaba. Eres una de las últimas personas a las que esperaba ver aparecer. — Ella estaba tratando de darle una tono divertido a la situación pero estaba visto que él quería hablar de algo serio— Dime ¿qué pasa?

            — Verás, hay una pregunta que me gustaría hacerte, porque tengo mis sospechas pero quiero confirmar si es cierto. — La miró de manera fijo, guardando silencio un momento, evaluándola— ¿podrías decirme qué pasó el día que Heechul y tú os conocisteis? No es por simple cotilleo. Como te dije, me gustaría confirmar algo.

            — ¿Qué es lo que quieres confirmar? — Se había puesto a la defensiva, estaba seria y percibió que hablar de aquello, no le iba a ser fácil a Leeteuk.

            — Es sobre tu foto con Mir, la que tienes en el móvil y que aparece como identificador cuando él te llama.

            — ¿Por qué? ¿Es que vas a ir corriendo a Heechul a contarle lo que averigües? — Se estaba enfadando ¿quién se creía que era para pedirle explicaciones sobre lo que hacía o dejaba de hacer con su vida?

            — Tranquila, no es eso. Además, ya le conté cómo creo que fueron las cosas en realidad— Su sonrisa ufana la dejó descolocada

            — ¿Cómo dices?

            — Cuéntame cómo fue y luego te lo explico— su tono y sonrisa suave no la convenció, pero sentía curiosidad por lo que le había contado a Heechul. Respiró hondo y le contó todo lo que pasó con Heechul y luego con Mir y diciéndole que era su profesora de español pero que también se habían hecho muy buenos amigos. Él se rió y le contó sus suposiciones, que habían sido confirmadas por Heechul, sobre cómo iba vestida y peinada ese día. Ella no salía de su asombro, pero aún le quedaba algunas cosas más que la dejarían hecha un enredo de sentimientos. — Ahora está tratando de encontrar la manera de disculparse tanto contigo como con Mir y no…—Se vio interrumpido por ella cuando levantó la mano para que parase.

            — ¿Con Mir? ¿Por qué con él? — Las sospechas empezaron a tomar forma en su cabeza pero no se lo podía creer.

            — El que pegó a Mir aquella noche fue Heechul. — Ahora su tono era cansado y ella no pudo evitar ponerse en pie de un salto y mirarlo azorada. Él se levantó y fue hacia ella y apoyando las manos en sus hombros la sentó. Vio cómo ella pensaba rápidamente tratando de encontrar la respuesta a aquello. Él cogió su silla y la acercó a ella. Le cogió las manos y atrayendo su atención prosiguió con la explicación. — Esa noche, vio cómo os despidáis. Había salido con Hong Ki por ahí para despejarse del trabajo y de vuelta, pasó por donde vives y al ver esa escena, enloqueció de celos y se fue a por él. Hong Ki trató de separarlos pero no pudo. Así que esperó a que se agotasen para poder meterse por medio y hacer que acabase. Se lo quiso llevar con ellos, pero él no quiso. Dijo que llamaría a su representante y que lo cogería allí pero según supe por Hong Ki, se desmayó y lo subiste a tu casa donde lo atendiste hasta que Joon y un médico llegaron.

            — ¿Có…cómo sabes eso? — Su voz frágil y su estupefacción le advirtieron que estaba al límite y que debía de tener cuidado.

            — Hong Ki llamó a Mir para saber cómo estaba, pero fue Joon quien contestó, enterándose de toda la verdad. Poco faltó para que fuese a por Heechul para darle una paliza pero Mir consiguió tranquilizarlo. Estuvimos hablando y esperamos que Heechul se disculpe pronto por lo que hizo. — Se quedó en silencio esperando su reacción.

            — ¿Heechul loco de celos? Ja, no me hagas reír. Después de la manera en que me trató no me lo puedo creer. Debe de haber otro motivo, pero sea el que sea no le sirve de disculpa para lo que le hizo a Chul Yong. — Estaba enfadada, se soltó de sus manos y se tragó las lágrimas.

            — Créeme, es la verdad. Desde que te conoció está muy diferente, no se centra en nada, cada vez que ve a Mir en la televisión o sale alguna noticia sobre el grupo se enfurece. Siempre estás en su mente. Jamás recuerda cómo va vestida ninguna mujer pero contigo recordó hasta el más mínimo detalle. Cuando le dije lo que pasó ese día y que tú me confirmaste, se quedó deshecho y desde entonces, como no puede salir, anda como alma en pena. Además ¿no recibiste hace un tiempo un paquete sin remitente?

            — Sí, ¿cómo…? ¿No me digas…? — Aquello no podía ser, eso la hizo esbozar una sonrisa torcida.

            — El primer todo de Goong. Fue él quien te lo envió. El otro día descubrí la caja con el resto de la colección debajo de la cama y lo volví a someter al tercer grado, hasta descubrir lo que trataba de hacer. Eso no me gustó nada y le dije que estaba actuando como una ssassaeng, algo que todos odiamos. Le dije que fuese valiente y que te los regalase en persona, pero sigue sin atreverse, porque antes tiene que disculparse y no sabe cómo, ni si lo perdonarás. Puedes decir que el miedo hizo presa en él. — Se quedó en silencio y vio cómo ella lo miraba de manera fija, tratando de discernir si era verdad o mentira, pero todo era demasiado descabellado para ser una mentira. Se levantó y él con ella. Se hizo a un lado y dejó que se pasease de un lado a otro aceptando todas aquellas revelaciones.

            — Necesito estar sola, por favor ¿puedes marcharte? — Estaba al borde de su resistencia y le señaló la puerta.

            — Sí, claro. No voy a pedir perdón por haberte dicho todo. Considero, que como parte implicada en todo esto, tienes derecho a saber la verdad. Por cierto, me gustaría saber si estás bien después ¿podrías darme tu número? — Estaba demasiado confusa y su maldita sonrisa la dejaba más tonta aún, así que se lo dio y él, el suyo, se despidió y se fue, dejándola sola y pensando en todo aquello.

            Esa tarde, en cuanto llegó a casa, lo primero que hizo fue llamar a Mir por teléfono. Quería hablar con él después de que haberse enterado de todo, pero mejor en un sitio donde pudiese estar tranquila y nadie la escuchase.

            — Hola noona ¿qué tal tu día? — Estaba contento por poder hablar con ella. Desde que no la veía, se sentía como un tigre enjaulado, pero escuchar su voz conseguía aliviarlo un poco.

            — ¿Por qué no me dijiste que el que te pegó fue Heechul? — Estaba furiosa pero también triste por su falta de confianza— ¿Es que no confías en mí? ¿Tan débil me crees? — Estaba levantando la voz y no quería pero se sentía frustrada porque la dejasen al margen de todo.

            — ¿Cómo te enteraste? — Su voz se había vuelto seria y fría. Estaba furioso porque se hubiese enterado— Confío en ti pero no quería que te apenases más, no quería que sufrieses más preocupaciones de las que tienes. Espera, esto es mejor hablarlo cara a cara. Me cambio y voy para allá.

            — Tonto, no te dejarán salir de casa. Todavía no estás repuesto ¿qué sucederá si te ven? Les costó mucho pararlo todo antes de que fuese a más y se descubriese la verdad, así que más te vale quedarte en casa y que hablemos esto por teléfono. Así que no me distraigas y contéstame. — Sus emociones eran un caos y no era capaz de aclararse.

            — Maldita sea. No podemos hablar esto por teléfono, tenemos que hablarlo en persona, quiero aclararlo cara a cara. — Se había levantado y caminaba por la habitación presa de la impotencia.

            — Quédate en casa hasta que te mejores. Ahora aclárame de una vez qué fue lo que pasó con Heechul. — Su tono duro no daba lugar a más discusiones. Escuchó un suspiró de derrota al otro lado y tras un momento, se lo dijo.

            — Dijo que no iba a permitir que me quedase contigo. — Su voz sonaba cansada y se notaba también rabia. Así que ella enseguida se apresuró a calmarlo.

            — Es idiota perdido. No le pertenezco a nadie y desde luego, no sé cómo dijo eso después del guantazo que le pegué y cómo lo puse a caer de un burro. Es de imbéciles hacer eso. Seguro que iba borracho y que a lo mejor fue por otra chica que ambos conocéis. — No quería creerse aquello, pero Leeteuk se lo había dicho y ahora era Mir el que se lo volvía a decir. Era demasiado irreal.

            — No fue por ninguna otra, fue por ti, eso te lo puedo asegurar. — Su voz se había vuelto dura y estaba furioso.

            — Chul Yong, cálmate, eso no te hace ningún bien en tu recuperación. Mejor cambiemos de tema ¿de acuerdo? ¿Qué te parece si cuando vuelvas para las clases te preparo una rica cena española? —Quería que olvidase todo eso y animarlo. Hacer que las cosas entre ellos volviesen a la normalidad.

            — Noona, sabes cómo conseguirme — se rió y prosiguió— está bien, en cuanto esté para salir te aviso y volvemos a la normalidad pero el postre recuerda que lo pongo yo ¿arassó? — Ahora estaba más animado, porque la perspectiva de volver a verla lo ilusionaba demasiado. Llevaba demasiados días sin ella y eso era algo que ya no soportaba. Siguieron hablando un buen rato. Sus conversaciones eran cada vez más largas. Al final se despidieron y quedaron en volver a hablar al día siguiente.



sábado, 21 de septiembre de 2013

[SUPER JUNIOR + MBLAQ] Manos de pianista: capítulo 5



 Por @Ari2PMAM

No sacar ni publicar en otros lugares sin permiso de la autora y sus respectivos créditos.

Capítulo 5:

Heechul había pasado la mañana en la SM con el resto del grupo ensayando para el nuevo disco que saldría al cabo de un mes. Los ensayos eran cada vez más duros, aunque debido a su pierna no podía hacer lo mismo que los demás, lo que le frustraba muchísimo, aunque con su personalidad, siempre conseguía atraer la atención de todo el mundo, sin hacer lo mismo que los demás.

            También estaban las pruebas de vestuario, peluquería y maquillaje, en las que al final siempre acababa incorporando parte de sus ideas. Solían durar bastante pero las aguantaba bien, porque  era una manera de dar rienda suelta a su personalidad y energía. Cuando acabaron, la tarde los había pillado y decidió que necesitaba dar un paseo para desconectar de todo. Se puso un gorro, gafas de sol, mascarilla y antes de que nadie pudiese echarle el guante, salió a toda prisa de la SM.

            Se puso a caminar sin rumbo, mientras sus pensamientos se centraban en Inma. Al contrario de lo que sucedía con el resto de las mujeres a las que olvidaba de un día para otro, con ella no sucedía y ponía todos sus sentidos en alerta.

            Cuando se dio cuenta, estaba en una calle llena de librerías, así que decidió entrar en una y ver si encontraba algún libro que consiguiese hacer que la olvidase, aunque ya sabía que no pasaría, pero la esperanza era lo último que se perdía.

            Al entrar, echó un vistazo y vio que no estaba demasiado concurrida, lo que le alegró. Se puso a mirar de manera más detenida para buscar alguna sección que le atrajese, cuando se dio cuenta de que ella estaba allí. Inspiró con fuerza y todos sus sentidos se pusieron en alerta. Para no atraer la atención por quedarse como una estatua, se fue hacia el final de la tienda, entre dos estanterías separadas por un pasillo. Cogió un libro para disimular y se puso a espiarla con la mayor de las atenciones, sin perderse ni uno sólo de sus movimientos.

            Miró hacia arriba para ver la sección en la que estaba y vio que era la de manhwas, lo que le hizo sonreír. No supo cuánto tiempo estuvo allí observándola. Tuvo que agarrar el libro con más fuerza para no ir por ella y hacerla suya allí mismo. Vio cómo miraba su reloj y al ver la hora, escuchó lo que creía era una maldición en español, colocaba el manhwa en su sitio y salía corriendo.

            Heechul se quedó fuera de juego durante unos segundos pero reaccionó enseguida, cogió el manhwa, lo pagó y salió corriendo detrás de ella. Miró de un lado para otro, logrando localizarla no muy lejos y aunque caminaba deprisa, pudo seguirla sin muchas dificultades. Al llegar a un edificio, la vio sacar unas llaves del bolso y entrar.

            — Vaya, vaya, así que aquí es donde vives. Ahora sólo me queda averiguar cuál es tu piso y podré jugar con ventaja. Haré que olvides a Mir para que seas sólo mía. — Su sonrisa era la de un depredador. Se quedó esperando a que saliese alguien para entrar y en cuanto pudo, entró a mirar los buzones y encontrar su piso. Apuntó todos los datos y se marchó antes de que nadie lo pillase.



            — ¿Se puede saber a qué se debe esa sonrisa? — En cuanto Leeteuk lo vio aparecer, se dio cuenta de que se traía algo entre manos.

            — ¿Es que me estás vigilando todo el día? — Estaba molesto. Últimamente su hyung estaba todo el día pendiente de él.

            — Te vi salir de la SM deprisa y camuflado por completo. Pensé que sólo ibas a dar una vuelta para desconectar, pero te conozco lo suficiente para saber que esa sonrisa no depara nada bueno. — Lo miraba con el ceño fruncido y el tono reprobatorio desde el respaldo de uno de los sofás, en el que se había sentado al verlo entrar.

            — Vamos hyung, no soy tan terrible como piensas. — Esbozó una sonrisa cínica y se fue a la cocina a por un vaso de agua.

            — Sí que lo puedes ser.  Por si no te diste cuenta, con un par de palabras puedes destruir a alguien. Y en cuanto a mujeres se refiere, tú, mejor que nadie sabes cómo las tratas, si es que claro, eres consciente de ello. — Su tono sarcástico, hizo que pusiese los ojos en blanco, mientras suspiraba desesperado.

            — Hyung, vamos…

            — No sé lo que te traes entre manos, pero creo que es mejor que no me entere para no tener quebraderos de cabeza. Pero una cosa sí te digo, espero que no se te ocurra hacer daño a esa persona que se acaba de convertir en el objetivo de tu plan. Creo que sé de quién se trata pero de momento te daré cancha para que recapacites sobre tu plan. En cuanto tenga la más mínima noticia de que le haces daño, ten bien por seguro que tomaré cartas en el asunto.

            — Vaya, vaya ¿es que acaso en el breve instante que trataste con ella consiguió conquistarte? Vamos, sólo es una fan más, sin nada que la haga especial— Su tono sarcástico hizo que Leeteuk se enfureciese.

            — Escúchame bien pedazo de idiota egocéntrico— Lo agarró por la pechera y lo acercó a él mientras le decía lo que tenía dentro. — No es por ella sólo, que se merece un respeto después de todos sus méritos, conseguidos con su esfuerzo. Es por ti, porque no quiero que te acabes destruyendo por culpa de tu cínica visión de la vida y tu poco esfuerzo para buscar las cosas buenas que ésta te puede ofrecer. Pienso hacer que vuelvas a ser como antes, a como dé lugar, pero de momento te dejaré obrar como quieras, para ver si puedes reaccionar por ti mismo y darte cuenta de a todas las cosas que estás renunciando. Y lo de Mir, te lo vuelvo a recordar, tiene que haber una explicación lógica para esa foto y no lo que dices, porque ni siquiera prestas atención a los detalles más evidentes. — Y soltándolo con un leve empujón se sentó en uno de los sofás y encendió la televisión, dando por concluida la conversación.

            — ¿Detalles evidentes? ¿Cómo cuáles? — Su tono sarcástico hizo que su hyung le lanzase una mirada envenenada de medio lado.

            — No te lo pienso decir

            Heechul bufó molesto, esbozó una cínica sonrisa y miró de medio lado hacia el salón. Pasaba de reunirse con los demás, tenía planes más importantes que llevar a cabo. Se fue a su habitación. Sacó el manhwa de su bolsa y le echó un vistazo. Era el de Goong, lo que le hizo sonreír. Buscó por todos los cajones y armarios hasta dar con un envoltorio adecuado. De camino a casa había parado a comprar un sobre especial para ese tipo de envíos y sellos, por lo que lo metió dentro, puso la dirección y los sellos y lo volvió a guardar en su bolsa. Mañana, de camino a los ensayos, lo echaría al correo y empezaría el juego.  




            Dos días más tarde, al volver a casa, abrió el buzón y se encontró con el paquete. Miró el remitente pero no había, lo que la extrañó bastante pero no se paró demasiado, ya que en unos minutos llegaría Mir y tenía que prepararlo todo. Unos diez minutos después de llegar a casa, sonó el timbre, miró y al ver que era él, le abrió, mientras dejaba el correo en la cocina para mirar después con más calma.

            — ¿Se puede saber dónde te escondiste esta vez? ¿Es que acaso te volví a pillar en la ducha? — Su voz alta, en la que se notaba la diversión que eso le causaba, le hizo poner los ojos en blanco.

            — No, pedazo de alcornoque — Dijo asomando la cabeza desde la cocina — estoy arreglando unas cosas aquí, así que vete al salón y prepara el material. Ah, y otra cosa, más te vale no empezar con chistes verdes o me pondré en plan general contigo. — volviendo a desaparecer en la cocina.

            — A sus órdenes mi general — El tono burlón de Mir, la hizo sonreír. Desde luego, cuando estaba con él, nunca se aburría.

            La clase transcurría bien, pero Mir se dio cuenta, de que cada cierto tiempo, ella miraba hacia la cocina con intriga, lo que hizo que al final se cansase y soltase una de sus perlas.

            — ¿Es que acaso tienes a tu novio encerrado en la cocina para que no me entere?

            Inma se lo quedó mirando sorprendida y vio que no podía interpretar su expresión ni su tono. Tardó un momento en recuperarse de aquella pregunta y durante ese tiempo, lo miró a los ojos sin pestañear, mirada que él le devolvió pero sin desvelar nada.

            — No, no es eso y lo sabes, así que déjate de bromas de mal gusto. — Sí, estaba a la defensiva pero era la primera vez que lo veía así y no sabía cómo tratarlo. — Es sólo que esta mañana recibí un paquete sin remitente. — Su tono fue bajando hasta quedarse mirando otra vez a la cocina y en silencio.

            — ¿Estás segura que no se borró? — Aquello lo había puesto en alerta pero quiso tranquilizarla y hacer como sino fuese gran cosa.

            — No, no hay ni rastro de bolígrafo o rotulador, está inmaculado— y mientras decía esto volvió a mirarlo con un gesto de confusión.

            — ¿Y qué traía? — Esa pregunta tan evidente la hizo sonrojarse y desviar la mirada.

            — Pues verás, es que como apenas llegué un poco antes que tú, no lo abrí, así que no lo sé. — Esa respuesta le hizo poner los ojos en blanco y rezongar. Se levantó y fue hacia la cocina en una pequeña carrera, de donde trajo el paquete y se lo entregó. Al abrirlo, miró dentro y no se lo podía creer, pero al sacarlo, se vio confirmado. Era el primer todo del manhwa de Goong que había estado leyendo hacía dos días en la tienda. Su palidez puso en alerta a Mir.

            — ¿Qué sucede? ¿Inma? — La cogió por los hombros y la giró hacia él, levantándole la cabeza por la barbilla para que dejase de mirar el manhwa.

            — Este… este… manhwa, es el que estuve leyendo hace dos días en una librería. — Estaba inquieta y Mir decidió hacerse cargo de la situación. Se lo quitó y lo guardó en su mochila. — ¿Qué haces?

            — Voy a averiguar quién lo compró y te lo envió— Su tono decidido y sin lugar a réplicas la hizo fruncir el ceño y plantarse.

            — De eso nada. Ya me encargaré yo de eso, porque si eres tú el que empieza, se irán de la lengua enseguida y todo se irá al garete. Así que devuélvemelo inmediatamente.

            — ¿Es que acaso te avergüenzas de mí? — Aquella obsesión suya con la prensa y ser descubiertos, lo estaba llevando a su límite. Estaba enfadado — ¿Cuántas veces tendré que repetirte que con decir la verdad será suficiente? ¿No confías en lo que te digo? — Se levantó y se fue hacia la ventana del salón, molesto. Inma puso los ojos en blanco, contó hasta diez y se levantó para hablar con él de manera calmada.

            — No pienso hablarle a tu espalda, así que más vale que te des la vuelta para que escuches lo que tengo que decir. — Conocía aquel tono y se dio la vuelta. No quería enfados entre ellos, pero es que aquel tema estaba yendo muy lejos. Estaba con los brazos cruzados y la miraba con el ceño fruncido. — Sabes de sobra que no me avergüenzo de ti y que no desconfío de lo que me dices. Lo que quiero, es que al menos, puedas gozar de algo de normalidad en tu vida mientras haces algo que te guste sin que te estén preguntando en todos sitios y lleguen a ponerte en situaciones comprometedoras. Sé que si hay algo que ambicionáis es gozar de privacidad y llevar una vida lo más normal posible dentro de la fama. Queréis anonimato también y eso es lo que trato de darte. No niego que también en eso hay algo de autoprotección y deberías entenderlo, porque es lo que queréis todos los artistas. Además, soy una mujer adulta e independiente. Está bien que quieras protegerme y te lo agradezco de todo corazón, pero hay cosas que puedo hacer yo sola y ésta, es una de ellas. Si no obtengo respuestas mañana en la tienda, iré a la policía a denunciarlo ¿te quedas así más tranquilo? — Su sonrisa y tono maternal, le hizo suspirar derrotado.

            — Maldición, no te comportas como se supone que deberías hacerlo — Su tono era frustrado y avanzó hacia ella, envolviéndola en una abrazo en el que se notaba toda su frustración, preocupación e instinto de protección. Eso la dejó un momento fuera de juego, pero le devolvió el abrazo con ganas y no pudo evitar sonreír y responderle con tono burlón.

            — ¿Y cómo se supone que debería hacerlo? ¿Convirtiéndome en un ser indefenso que sólo sabe llorar y que no puede afrontar la más mínima situación adversa sin tener que recurrir a un hombre que la proteja? — Despierta Chul Yong, estamos en el siglo veintiuno y además, soy española, que si por algo somos famosas, es por nuestro fuerte carácter y nuestra marcada personalidad. No somos muñecas de porcelana.

            Él suspiró exasperado ante esa respuesta, así que la besó en la frente y la liberó del abrazo pero sujetándola por los hombros y poniendo sus caras a la misma altura.

            — ¿Y no sabéis que el ego masculino es frágil? Pues te informo que pasa en todos los países y en todas las culturas, noona — La estaba provocando, mientras utilizaba ese tono burlón para hablar de los hombres. — Es natural en nosotros querer proteger y hacernos cargo de todas las situaciones. Es algo que sale por instinto, así que ten un poquito de consideración por nosotros ¿vale?

            — Está bien, lo tendré en cuenta, pero una cosa sí te voy a pedir, no te metas en este tema a menos que te pida ayuda. Sea lo que sea te mantendré al tanto de todo ¿está bien? — Su tono exigente, le hizo volver a suspirar y hundir la cabeza.

            — Está bien, me mantendré al margen— Se quedó en silencio durante unos segundos, lo que la hizo sonreír.

            — Está bien, pues volvamos a la clase— pero no pudo darse la vuelta porque la seguía manteniendo sujeta por los hombros.

            — Pero en el momento en que vea que el asunto se pone serio, intervendré y… — levantó la mano para acallar la protesta que se empezaba a formar— no dejaré que estés sola. Eres mi profesora, eres además mi noona por mucho que te pese. Estás en un país extranjero, donde no sabes cómo funciona todo pero yo sí, así que no hay más que discutir.

            — Maldita sea Chul Yong ¿cuántas veces te lo tendré que repetir? No soy una muñeca de porcelana. — Estaba cabreada por ese comportamiento despótico.

            — Lo sé, pero mi padre me enseñó a respetar a las mujeres y a protegerlas, sobre todo a aquellas que son importantes para mí y no pienso tolerar que mi padre me sermonee por no ayudarte sabiendo lo que pasaba.

            — ¡Eres un cabezota! Tu padre no tiene que enterarse de lo que pasa…

            — Ya saben quién eres. Todas las noches cuando estoy a solas les llamo para contarles cómo me va y ahora claro, tú también estás en esas conversaciones— Su tono y su mirada daban a entender mucho más de lo que parecía y a ella no se le escapó.

            — ¿Y siempre les cuentas todo? — Estaba molesta y quería provocarlo pero él no cayó en el juego y sólo esbozó una sonrisa sarcástica.

            — Sólo les hablo de los temas que son importantes para mí — Otra vez ese tono suave y esa mirada mezcla de dulzura y deseo.

            — Me alegro de ser alguien importante, pero ahora será mejor volver a la clase. — Y soltándose, se dirigieron otra vez a la mesa, continuando donde lo habían dejado. Finalmente llegaron al final y él suspiró aliviado. Le gustaba el español pero tantos tiempos verbales lo volvían loco.

            — Bueno, me marcho ya. Asegúrate de cerrar bien la puerta en cuanto salga ¿de acuerdo? — Estaba serio y preocupado. No quería dejarla sola, no tras recibir ese paquete.

            — Lo haré, tranquilo— le sonrió y lo acompañó hasta la puerta— Ten cuidado tú también ¿vale?

            — Lo haré noona— Inma puso los ojos en blanco y suspiró exasperada

            — ¿No te dije que me llamases Inma?

            — Vale, sólo te diré noona al llegar y al irme— Su tono de fingida inocencia sólo sirvió para que ella hundiese la cabeza y él riese.

            — Haz lo que quieras, total, no me harás caso. — Se encogió de hombros y abrió la puerta.

            — Nos vemos el próximo día que tenga libre. Recuerda lo que te dije y mantenme informado. Ahora entra y atranca la puerta. Me iré en cuanto lo hagas.

            — Vale, vale, ya voy. — Cerró y atrancó como le pidió y oyó desde fuera cómo se despedía.

            Volvió al salón y miró de nuevo el manhwa. Alguien la había estado espiando el otro día, de eso no le cabía duda y decidió que mañana mismo iría allí y pediría toda la información posible. Esperaba obtener algún rastro que la llevase al responsable de aquello y denunciarlo.

            Al día siguiente, antes de ir a la universidad, se pasó por la tienda pero no le pudieron dar ningún dato útil, sólo que iba tapado por completo, que pagó en efectivo y que se fue deprisa. Al salir le envió un mensaje a Mir, que le contestó al poco tiempo dándole ánimos diciéndole que se olvidase por el momento y que se centrase en las clases.