Por @Ari2PMAM
No sacar ni publicar en otros lugares sin permiso de la autora y sus respectivos créditos.
Capítulo 5:
Heechul había pasado la mañana en la SM con el resto del
grupo ensayando para el nuevo disco que saldría al cabo de un mes. Los ensayos
eran cada vez más duros, aunque debido a su pierna no podía hacer lo mismo que
los demás, lo que le frustraba muchísimo, aunque con su personalidad, siempre
conseguía atraer la atención de todo el mundo, sin hacer lo mismo que los
demás.
También
estaban las pruebas de vestuario, peluquería y maquillaje, en las que al final
siempre acababa incorporando parte de sus ideas. Solían durar bastante pero las
aguantaba bien, porque era una manera de
dar rienda suelta a su personalidad y energía. Cuando acabaron, la tarde los
había pillado y decidió que necesitaba dar un paseo para desconectar de todo.
Se puso un gorro, gafas de sol, mascarilla y antes de que nadie pudiese echarle
el guante, salió a toda prisa de la SM.
Se puso a
caminar sin rumbo, mientras sus pensamientos se centraban en Inma. Al contrario
de lo que sucedía con el resto de las mujeres a las que olvidaba de un día para
otro, con ella no sucedía y ponía todos sus sentidos en alerta.
Cuando se
dio cuenta, estaba en una calle llena de librerías, así que decidió entrar en
una y ver si encontraba algún libro que consiguiese hacer que la olvidase,
aunque ya sabía que no pasaría, pero la esperanza era lo último que se perdía.
Al entrar,
echó un vistazo y vio que no estaba demasiado concurrida, lo que le alegró. Se
puso a mirar de manera más detenida para buscar alguna sección que le atrajese,
cuando se dio cuenta de que ella estaba allí. Inspiró con fuerza y todos sus
sentidos se pusieron en alerta. Para no atraer la atención por quedarse como
una estatua, se fue hacia el final de la tienda, entre dos estanterías
separadas por un pasillo. Cogió un libro para disimular y se puso a espiarla
con la mayor de las atenciones, sin perderse ni uno sólo de sus movimientos.
Miró hacia
arriba para ver la sección en la que estaba y vio que era la de manhwas, lo que
le hizo sonreír. No supo cuánto tiempo estuvo allí observándola. Tuvo que
agarrar el libro con más fuerza para no ir por ella y hacerla suya allí mismo.
Vio cómo miraba su reloj y al ver la hora, escuchó lo que creía era una
maldición en español, colocaba el manhwa en su sitio y salía corriendo.
Heechul se
quedó fuera de juego durante unos segundos pero reaccionó enseguida, cogió el
manhwa, lo pagó y salió corriendo detrás de ella. Miró de un lado para otro,
logrando localizarla no muy lejos y aunque caminaba deprisa, pudo seguirla sin
muchas dificultades. Al llegar a un edificio, la vio sacar unas llaves del
bolso y entrar.
— Vaya,
vaya, así que aquí es donde vives. Ahora sólo me queda averiguar cuál es tu
piso y podré jugar con ventaja. Haré que olvides a Mir para que seas sólo mía.
— Su sonrisa era la de un depredador. Se quedó esperando a que saliese alguien
para entrar y en cuanto pudo, entró a mirar los buzones y encontrar su piso. Apuntó
todos los datos y se marchó antes de que nadie lo pillase.
— ¿Se puede
saber a qué se debe esa sonrisa? — En cuanto Leeteuk lo vio aparecer, se dio
cuenta de que se traía algo entre manos.
— ¿Es que
me estás vigilando todo el día? — Estaba molesto. Últimamente su hyung estaba
todo el día pendiente de él.
— Te vi
salir de la SM deprisa y camuflado por completo. Pensé que sólo ibas a dar una
vuelta para desconectar, pero te conozco lo suficiente para saber que esa
sonrisa no depara nada bueno. — Lo miraba con el ceño fruncido y el tono
reprobatorio desde el respaldo de uno de los sofás, en el que se había sentado
al verlo entrar.
— Vamos
hyung, no soy tan terrible como piensas. — Esbozó una sonrisa cínica y se fue a
la cocina a por un vaso de agua.
— Sí que lo
puedes ser. Por si no te diste cuenta,
con un par de palabras puedes destruir a alguien. Y en cuanto a mujeres se
refiere, tú, mejor que nadie sabes cómo las tratas, si es que claro, eres
consciente de ello. — Su tono sarcástico, hizo que pusiese los ojos en blanco,
mientras suspiraba desesperado.
— Hyung,
vamos…
— No sé lo
que te traes entre manos, pero creo que es mejor que no me entere para no tener
quebraderos de cabeza. Pero una cosa sí te digo, espero que no se te ocurra
hacer daño a esa persona que se acaba de convertir en el objetivo de tu plan.
Creo que sé de quién se trata pero de momento te daré cancha para que
recapacites sobre tu plan. En cuanto tenga la más mínima noticia de que le
haces daño, ten bien por seguro que tomaré cartas en el asunto.
— Vaya,
vaya ¿es que acaso en el breve instante que trataste con ella consiguió
conquistarte? Vamos, sólo es una fan más, sin nada que la haga especial— Su
tono sarcástico hizo que Leeteuk se enfureciese.
— Escúchame
bien pedazo de idiota egocéntrico— Lo agarró por la pechera y lo acercó a él
mientras le decía lo que tenía dentro. — No es por ella sólo, que se merece un
respeto después de todos sus méritos, conseguidos con su esfuerzo. Es por ti,
porque no quiero que te acabes destruyendo por culpa de tu cínica visión de la
vida y tu poco esfuerzo para buscar las cosas buenas que ésta te puede ofrecer.
Pienso hacer que vuelvas a ser como antes, a como dé lugar, pero de momento te
dejaré obrar como quieras, para ver si puedes reaccionar por ti mismo y darte
cuenta de a todas las cosas que estás renunciando. Y lo de Mir, te lo vuelvo a
recordar, tiene que haber una explicación lógica para esa foto y no lo que
dices, porque ni siquiera prestas atención a los detalles más evidentes. — Y
soltándolo con un leve empujón se sentó en uno de los sofás y encendió la
televisión, dando por concluida la conversación.
— ¿Detalles
evidentes? ¿Cómo cuáles? — Su tono sarcástico hizo que su hyung le lanzase una
mirada envenenada de medio lado.
— No te lo
pienso decir
Heechul
bufó molesto, esbozó una cínica sonrisa y miró de medio lado hacia el salón.
Pasaba de reunirse con los demás, tenía planes más importantes que llevar a
cabo. Se fue a su habitación. Sacó el manhwa de su bolsa y le echó un vistazo.
Era el de Goong, lo que le hizo sonreír. Buscó por todos los cajones y armarios
hasta dar con un envoltorio adecuado. De camino a casa había parado a comprar
un sobre especial para ese tipo de envíos y sellos, por lo que lo metió dentro,
puso la dirección y los sellos y lo volvió a guardar en su bolsa. Mañana, de
camino a los ensayos, lo echaría al correo y empezaría el juego.
Dos días
más tarde, al volver a casa, abrió el buzón y se encontró con el paquete. Miró
el remitente pero no había, lo que la extrañó bastante pero no se paró
demasiado, ya que en unos minutos llegaría Mir y tenía que prepararlo todo. Unos
diez minutos después de llegar a casa, sonó el timbre, miró y al ver que era
él, le abrió, mientras dejaba el correo en la cocina para mirar después con más
calma.
— ¿Se puede
saber dónde te escondiste esta vez? ¿Es que acaso te volví a pillar en la
ducha? — Su voz alta, en la que se notaba la diversión que eso le causaba, le
hizo poner los ojos en blanco.
— No,
pedazo de alcornoque — Dijo asomando la cabeza desde la cocina — estoy
arreglando unas cosas aquí, así que vete al salón y prepara el material. Ah, y
otra cosa, más te vale no empezar con chistes verdes o me pondré en plan
general contigo. — volviendo a desaparecer en la cocina.
— A sus órdenes
mi general — El tono burlón de Mir, la hizo sonreír. Desde luego, cuando estaba
con él, nunca se aburría.
La clase
transcurría bien, pero Mir se dio cuenta, de que cada cierto tiempo, ella
miraba hacia la cocina con intriga, lo que hizo que al final se cansase y
soltase una de sus perlas.
— ¿Es que
acaso tienes a tu novio encerrado en la cocina para que no me entere?
Inma se lo
quedó mirando sorprendida y vio que no podía interpretar su expresión ni su
tono. Tardó un momento en recuperarse de aquella pregunta y durante ese tiempo,
lo miró a los ojos sin pestañear, mirada que él le devolvió pero sin desvelar
nada.
— No, no es
eso y lo sabes, así que déjate de bromas de mal gusto. — Sí, estaba a la
defensiva pero era la primera vez que lo veía así y no sabía cómo tratarlo. —
Es sólo que esta mañana recibí un paquete sin remitente. — Su tono fue bajando
hasta quedarse mirando otra vez a la cocina y en silencio.
— ¿Estás
segura que no se borró? — Aquello lo había puesto en alerta pero quiso
tranquilizarla y hacer como sino fuese gran cosa.
— No, no
hay ni rastro de bolígrafo o rotulador, está inmaculado— y mientras decía esto
volvió a mirarlo con un gesto de confusión.
— ¿Y qué
traía? — Esa pregunta tan evidente la hizo sonrojarse y desviar la mirada.
— Pues
verás, es que como apenas llegué un poco antes que tú, no lo abrí, así que no
lo sé. — Esa respuesta le hizo poner los ojos en blanco y rezongar. Se levantó
y fue hacia la cocina en una pequeña carrera, de donde trajo el paquete y se lo
entregó. Al abrirlo, miró dentro y no se lo podía creer, pero al sacarlo, se
vio confirmado. Era el primer todo del manhwa de Goong que había estado leyendo
hacía dos días en la tienda. Su palidez puso en alerta a Mir.
— ¿Qué
sucede? ¿Inma? — La cogió por los hombros y la giró hacia él, levantándole la
cabeza por la barbilla para que dejase de mirar el manhwa.
— Este…
este… manhwa, es el que estuve leyendo hace dos días en una librería. — Estaba
inquieta y Mir decidió hacerse cargo de la situación. Se lo quitó y lo guardó
en su mochila. — ¿Qué haces?
— Voy a
averiguar quién lo compró y te lo envió— Su tono decidido y sin lugar a
réplicas la hizo fruncir el ceño y plantarse.
— De eso
nada. Ya me encargaré yo de eso, porque si eres tú el que empieza, se irán de
la lengua enseguida y todo se irá al garete. Así que devuélvemelo
inmediatamente.
— ¿Es que
acaso te avergüenzas de mí? — Aquella obsesión suya con la prensa y ser
descubiertos, lo estaba llevando a su límite. Estaba enfadado — ¿Cuántas veces
tendré que repetirte que con decir la verdad será suficiente? ¿No confías en lo
que te digo? — Se levantó y se fue hacia la ventana del salón, molesto. Inma
puso los ojos en blanco, contó hasta diez y se levantó para hablar con él de
manera calmada.
— No pienso
hablarle a tu espalda, así que más vale que te des la vuelta para que escuches
lo que tengo que decir. — Conocía aquel tono y se dio la vuelta. No quería
enfados entre ellos, pero es que aquel tema estaba yendo muy lejos. Estaba con
los brazos cruzados y la miraba con el ceño fruncido. — Sabes de sobra que no
me avergüenzo de ti y que no desconfío de lo que me dices. Lo que quiero, es
que al menos, puedas gozar de algo de normalidad en tu vida mientras haces algo
que te guste sin que te estén preguntando en todos sitios y lleguen a ponerte
en situaciones comprometedoras. Sé que si hay algo que ambicionáis es gozar de
privacidad y llevar una vida lo más normal posible dentro de la fama. Queréis
anonimato también y eso es lo que trato de darte. No niego que también en eso
hay algo de autoprotección y deberías entenderlo, porque es lo que queréis
todos los artistas. Además, soy una mujer adulta e independiente. Está bien que
quieras protegerme y te lo agradezco de todo corazón, pero hay cosas que puedo
hacer yo sola y ésta, es una de ellas. Si no obtengo respuestas mañana en la
tienda, iré a la policía a denunciarlo ¿te quedas así más tranquilo? — Su
sonrisa y tono maternal, le hizo suspirar derrotado.
—
Maldición, no te comportas como se supone que deberías hacerlo — Su tono era
frustrado y avanzó hacia ella, envolviéndola en una abrazo en el que se notaba
toda su frustración, preocupación e instinto de protección. Eso la dejó un
momento fuera de juego, pero le devolvió el abrazo con ganas y no pudo evitar
sonreír y responderle con tono burlón.
— ¿Y cómo
se supone que debería hacerlo? ¿Convirtiéndome en un ser indefenso que sólo
sabe llorar y que no puede afrontar la más mínima situación adversa sin tener
que recurrir a un hombre que la proteja? — Despierta Chul Yong, estamos en el
siglo veintiuno y además, soy española, que si por algo somos famosas, es por
nuestro fuerte carácter y nuestra marcada personalidad. No somos muñecas de
porcelana.
Él suspiró
exasperado ante esa respuesta, así que la besó en la frente y la liberó del
abrazo pero sujetándola por los hombros y poniendo sus caras a la misma altura.
— ¿Y no
sabéis que el ego masculino es frágil? Pues te informo que pasa en todos los
países y en todas las culturas, noona — La estaba provocando, mientras
utilizaba ese tono burlón para hablar de los hombres. — Es natural en nosotros
querer proteger y hacernos cargo de todas las situaciones. Es algo que sale por
instinto, así que ten un poquito de consideración por nosotros ¿vale?
— Está
bien, lo tendré en cuenta, pero una cosa sí te voy a pedir, no te metas en este
tema a menos que te pida ayuda. Sea lo que sea te mantendré al tanto de todo
¿está bien? — Su tono exigente, le hizo volver a suspirar y hundir la cabeza.
— Está
bien, me mantendré al margen— Se quedó en silencio durante unos segundos, lo
que la hizo sonreír.
— Está
bien, pues volvamos a la clase— pero no pudo darse la vuelta porque la seguía
manteniendo sujeta por los hombros.
— Pero en
el momento en que vea que el asunto se pone serio, intervendré y… — levantó la
mano para acallar la protesta que se empezaba a formar— no dejaré que estés
sola. Eres mi profesora, eres además mi noona por mucho que te pese. Estás en
un país extranjero, donde no sabes cómo funciona todo pero yo sí, así que no
hay más que discutir.
— Maldita
sea Chul Yong ¿cuántas veces te lo tendré que repetir? No soy una muñeca de
porcelana. — Estaba cabreada por ese comportamiento despótico.
— Lo sé,
pero mi padre me enseñó a respetar a las mujeres y a protegerlas, sobre todo a
aquellas que son importantes para mí y no pienso tolerar que mi padre me
sermonee por no ayudarte sabiendo lo que pasaba.
— ¡Eres un
cabezota! Tu padre no tiene que enterarse de lo que pasa…
— Ya saben
quién eres. Todas las noches cuando estoy a solas les llamo para contarles cómo
me va y ahora claro, tú también estás en esas conversaciones— Su tono y su
mirada daban a entender mucho más de lo que parecía y a ella no se le escapó.
— ¿Y
siempre les cuentas todo? — Estaba molesta y quería provocarlo pero él no cayó
en el juego y sólo esbozó una sonrisa sarcástica.
— Sólo les
hablo de los temas que son importantes para mí — Otra vez ese tono suave y esa
mirada mezcla de dulzura y deseo.
— Me alegro
de ser alguien importante, pero ahora será mejor volver a la clase. — Y
soltándose, se dirigieron otra vez a la mesa, continuando donde lo habían
dejado. Finalmente llegaron al final y él suspiró aliviado. Le gustaba el
español pero tantos tiempos verbales lo volvían loco.
— Bueno, me
marcho ya. Asegúrate de cerrar bien la puerta en cuanto salga ¿de acuerdo? —
Estaba serio y preocupado. No quería dejarla sola, no tras recibir ese paquete.
— Lo haré,
tranquilo— le sonrió y lo acompañó hasta la puerta— Ten cuidado tú también
¿vale?
— Lo haré
noona— Inma puso los ojos en blanco y suspiró exasperada
— ¿No te
dije que me llamases Inma?
— Vale,
sólo te diré noona al llegar y al irme— Su tono de fingida inocencia sólo
sirvió para que ella hundiese la cabeza y él riese.
— Haz lo
que quieras, total, no me harás caso. — Se encogió de hombros y abrió la
puerta.
— Nos vemos
el próximo día que tenga libre. Recuerda lo que te dije y mantenme informado.
Ahora entra y atranca la puerta. Me iré en cuanto lo hagas.
— Vale,
vale, ya voy. — Cerró y atrancó como le pidió y oyó desde fuera cómo se
despedía.
Volvió al
salón y miró de nuevo el manhwa. Alguien la había estado espiando el otro día,
de eso no le cabía duda y decidió que mañana mismo iría allí y pediría toda la
información posible. Esperaba obtener algún rastro que la llevase al
responsable de aquello y denunciarlo.
Al día
siguiente, antes de ir a la universidad, se pasó por la tienda pero no le
pudieron dar ningún dato útil, sólo que iba tapado por completo, que pagó en
efectivo y que se fue deprisa. Al salir le envió un mensaje a Mir, que le
contestó al poco tiempo dándole ánimos diciéndole que se olvidase por el
momento y que se centrase en las clases.
Gracias, esto esta genial, yo no soy fan de ninguno de los dos grupos pero vi su fic y me entro curiosidad por ambos, así que mi próximo fanatismo será culpa suya jajajajaja.
ResponderEliminarYa más en serio esto está genial, el desarrollo, el cinismo, ah, yo realmente creo que alguien puede hartarse así, pero me fascina Mir como lo describen, si en la realidad es lo mitad de genial de lo que ponen yo me haré su fan. Muchas gracias por la historia y perdón por no comentar antes.
Me encanta Mir.... Quiero ser su profesora de español, inglés de lo que sea :D.
ResponderEliminarMuy buen fic, sigue así
Me encanta Mir.... Quiero ser su profesora de español, inglés de lo que sea :D.
ResponderEliminarMuy buen fic, sigue así
Heechul da miedo y es un...un... ya sabes, no hace falta que lo escriba. Y a pesar de todo, le quiero, jajaja. Da mal rollo con lo de los envíos anónimos eeeh
ResponderEliminarMir es genial, tan bonito, tan buen colega, tan adorable, tan...tan Mir... ¿me lo puedo comer a besos o algo?