sábado, 21 de septiembre de 2013

[SUPER JUNIOR + MBLAQ] Manos de pianista: capítulo 5



 Por @Ari2PMAM

No sacar ni publicar en otros lugares sin permiso de la autora y sus respectivos créditos.

Capítulo 5:

Heechul había pasado la mañana en la SM con el resto del grupo ensayando para el nuevo disco que saldría al cabo de un mes. Los ensayos eran cada vez más duros, aunque debido a su pierna no podía hacer lo mismo que los demás, lo que le frustraba muchísimo, aunque con su personalidad, siempre conseguía atraer la atención de todo el mundo, sin hacer lo mismo que los demás.

            También estaban las pruebas de vestuario, peluquería y maquillaje, en las que al final siempre acababa incorporando parte de sus ideas. Solían durar bastante pero las aguantaba bien, porque  era una manera de dar rienda suelta a su personalidad y energía. Cuando acabaron, la tarde los había pillado y decidió que necesitaba dar un paseo para desconectar de todo. Se puso un gorro, gafas de sol, mascarilla y antes de que nadie pudiese echarle el guante, salió a toda prisa de la SM.

            Se puso a caminar sin rumbo, mientras sus pensamientos se centraban en Inma. Al contrario de lo que sucedía con el resto de las mujeres a las que olvidaba de un día para otro, con ella no sucedía y ponía todos sus sentidos en alerta.

            Cuando se dio cuenta, estaba en una calle llena de librerías, así que decidió entrar en una y ver si encontraba algún libro que consiguiese hacer que la olvidase, aunque ya sabía que no pasaría, pero la esperanza era lo último que se perdía.

            Al entrar, echó un vistazo y vio que no estaba demasiado concurrida, lo que le alegró. Se puso a mirar de manera más detenida para buscar alguna sección que le atrajese, cuando se dio cuenta de que ella estaba allí. Inspiró con fuerza y todos sus sentidos se pusieron en alerta. Para no atraer la atención por quedarse como una estatua, se fue hacia el final de la tienda, entre dos estanterías separadas por un pasillo. Cogió un libro para disimular y se puso a espiarla con la mayor de las atenciones, sin perderse ni uno sólo de sus movimientos.

            Miró hacia arriba para ver la sección en la que estaba y vio que era la de manhwas, lo que le hizo sonreír. No supo cuánto tiempo estuvo allí observándola. Tuvo que agarrar el libro con más fuerza para no ir por ella y hacerla suya allí mismo. Vio cómo miraba su reloj y al ver la hora, escuchó lo que creía era una maldición en español, colocaba el manhwa en su sitio y salía corriendo.

            Heechul se quedó fuera de juego durante unos segundos pero reaccionó enseguida, cogió el manhwa, lo pagó y salió corriendo detrás de ella. Miró de un lado para otro, logrando localizarla no muy lejos y aunque caminaba deprisa, pudo seguirla sin muchas dificultades. Al llegar a un edificio, la vio sacar unas llaves del bolso y entrar.

            — Vaya, vaya, así que aquí es donde vives. Ahora sólo me queda averiguar cuál es tu piso y podré jugar con ventaja. Haré que olvides a Mir para que seas sólo mía. — Su sonrisa era la de un depredador. Se quedó esperando a que saliese alguien para entrar y en cuanto pudo, entró a mirar los buzones y encontrar su piso. Apuntó todos los datos y se marchó antes de que nadie lo pillase.



            — ¿Se puede saber a qué se debe esa sonrisa? — En cuanto Leeteuk lo vio aparecer, se dio cuenta de que se traía algo entre manos.

            — ¿Es que me estás vigilando todo el día? — Estaba molesto. Últimamente su hyung estaba todo el día pendiente de él.

            — Te vi salir de la SM deprisa y camuflado por completo. Pensé que sólo ibas a dar una vuelta para desconectar, pero te conozco lo suficiente para saber que esa sonrisa no depara nada bueno. — Lo miraba con el ceño fruncido y el tono reprobatorio desde el respaldo de uno de los sofás, en el que se había sentado al verlo entrar.

            — Vamos hyung, no soy tan terrible como piensas. — Esbozó una sonrisa cínica y se fue a la cocina a por un vaso de agua.

            — Sí que lo puedes ser.  Por si no te diste cuenta, con un par de palabras puedes destruir a alguien. Y en cuanto a mujeres se refiere, tú, mejor que nadie sabes cómo las tratas, si es que claro, eres consciente de ello. — Su tono sarcástico, hizo que pusiese los ojos en blanco, mientras suspiraba desesperado.

            — Hyung, vamos…

            — No sé lo que te traes entre manos, pero creo que es mejor que no me entere para no tener quebraderos de cabeza. Pero una cosa sí te digo, espero que no se te ocurra hacer daño a esa persona que se acaba de convertir en el objetivo de tu plan. Creo que sé de quién se trata pero de momento te daré cancha para que recapacites sobre tu plan. En cuanto tenga la más mínima noticia de que le haces daño, ten bien por seguro que tomaré cartas en el asunto.

            — Vaya, vaya ¿es que acaso en el breve instante que trataste con ella consiguió conquistarte? Vamos, sólo es una fan más, sin nada que la haga especial— Su tono sarcástico hizo que Leeteuk se enfureciese.

            — Escúchame bien pedazo de idiota egocéntrico— Lo agarró por la pechera y lo acercó a él mientras le decía lo que tenía dentro. — No es por ella sólo, que se merece un respeto después de todos sus méritos, conseguidos con su esfuerzo. Es por ti, porque no quiero que te acabes destruyendo por culpa de tu cínica visión de la vida y tu poco esfuerzo para buscar las cosas buenas que ésta te puede ofrecer. Pienso hacer que vuelvas a ser como antes, a como dé lugar, pero de momento te dejaré obrar como quieras, para ver si puedes reaccionar por ti mismo y darte cuenta de a todas las cosas que estás renunciando. Y lo de Mir, te lo vuelvo a recordar, tiene que haber una explicación lógica para esa foto y no lo que dices, porque ni siquiera prestas atención a los detalles más evidentes. — Y soltándolo con un leve empujón se sentó en uno de los sofás y encendió la televisión, dando por concluida la conversación.

            — ¿Detalles evidentes? ¿Cómo cuáles? — Su tono sarcástico hizo que su hyung le lanzase una mirada envenenada de medio lado.

            — No te lo pienso decir

            Heechul bufó molesto, esbozó una cínica sonrisa y miró de medio lado hacia el salón. Pasaba de reunirse con los demás, tenía planes más importantes que llevar a cabo. Se fue a su habitación. Sacó el manhwa de su bolsa y le echó un vistazo. Era el de Goong, lo que le hizo sonreír. Buscó por todos los cajones y armarios hasta dar con un envoltorio adecuado. De camino a casa había parado a comprar un sobre especial para ese tipo de envíos y sellos, por lo que lo metió dentro, puso la dirección y los sellos y lo volvió a guardar en su bolsa. Mañana, de camino a los ensayos, lo echaría al correo y empezaría el juego.  




            Dos días más tarde, al volver a casa, abrió el buzón y se encontró con el paquete. Miró el remitente pero no había, lo que la extrañó bastante pero no se paró demasiado, ya que en unos minutos llegaría Mir y tenía que prepararlo todo. Unos diez minutos después de llegar a casa, sonó el timbre, miró y al ver que era él, le abrió, mientras dejaba el correo en la cocina para mirar después con más calma.

            — ¿Se puede saber dónde te escondiste esta vez? ¿Es que acaso te volví a pillar en la ducha? — Su voz alta, en la que se notaba la diversión que eso le causaba, le hizo poner los ojos en blanco.

            — No, pedazo de alcornoque — Dijo asomando la cabeza desde la cocina — estoy arreglando unas cosas aquí, así que vete al salón y prepara el material. Ah, y otra cosa, más te vale no empezar con chistes verdes o me pondré en plan general contigo. — volviendo a desaparecer en la cocina.

            — A sus órdenes mi general — El tono burlón de Mir, la hizo sonreír. Desde luego, cuando estaba con él, nunca se aburría.

            La clase transcurría bien, pero Mir se dio cuenta, de que cada cierto tiempo, ella miraba hacia la cocina con intriga, lo que hizo que al final se cansase y soltase una de sus perlas.

            — ¿Es que acaso tienes a tu novio encerrado en la cocina para que no me entere?

            Inma se lo quedó mirando sorprendida y vio que no podía interpretar su expresión ni su tono. Tardó un momento en recuperarse de aquella pregunta y durante ese tiempo, lo miró a los ojos sin pestañear, mirada que él le devolvió pero sin desvelar nada.

            — No, no es eso y lo sabes, así que déjate de bromas de mal gusto. — Sí, estaba a la defensiva pero era la primera vez que lo veía así y no sabía cómo tratarlo. — Es sólo que esta mañana recibí un paquete sin remitente. — Su tono fue bajando hasta quedarse mirando otra vez a la cocina y en silencio.

            — ¿Estás segura que no se borró? — Aquello lo había puesto en alerta pero quiso tranquilizarla y hacer como sino fuese gran cosa.

            — No, no hay ni rastro de bolígrafo o rotulador, está inmaculado— y mientras decía esto volvió a mirarlo con un gesto de confusión.

            — ¿Y qué traía? — Esa pregunta tan evidente la hizo sonrojarse y desviar la mirada.

            — Pues verás, es que como apenas llegué un poco antes que tú, no lo abrí, así que no lo sé. — Esa respuesta le hizo poner los ojos en blanco y rezongar. Se levantó y fue hacia la cocina en una pequeña carrera, de donde trajo el paquete y se lo entregó. Al abrirlo, miró dentro y no se lo podía creer, pero al sacarlo, se vio confirmado. Era el primer todo del manhwa de Goong que había estado leyendo hacía dos días en la tienda. Su palidez puso en alerta a Mir.

            — ¿Qué sucede? ¿Inma? — La cogió por los hombros y la giró hacia él, levantándole la cabeza por la barbilla para que dejase de mirar el manhwa.

            — Este… este… manhwa, es el que estuve leyendo hace dos días en una librería. — Estaba inquieta y Mir decidió hacerse cargo de la situación. Se lo quitó y lo guardó en su mochila. — ¿Qué haces?

            — Voy a averiguar quién lo compró y te lo envió— Su tono decidido y sin lugar a réplicas la hizo fruncir el ceño y plantarse.

            — De eso nada. Ya me encargaré yo de eso, porque si eres tú el que empieza, se irán de la lengua enseguida y todo se irá al garete. Así que devuélvemelo inmediatamente.

            — ¿Es que acaso te avergüenzas de mí? — Aquella obsesión suya con la prensa y ser descubiertos, lo estaba llevando a su límite. Estaba enfadado — ¿Cuántas veces tendré que repetirte que con decir la verdad será suficiente? ¿No confías en lo que te digo? — Se levantó y se fue hacia la ventana del salón, molesto. Inma puso los ojos en blanco, contó hasta diez y se levantó para hablar con él de manera calmada.

            — No pienso hablarle a tu espalda, así que más vale que te des la vuelta para que escuches lo que tengo que decir. — Conocía aquel tono y se dio la vuelta. No quería enfados entre ellos, pero es que aquel tema estaba yendo muy lejos. Estaba con los brazos cruzados y la miraba con el ceño fruncido. — Sabes de sobra que no me avergüenzo de ti y que no desconfío de lo que me dices. Lo que quiero, es que al menos, puedas gozar de algo de normalidad en tu vida mientras haces algo que te guste sin que te estén preguntando en todos sitios y lleguen a ponerte en situaciones comprometedoras. Sé que si hay algo que ambicionáis es gozar de privacidad y llevar una vida lo más normal posible dentro de la fama. Queréis anonimato también y eso es lo que trato de darte. No niego que también en eso hay algo de autoprotección y deberías entenderlo, porque es lo que queréis todos los artistas. Además, soy una mujer adulta e independiente. Está bien que quieras protegerme y te lo agradezco de todo corazón, pero hay cosas que puedo hacer yo sola y ésta, es una de ellas. Si no obtengo respuestas mañana en la tienda, iré a la policía a denunciarlo ¿te quedas así más tranquilo? — Su sonrisa y tono maternal, le hizo suspirar derrotado.

            — Maldición, no te comportas como se supone que deberías hacerlo — Su tono era frustrado y avanzó hacia ella, envolviéndola en una abrazo en el que se notaba toda su frustración, preocupación e instinto de protección. Eso la dejó un momento fuera de juego, pero le devolvió el abrazo con ganas y no pudo evitar sonreír y responderle con tono burlón.

            — ¿Y cómo se supone que debería hacerlo? ¿Convirtiéndome en un ser indefenso que sólo sabe llorar y que no puede afrontar la más mínima situación adversa sin tener que recurrir a un hombre que la proteja? — Despierta Chul Yong, estamos en el siglo veintiuno y además, soy española, que si por algo somos famosas, es por nuestro fuerte carácter y nuestra marcada personalidad. No somos muñecas de porcelana.

            Él suspiró exasperado ante esa respuesta, así que la besó en la frente y la liberó del abrazo pero sujetándola por los hombros y poniendo sus caras a la misma altura.

            — ¿Y no sabéis que el ego masculino es frágil? Pues te informo que pasa en todos los países y en todas las culturas, noona — La estaba provocando, mientras utilizaba ese tono burlón para hablar de los hombres. — Es natural en nosotros querer proteger y hacernos cargo de todas las situaciones. Es algo que sale por instinto, así que ten un poquito de consideración por nosotros ¿vale?

            — Está bien, lo tendré en cuenta, pero una cosa sí te voy a pedir, no te metas en este tema a menos que te pida ayuda. Sea lo que sea te mantendré al tanto de todo ¿está bien? — Su tono exigente, le hizo volver a suspirar y hundir la cabeza.

            — Está bien, me mantendré al margen— Se quedó en silencio durante unos segundos, lo que la hizo sonreír.

            — Está bien, pues volvamos a la clase— pero no pudo darse la vuelta porque la seguía manteniendo sujeta por los hombros.

            — Pero en el momento en que vea que el asunto se pone serio, intervendré y… — levantó la mano para acallar la protesta que se empezaba a formar— no dejaré que estés sola. Eres mi profesora, eres además mi noona por mucho que te pese. Estás en un país extranjero, donde no sabes cómo funciona todo pero yo sí, así que no hay más que discutir.

            — Maldita sea Chul Yong ¿cuántas veces te lo tendré que repetir? No soy una muñeca de porcelana. — Estaba cabreada por ese comportamiento despótico.

            — Lo sé, pero mi padre me enseñó a respetar a las mujeres y a protegerlas, sobre todo a aquellas que son importantes para mí y no pienso tolerar que mi padre me sermonee por no ayudarte sabiendo lo que pasaba.

            — ¡Eres un cabezota! Tu padre no tiene que enterarse de lo que pasa…

            — Ya saben quién eres. Todas las noches cuando estoy a solas les llamo para contarles cómo me va y ahora claro, tú también estás en esas conversaciones— Su tono y su mirada daban a entender mucho más de lo que parecía y a ella no se le escapó.

            — ¿Y siempre les cuentas todo? — Estaba molesta y quería provocarlo pero él no cayó en el juego y sólo esbozó una sonrisa sarcástica.

            — Sólo les hablo de los temas que son importantes para mí — Otra vez ese tono suave y esa mirada mezcla de dulzura y deseo.

            — Me alegro de ser alguien importante, pero ahora será mejor volver a la clase. — Y soltándose, se dirigieron otra vez a la mesa, continuando donde lo habían dejado. Finalmente llegaron al final y él suspiró aliviado. Le gustaba el español pero tantos tiempos verbales lo volvían loco.

            — Bueno, me marcho ya. Asegúrate de cerrar bien la puerta en cuanto salga ¿de acuerdo? — Estaba serio y preocupado. No quería dejarla sola, no tras recibir ese paquete.

            — Lo haré, tranquilo— le sonrió y lo acompañó hasta la puerta— Ten cuidado tú también ¿vale?

            — Lo haré noona— Inma puso los ojos en blanco y suspiró exasperada

            — ¿No te dije que me llamases Inma?

            — Vale, sólo te diré noona al llegar y al irme— Su tono de fingida inocencia sólo sirvió para que ella hundiese la cabeza y él riese.

            — Haz lo que quieras, total, no me harás caso. — Se encogió de hombros y abrió la puerta.

            — Nos vemos el próximo día que tenga libre. Recuerda lo que te dije y mantenme informado. Ahora entra y atranca la puerta. Me iré en cuanto lo hagas.

            — Vale, vale, ya voy. — Cerró y atrancó como le pidió y oyó desde fuera cómo se despedía.

            Volvió al salón y miró de nuevo el manhwa. Alguien la había estado espiando el otro día, de eso no le cabía duda y decidió que mañana mismo iría allí y pediría toda la información posible. Esperaba obtener algún rastro que la llevase al responsable de aquello y denunciarlo.

            Al día siguiente, antes de ir a la universidad, se pasó por la tienda pero no le pudieron dar ningún dato útil, sólo que iba tapado por completo, que pagó en efectivo y que se fue deprisa. Al salir le envió un mensaje a Mir, que le contestó al poco tiempo dándole ánimos diciéndole que se olvidase por el momento y que se centrase en las clases.

4 comentarios:

  1. Gracias, esto esta genial, yo no soy fan de ninguno de los dos grupos pero vi su fic y me entro curiosidad por ambos, así que mi próximo fanatismo será culpa suya jajajajaja.
    Ya más en serio esto está genial, el desarrollo, el cinismo, ah, yo realmente creo que alguien puede hartarse así, pero me fascina Mir como lo describen, si en la realidad es lo mitad de genial de lo que ponen yo me haré su fan. Muchas gracias por la historia y perdón por no comentar antes.

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  2. Me encanta Mir.... Quiero ser su profesora de español, inglés de lo que sea :D.
    Muy buen fic, sigue así

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  3. Me encanta Mir.... Quiero ser su profesora de español, inglés de lo que sea :D.
    Muy buen fic, sigue así

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  4. Heechul da miedo y es un...un... ya sabes, no hace falta que lo escriba. Y a pesar de todo, le quiero, jajaja. Da mal rollo con lo de los envíos anónimos eeeh
    Mir es genial, tan bonito, tan buen colega, tan adorable, tan...tan Mir... ¿me lo puedo comer a besos o algo?

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