Por @Ari2PMAM
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Capítulo 7:
Dos semanas más tarde, ambos pudieron retomar sus
actividades pero con el retraso, tenían que trabajar mucho más para recuperar
el tiempo perdido, por lo que Mir siguió sin poder ir a sus clases de español,
pero no había día en que no hablasen por teléfono.
Mientras,
Heechul, seguía intentando planear cómo disculparse y su tardanza estaba
sacando de quicio a Leeteuk, que lo acosaba para que se disculpase de una vez
por todas.
— ¿Diga? —
Inma estaba durmiendo. Era sábado y al mirar el reloj se dio cuenta de que eran
las seis de la mañana. Estaba medio dormida y no entendía quién podía llamarla
a esas horas.
—
¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOONAAAAAAAAAAAAAAAA!!!! — Aquel grito la hizo pegar un
brinco en la cama.
— Maldita
sea Chul Yong, es sábado y son las seis de la mañana, no me puedes despertar
así. — Estaba molesta y con ese despertar no es que estuviese muy dispuesta a
tener paciencia.
— Es que
estoy feliz, porque por fin podremos vernos. Hoy terminaremos sobre las tres de
la tarde, así que en cuanto esté listo, me iré para allá, que te echo mucho de
menos y quiero verte ¿me echaste de menos todo este tiempo? — Se había puesto
serio, todo su humor había desaparecido, porque ahora un hombre preguntándole a
la mujer que le gustaba por su ausencia.
— Apenas
tuve tiempo para hacerlo, en la universidad tuve mucho trabajo y además,
hablamos todos los días, así que es imposible que te eche de menos— su tono era
bromista y eso le hizo suspirar. — Aunque reconozco que eso de cocinar para dos
era mucho más divertido. — La ternura con la que lo dijo le hizo gritar de
felicidad.
— Estaré
ahí sobre las tres y media o cuatro a más tardar ¿de acuerdo?
— Está
bien, te estaré esperando. Ánimo en el trabajo y hazlo bien para que no te
retrases ¿de acuerdo? — Su falso tono serio le hizo reír nuevamente.
— No te
preocupes, tengo un motivo demasiado importante para hacerlo todo bien a la
primera. Adiós Inma. — Y sin darle tiempo a ella a contestar, cortó.
Inma se
quedó un rato tirada en la cama sonriendo por la manera de ser Mir. Tenía que
reconocer que se había convertido en un gran amigo y alguien que la hacía muy
feliz. Poco a poco, Morfeo la fue reclamando de nuevo, hasta que cayó por
completo en sus brazos.
A las diez
de la mañana se levantó y se puso a hacer todas las cosas de casa que por semana
no podía por el trabajo. Fue a la compra y cuando llegó se fue derecha a la
ducha. Aprovechó que tenía tiempo para ir corrigiendo exámenes y trabajos de la
facultad mientras esperaba que Mir llegase.
A las
cuatro menos cuarto sonó el timbre y cuando abrió, allí estaba Mir con una
sonrisa radiante a la que ella correspondió. Se retiró para dejarle pasar y en
cuanto se quitó los zapatos, lo primero que hizo fue darle un abrazo de oso.
Inma en un primer momento se quedó estupefacta, pero enseguida respondió y
empezó a reír.
— Que
tampoco estuvimos tanto tiempo sin vernos.
— Lo sé,
pero es que eso de no poder verte como antes me estaba matando de la
impaciencia. No veas el trabajo que le costó a Joon controlarme y que los demás
no se enterasen. A pesar de que estuvimos hablando todos los días, echaba de
menos el contacto físico. — cerró los ojos, inspiró de manera profunda e hizo
más fuerte el abrazo, lo que provocó que Inma empezase a quejarse y revolverse
para soltarse.
— Chul
Yong, como sigas así, la que acabará esta vez en el hospital seré yo, con todas
las costillas rotas. — Lo escuchó rezongar pero al final la soltó. Ella lo miró
de manera detenida repasando su cara para ver cómo estaba después de la pelea.
Se había recuperado muy bien y rápido, por lo que apenas quedaba alguna pequeña
marca. — Me alegro mucho que estés tan bien. Ah, no te preocupes, la clase de
hoy será ligera y después, para cenar, comida española. — Le sonrió y él pegó
un grito de alegría ante la mención de comida española. La tarde transcurrió
tranquila, ninguno de los dos dijo nada sobre la pelea. Él porque no quería que
se preocupase más y ella porque no quería que se enfadase. A la hora de la
cena, la estuvo ayudando y de paso, le cantaba a capella, algunas canciones.
Durante la cena y después, mientras recogían y fregaban, estuvieron hablando de
sus respectivos trabajos, pero sobre todo de lo que se le avecinaba a él y al
grupo con el nuevo disco, donde apenas iban a tener tiempo para nada con las
promociones. Acordaron llamarse, como habían hecho las semanas anteriores y las
clases serían por videoconferencia hasta que todo se calmase. Aquello no le
gustaba, pero era la manera en que podría verla. Siguieron hablando de otros
temas, hasta que miró el reloj y se dio cuenta de la hora que era.
— Diablos,
no me quería ir, pero mañana tenemos que seguir con los ensayos a primera hora.
— Anda, no
te pongas así, que sabes que es por algo bueno y que te gusta, así que
esfuérzate al máximo ¿de acuerdo?
— Lo haré,
lo haré. Todo sea por volver a verte lo más pronto posible. — Se puso en pie y
le sonrió. Ella hizo lo mismo y la volvió a abrazar de manera fuerte. — Ojalá
pudiese quedarme así para siempre.
— Chul
Yong…— iba a continuar pero él la interrumpió apartándola y sonriéndole.
— Lo sé, lo
sé, somos amigos y es como me ves, pero es que contigo puedo estar muy relajado
y olvidarme de todo. Bueno, no te entretengo más. Me voy y ya te contaré cómo
nos fueron los ensayos. Cruza los dedos para que el jefe no aparezca y acabemos
en el hospital. — Su tono de fingido terror y el escalofrío la hizo reír pero
ambos sabían que no se alejaba mucho de la realidad.
— Los
cruzaré. Que te vaya bien. — Se despidieron con un par de besos en las mejillas
y él se fue, quedándose ella durante un momento mirando la puerta. Finalmente
se fue a su habitación para ponerse el pijama y después a ver si había algo
interesante en la tele.
A las once
de la noche sonó el timbre de la puerta. Se levantó preguntándose quién podía
ser a esas horas. Miró en la pantalla y cuando vio quién era, se quedó
estupefacta. Tardó un momento en recuperarse, mientras el timbre no dejaba de
sonar, lo que la hizo reaccionar e ir a abrir la puerta. Cuando lo hizo, allí
estaba él, Heechul, con una caja entre las manos y la miraba inseguro.
— ¿Te
desperté? — Su tono suave y de disculpa la hizo quedarse otra vez en blanco.
— No… no…
estaba viendo la tele. — El silencio se instaló de nuevo ente ellos, mirándose
a los ojos. Se notaba que ambos tenían miedo, que no sabían cómo reaccionar en
esos momentos. Al final, fue Heechul el que de nuevo inició la conversación.
— ¿Podría
pasar? No creo que sea muy agradable que los vecinos nos vean a estas horas
juntos y empiecen los rumores malintencionados. Yo podría con ellos, pero no
quiero que te veas afectada de mala manera por los cotillas de turno. — Le
sonrió inseguro y eso hizo que ella se sonrojase. Se preocupaba por ella,
estaba siendo amable y considerado, no se lo podía creer.
— Sí,
claro, pasa, tienes toda la razón. — Se apartó y lo dejó pasar. Se puso unas
zapatillas y dejó la caja que llevaba en el suelo, a un lado de la entrada para
que no molestase. — Vamos al salón, allí estaremos más cómodos. — Estaba muy
nerviosa, Heechul estaba en su casa, a esas horas de la noche y era completamente
diferente al Heechul que había conocido aquel día en el despacho de su amigo.
Iba tan pendiente de él, que acabó tropezando pero no llegó a caer porque él la
agarró. Se quedaron mirando a los ojos, en silencio y la tensión sexual que se
creó en ese momento podría haberse cortado con un cuchillo. Él bajó la mirada
hasta sus labios y ella, de manera instintiva se los humedeció. Estaban
prácticamente tocándose, cuando el teléfono empezó a sonar. Él inspiró hondo,
cerró los ojos, los volvió a abrir y la soltó.
— Creo que
será mejor que respondas. Puede ser algo urgente. — Su voz ronca y su mirada
decían bien a las claras que odiaba aquella interrupción. Ella se sonrojó
tanto, que lo hizo sonreír de manera tierna. La vio coger el teléfono y al ver
quién llamaba, lo miró consternada. Esperaba que no fuese motivo de otra
discusión entre ellos, pero desde luego, no estaba dispuesta a renunciar a su
amistad con él.
— Pero si
hace un momento que te marchaste ¿pasó algo?
— No, es
sólo que recordé que no te di las buenas noches al irme y por eso te llamaba. —
Su tono dulce la hizo sonreír.
— Tonto, no
hacía falta que llamases sólo para eso. — Eso la hizo sonreír y Mir lo notó.
— Soy muy
educado y no me puedo acostar sin desearte buenas noches, cuando todas las
noches lo hago. — Su tono era cómico y de fingido ego herido.
— Muchas
gracias y descansa. Recuerda que mañana tendréis mucho trabajo.
— Felices
sueños Inma— y sin darle tiempo a ella a contestar, colgó.
— ¿Era Mir?
— Su tono neutro, hizo que no supiese cómo reaccionar.
— Sí — y lo
miró sin decir nada más esperando su respuesta.
— Le
envidio. — Y la miró con una sonrisa triste que la dejó estupefacta
— ¿Lo
envidias? ¿Por qué? — Su voz era apenas un susurro, porque no se acababa de
recuperar de aquella revelación. Heechul la cogió de las manos y la llevó hasta
uno de los sofás, donde la sentó de manera cuidadosa y él hizo lo mismo sin
soltárselas.
— Por la
gran relación que tenéis. Envidio que os llevéis tan bien, que tengáis tanta
complicidad. Sino hubiese sido un maldito capullo integral el día que nos
conocimos, probablemente ahora tendrías conmigo la relación que tienes con él. La
razón por la que estoy aquí, es para pedirte perdón por todo. Por cómo te traté
el día que nos conocimos, por mi reacción en tu despacho, después,
prejuzgándote sin saber nada sobre ti. Podría argüir como excusa mi experiencia
en estos años pasados con mujeres que sólo buscaban la fama, pero eso no me
disculpa. Sé que no todas no sois iguales, pero me resultaba más fácil ser así
para no volver a sufrir. De lo que no me daba cuenta, es que, poco a poco me
iba hundiendo y eso no sólo me hacía daño a mí, sino también, a todos aquellos
que me quieren. Por eso, Leeteuk hyung, empezó a tomar cartas en el asunto y
tratar de hacerme reaccionar, — esbozó una sonrisa triste— pero me negaba a dar
mi brazo a torcer. Leeteuk me dijo que sabías todo sobre la pelea. Eso fue uno
de los mayores errores de mi vida, pero los celos y la rabia me cegaron. Supe
por Hong Ki, que lo pasaste realmente mal y de verdad que lo siento, lo siento
muchísimo. Fui un animal, no debería de haberme portado así. Le hice daño a uno
de los maknaes, al cual pude haberle arruinado la carrera y a ti te hice pasar
por un infierno. Te pido que me perdones, por favor. Eso no volverá a pasar
nunca más. Tanto Leeteuk hyung como Hong Ki estuvieron hablando conmigo estos
días, animándome para venir y pedirte perdón. Leeteuk se puso más bien en plan
madre marimandona y Hong Ki se convirtió en mi Pepito Grillo particular. Te
pido que me des una segunda oportunidad, por favor. Déjame demostrarte que
cambié, que no soy el mismo que conociste aquel día. Confía en mí, por favor,
no te defraudaré, te lo juro. — Su intensa mirada, en la que había también un
gran arrepentimiento, así como su tono esperanzado, mientras mantenía sus manos
agarradas con fuerza, la hizo tragar saliva con fuerza y pestañear para alejar
las lágrimas. A Heechul aquella disculpa
le había costado mucho debido a su gran orgullo, por lo que prefirió soltarlo todo
del tirón para sufrir menos, ya que eso de las disculpas no era algo en lo que
tuviese mucha práctica.
Inma se
levantó y carraspeó para tratar de aligerar la situación y hacer que ese nudo
en su garganta desapareciese de una vez. Se fue hasta la entrada, donde estaba
la caja.
— ¿Se puede
saber qué hay en esta caja? — Le miraba sonriendo, mientras se frotaba las
manos contra los pantalones intentando controlar el temblor que se había
apoderado de ella por el contacto con las manos de él. Vio que se sentía un
poco incómodo mientras iba hacia ella, por lo que lo miró interrogante.
— Bueno,
verás, Leeteuk hyung, una vez más en su papel de madre, me recordó que no me
podía portar como una sassaeng, que eso era algo que a nosotros tampoco nos
gustaba. Así que me dijo que lo mejor era dar la cara en este asunto, del que
ya estás al tanto. Es el resto de la colección del manhwa de Goong— Se pasaba
una de las manos por la parte de atrás de la cabeza despeinándose, mientras
esperaba la reacción de ella. Estaba molesto a la par que avergonzado.
Inma se rió
y se agachó para abrir la caja, y allí estaban el resto de los volúmenes.
— Muchas
gracias, de verdad, aunque eso de recibir un paquete anónimo no me hizo ninguna
gracia. Si esperas un momento, los llevaré a la habitación— Cogió la caja pero
al levantarla, se le levantó la camisa del pijama, haciendo que se la bajase de
manera apresurada y se fue rápido hacia su dormitorio.
Heechul
tardó un momento en reaccionar al ver un atisbo de la cicatriz pero enseguida se
recuperó y se apresuró hacia el dormitorio donde estaba ella dejando la caja en
una esquina. Apenas se volvió, él le levantó la camiseta del pijama hasta el
borde del sujetador. Ella empezó a protestar y tratar de bajarla pero la empujó
contra el armario aprisionándola sin darle posibilidad a escapar. Cuando
levantó su mirada, la preocupación y la estupefacción marcaban su cara.
— ¿Qué fue
lo que te pasó? — Sus manos ya no tenían la fuerza del principio y ella pudo
por fin soltar sus manos y bajarse la camiseta. Suspiró con pesar y lo miró a
los ojos.
— Nada,
tranquilo. — No quería hablar del tema y esperaba que su tono seco le dejase
bien claro que no quería seguir por esos derroteros.
— ¿Cómo que
nada? Si no fuese nada no tendrías esa cicatriz. — Su tono denotaba enfado pero
en su mirada se podía leer una gran preocupación. Aunque unos segundos después
pasó a ser suave y tranquilizador— Por favor, confía en mí.
Inma lo
miró estudiándolo y al final, suspirando derrotada se lo contó todo, porque
sabía que Heechul era de los que no se daba por vencido, de que cuando quería
algo, no paraba hasta lograrlo. Cuando acabó, se quedó en silencio esperando su
reacción, que la pilló totalmente desprevenida, ya que la besó en los labios.
En un
primer momento se quedó sorprendida pero enseguida empezó a responderle y aquel
beso que había empezado como una manera de consolarla por su parte y de
disculpa fue aumentando hasta convertirse en un beso fuerte, donde ambos
dejaban bien claro el ansia que sentían por el otro. Sus lenguas se enzarzaron
en un duelo de voluntades y si él trataba de convertirla en una muñeca sin
voluntad en sus manos en esa seducción, estaba muy equivocado, porque ella
estaba a su mismo nivel y daba tanto como recibía. Él se separó un momento para
mirarla y sonrió de medio lado, la cogió por las nalgas y la empotró contra el
armario quitándole de manera brusca la camiseta del pijama, dejando a la vista
su sujetador de satén negro con pequeñas rosas rojas que hizo que empezase a
respirar más deprisa y ella sonriese de satisfacción al ver su reacción ante su
sostén. Tendría que darle las gracias a Sonia por aquel regalo de despedida,
aunque en un principio le había dado mucha vergüenza aceptarlo, ya que no era
de ponerse ese tipo de lencería.
Se lanzó a
besarla de manera salvaje mientras sus manos amasaban sus pechos, haciendo que
ella gimiese de placer en su boca, mientras notaba entre sus piernas cómo se
iba mojando, así como su erección. Ella le iba desabrochando de manera
apresurada la camisa hasta sacársela por completo y poder acariciar su torso a
su completo antojo dejando las marcas de sus uñas, tanto en su pecho como en su
espalda.
Él abandonó
su boca y fue bajando por su cuello hasta sus pechos, besándolos y
humedeciéndolos a través del satén, haciendo que ella echase la cabeza hacia
atrás y se mordiese los labios y gimiese elevando su torso pidiendo más y de
paso haciendo que su pelvis entrase en contacto más íntimo con la de él
frotándose para encontrar algo de alivio pero él no la dejaba el tiempo
suficiente. Heechul estaba tan enloquecido de deseo que le arrancó el sostén
dejando los pechos al descubierto, haciendo que él sonriese complacido ante su
tamaño, blancura y el color de sus pezones. La despegó del armario y la llevó
hasta la cama dejándola en medio, mientras él se apresuraba para quitarse el
resto de la ropa hasta quedar completamente desnudo ante ella, haciendo que
ella se pusiese de rodillas, para acercarse hasta él y comenzase a besarlo,
mientras una de sus manos se apoderaba de su polla, la cual, casi no le cabía
en la mano y empezase a acariciarla primero de manera suave pero luego de
manera más fuerte y rápida, mientras él gemía de placer llevándolo hasta el
límite, pero cuando estaba por metérsela en la boca, él la agarró por el
cabello y la echó de nuevo en la cama, arrancándole el pantalón del pijama y
las bragas que al ser tan delicadas, acabaron para tirar a la basura. Le abrió
las piernas, dejándoselas dobladas para tener un mejor acceso a su meta pero
antes se lanzó de nuevo a su boca de manera salvaje, como un hambriento se
lanzaría sobre un gran banquete. Ella estuvo a la altura de su pasión y le
devolvió toda la pasión que él le estaba dando. Se arqueó para frotarse contra
su polla pero él no permitía que ella alcanzase el orgasmo, no hasta que él
quisiese.
Abandonó su
boca y le dio besos por toda la cara, fue por su mandíbula, hasta la oreja y el
hueco que había detrás, mientras sus manos seguían dedicando atención a sus
pechos. Poco a poco fue bajando por su torso hasta llegar a sus pechos.
Mientras una de su manos seguía con uno, su boca se apoderó de otro, lamiendo
su pezón, mordisqueándolo y chupándolo hasta dejarlo tan sensible y erecto que
era casi doloroso. Estuvo un buen rato con cada uno de ellos, mientras Inma no
paraba de gemir y arañar su espalda. Una vez abandonó sus pechos, fue bajando
por su torso hasta llegar a su pubis, le abrió las piernas lo más que podía y
enseguida se centró en chuparle el clítoris, mientras primero con un dedo y
luego con dos la penetraba. Los gemidos y el placer de Inma iban creciendo
mucho más. Abandonó su clítoris, para penetrarla con la lengua utilizando al
mismo tiempo los dedos, volvió de nuevo al clítoris y fue aumentando la
velocidad y fuerza hasta que finalmente la hizo alcanzar el orgasmo.
Inma se
quedó totalmente rendida pero él casi no le dio tiempo a recuperarse, porque
enseguida le dio la vuelta, y empezó a masajearle el trasero para ir subiendo
por toda la espalda. La elevó para que su mano tuviese acceso a su pubis y
trabajarle el clítoris para excitarla de nuevo, mientras se dedicaba a besarle
la espalda y acariciarle con la mano que le quedaba libre. Inma se agarraba a
la almohada y ahogaba sus gritos en ella. Cuando creía que no aguantaría más,
Heechul la llevó de nuevo al orgasmo, haciendo que cayese rendida contra el
colchón.
Apenas tuvo
unos segundos para recuperarse porque de nuevo le dio la vuelta y la besó con
esos labios tan carnosos y sensuales que tenía y que tantas fantasías le habían
hecho tener. La empezó a besar profundamente, cuando sin previo aviso, la cogió
por las nalgas y la empaló de una sola embestida, haciendo que ella se quedase
sorprendida por un momento, pero enseguida se adaptó a él, que se quedó un
momento quieto en su interior, disfrutando de la sensación más intensa que
jamás había tenido nunca al estar dentro de una vagina. Ella había cruzado las
piernas a su espalda y empezó a entrar y salir de ella, de manera lenta y suave
al principio, haciéndola ser consciente de cada centímetro que salía de su
cuerpo y gimiendo de placer, para a continuación, cuando estaba casi fuera,
penetrarla de una sola vez, rápida y con fuerza, haciendo que ella abriese la
boca para dejar escapar el gemido y arqueándose aún más, para darle un mejor
acceso a su cuerpo. La tortura se prolongó sin saber cuánto, ella no podía
alcanzar el orgasmo que la liberase del dolor que sentía en su interior hasta
que él quisiese. Cuando creía que por fin lo lograría, salió por completo de
ella y dándole la vuelta, la puso de rodillas y la penetró desde atrás de una
sola embestida. Sus manos pasaron a ocuparse de sus pechos, pellizcando los
pezones y amasando los pechos, mientras su boca se ocupaba de su cuello y su
espalda. De nuevo la estuvo torturando así durante todo el tiempo que quiso,
mientras la habitación se llenaba de los gemidos de ambos. Cuando Inma creía
que no podría más, le dio la vuelta y apoyándose él contra el cabecero,
poniéndola a ella a horcajadas, haciendo que ella sonriese con satisfacción
plenamente femenina. No se lo creía, Heechul le estaba cediendo el control de
la situación y lo pensaba aprovechar. Se inclinó hacia él para besarlo,
mientras rozaba su pubis contra su polla y sus testículos, excitándolo,
mientras jugaba con su boca. Cuando él trataba de profundizar el beso, ella se
escapaba y sonreía. Las manos de él iban de su trasero a sus pechos. Ella cogió
su miembro y lo guió hasta la entrada de su vagina, deslizándose poco a poco y
moviéndose de acuerdo a sus gemidos para incrementar su placer. Una vez lo tuvo
por completo en su interior, empezó a moverse atenta a sus gestos y gemidos,
mientras se mordía el labio inferior, consciente del poder que tenía en esos
momentos. Él se levantó hasta quedar pegado a ella y cogiéndola por el cabello,
la besó de manera salvaje, mientras ella incrementaba el ritmo y la fuerza.
Finalmente, ambos tuvieron que dejar de besarse porque los gemidos se lo
impedían, ya que estaban cada vez más cerca del orgasmo. La agarró por las
nalgas y la espalda y la guió con más fuerza, hasta que alcanzaron el orgasmo
que fue fuerte y poderoso, dejándolos exhaustos y sudorosos. La echó en el
colchón, saliendo de manera delicada de ella y manteniéndose abrazados, hasta
que el sueño vino rápido a ellos.
A las tres
de la mañana, Heechul se levantó y se vistió en silencio, tratando de no
despertarla. Cuando acabó, la miró durante un momento e inclinándose sobre la
cama, le dio un ligero beso en los labios. Salió del piso y puso rumbo a su
casa. No quería que aquello hubiese acabado así, pero una vez hubo probado el
sabor de sus labios y ver la respuesta de ella, estuvo perdido. Se había
acostado con tantas mujeres que había perdido la cuenta, pero acostarse con
Inma había roto todas sus expectativas. Se dio cuenta de que con ella el sexo
era diferente y la intensidad de sus sensaciones fue tan fuerte que se vio
superado. Además, el descubrir lo que le había pasado, hacía que se sintiese
más protector, pero en esos momentos no tenía la fuerza suficiente para
protegerse a sí mismo, como para poder protegerla a ella de todas las
especulaciones que se pudiesen crear. Maldita sea, acababa de meter la pata
otra vez con ella y no sabía cómo arreglarlo. En cuanto llegó a casa, entró con
sigilo, fue a su habitación y con cuidado de no despertar a Leeteuk, metió ropa
en una bolsa y se fue.
Al día
siguiente, cuando se despertó, descubrió que estaba sola en la cama y que el
sitio que debería de haber ocupado él estaba frío. Se había ido. Se levantó y
se vistió, recogiendo el conjunto que él le había roto la noche anterior y lo
tiró a la basura. Buscó por la casa pero no había ni una sola nota, nada que
explicase por qué se había tenido que ir.
Como era
domingo, aprovechó para hacer limpieza general y salir a comprar. El día se le
pasó volando pero no tuvo noticias de Heechul. El pensamiento de que sólo había
sido otra más en su lista de conquistas empezó a echar raíces en ella, lo que
la disgustó y la puso de mal humor. No se podía creer que hubiese sido tan
fácil.
Por la
noche tuvo la llamada de Mir y consiguió que no se notase nada en su tono.
Hablaron de cómo les iban los ensayos y todos los preparativos del nuevo disco
y cómo siempre, la complicidad entre ellos era increíble. Podían pasarse horas
hablando, que el tiempo se les iba sin que se les diese cuenta. Al final se
desearon buenas noches y quedaron en verse el martes para las clases.
Inma se
sumergió a fondo en su trabajo, comía con Jo Wook, ya que la novia de éste
tenía cosas de las ocuparse para su empleo en Seúl. Se pusieron al día sobre
sus cosas, pero ella no dijo nada sobre su relación con Mir o lo que había
pasado con Heechul y él tampoco quiso sacar a colación su nombre.
Llegó el
martes y mientras preparaba la cena para tres, ya que esa noche se sumaría
Joon, que había decidido empezar a aprender español, no paraba de pensar en lo
que había pasado con Heechul y recriminarse el haber caído tan fácilmente ante
él. Cuando sonó el timbre, respiró aliviada y fue a abrir pero sólo estaba Mir,
que en cuanto entró, le dio un abrazo de oso que ella devolvió con ganas.
— Te eché
mucho de menos estos días noona, pero en el trabajo apenas podíamos respirar.
Es bueno estar de nuevo contigo— Su voz suave y cálida la hizo sonreír feliz.
Mir nunca la decepcionaría, siempre tenía las palabras justas para hacer que se
sintiese bien. Él estrechó aún más su abrazo, lo que la hizo gemir de dolor.
— Yo
también te eché mucho de menos, pero como no aflojes el abrazo tendrás que
llevarme al hospital con varias costillas rotas. — Estaba bromeando pero no se
alejaba demasiado de la realidad. Él se separó de mala gana y rezongando pero
la sujetó por los hombros.
— Y yo
pensando que al ser española aguantarías mejor este tipo de abrazos. Me acabas
de decepcionar noona— su falso tono herido la hizo reír, algo que le hacía
mucha falta.
— Sí, soy
española, pero aún así, sigo siendo una mujer y mi cuerpo no es tan fuerte y
resistente como el tuyo— Y le dio un ligero golpe en el abdomen, haciendo que
ambos riesen y de esa guisa se los encontró Joon, que los miró extrañados.
— ¿Se puede
saber qué os pasa?
— Pues que
aquí tu donseng se cree que por ser española puedo soportar un abrazo en el que
pone toda su fuerza.
— Esta
pequeña bestia nunca sabe la fuerza que tiene que poner en cada cosa— Y le dio
un golpe cariñoso en uno de los hombros.
— Pero
hyung…
— No os
enzarcéis ahora en una discusión. Venga, vamos a ponernos manos a la obra o
sino, no habrá cena española. — Ante la mención de la comida española, Mir
arrastró a Joon hasta el salón y enseguida empezaron con las clases que fueron
de lo más entretenidas, porque Mir no paraba de burlarse de Joon, Inma no
paraba de reñir a Mir y recordarle que él tuvo que pasar por esa fase, lo que
hacía que Joon le devolviese el golpe y preguntase. Inma a punto estuvo a punto
de enloquecer con aquellos dos y sus tiras y aflojas pero consiguió manejarlos
y que las clases fuesen bien.
A la hora
de la cena, la ayudaron a poner la mesa pero Mir vio que la puerta del
dormitorio estaba abierta y vio una caja en él.
— ¿Te compraste
algo noona?
— ¿Por qué
lo dices?
— Por esa
caja que hay en tu dormitorio ¿puedo ver qué es? — Vio cómo ella empalidecía y
enseguida supo que allí pasaba algo y que estaba relacionado con el primer
paquete anónimo que había recibido. — No importa, ahora no es momento, que
estoy famélico y quiero disfrutar de esa gran cena española. — Y con una
sonrisa siguieron como si nada hubiese pasado.
La cena fue
entretenida y divertida, porque le estuvieron hablando sobre todo lo que
estaban haciendo y por el placer que ambos mostraban ante los platos españoles
que ella les había preparado. Después la ayudaron a recoger, fregar y secar. Se
habían sentado un rato en los sofás para hablar antes de irse cuando sonó el
timbre. La reacción asustada de Inma no se le pasó a Mir y tampoco a Joon que
miró a Mir al ver lo tenso que se ponía pero éste le hizo guardar silencio con
una mirada, transmitiéndole que luego le contaría lo que pasaba, lo que le hizo
asentir de manera leve.
Inma fue
hasta el interfono para mirar en la pantalla y se quedó sorprendida al ver
quién era. Suspiró y abrió la puerta y fue hasta la entrada para recibir a su
visitante.
— Siento
presentarme a estas horas pero es que estuve trabajando hasta hace un momento.
Espero que no te parezca muy tarde. — Allí, con una sonrisa de disculpa que
marcaba sus hoyuelos, estaba Leeteuk.
— No, no,
pasa por favor. — Su palidez era más que evidente y Leeteuk trató de ser lo más
suave y amable posible.
Lo llevó al
salón y se quedó sorprendido al encontrarse a Joon y a Mir, que se levantaron
de inmediato al verlo.
— Buenas
noches chicos ¿qué hacéis aquí? — Su tono era amable pero estaba claro que
quería saber en ese mismo momento lo que estaba pasando.
— Buenas
noches, pues nada, que estamos aprendiendo español con nuestra noona, que de
paso, como salimos tan tarde, nos alimenta con comida española y ahora
estábamos charlando un rato antes de irnos. — Mir se puso al lado de Inma con
una actitud casual pero que dejaba claro que era de protección. — ¿Y qué trae a
ti por aquí a estas horas? — El tono fue amable pero el fondo denotaba que no
le gustaba que se presentase a esas horas en casa de Inma.
— Quería
hablar con Inma para ver si sabía algo sobre Heechul. El sábado vino a
disculparse por fin con ella, pero no regresó a casa y llevamos sin noticias
suyas desde entonces. — Leeteuk cuando quería podía ser muy duro. Él era el
mayor y desde luego no estaba dispuesto a dejar que ninguno de los donsengs le
dijese lo que tenía que hacer. Aquella bomba hizo que tanto Mir como Joon
mirasen asombrados a Inma, que en esos momentos deseó que se la tragase la
tierra, y cerró los ojos aguantando las ganas para no cruzarle la cara a
Leeteuk de un guantazo. — Además, quería saber cómo estaba ella, porque a pesar
de darle mi número no me envió ni un solo mensaje ni me llamó, lo que me
preocupó y decidí ser yo el que viniese a verla. — Ese era el Leeteuk del que
Kyuhyun había hablado y la verdad que no era precisamente algo agradable de
ver.
— Sí,
estuvo aquí, se disculpó pero después ya no volví a tener noticias suyas— Ella
tenía una pose rígida y orgullosa y su voz era fría, tratando de no revelar
nada pero Mir la conocía mejor que los otros dos y cogiéndola por una de las
manos se la llevó al dormitorio para hablar a solas, dejando a los otros dos
estupefactos.
Cuando
entraron, la sentó en el borde la cama y él se puso en cuclillas aguantando sus
manos. La miró en silencio durante unos segundos pero ella no pudo aguantarle
la mirada. De repente él recordó la caja y se dirigió a ella y al abrirla, allí
estaban el resto de volúmenes de Goong.
— Así que
el admirador anónimo resultó ser Heechul hyung— su tono de voz era despectivo y
su sonrisa de medio lado sardónica.
— Deberías
de haber sido policía, se te dan muy bien las deducciones— Inma utilizó un tono
ligero, intentando bromear para aligerar el ambiente y calmar a Mir. Se había
puesto en pie y se había acercado a él, que al sentirla justo detrás, se giró y
la volvió a mirar a los ojos y sujetándole la cara entre las manos para que no
se escapase. Escrutó en su mirada y al final lo supo, supo lo que había pasado
entre ellos dos. Mientras, los ojos de Inma reflejaban culpabilidad por haberle
ocultado las cosas y por el dolor que le estaba causando y quería llorar. Al
notar su estado, Mir suspiró y la abrazó con fuerza y le habló con voz suave al
oído.
— Noona,
tienes un gusto pésimo para los hombres. Tenía la esperanza de que pudiese ser
yo el elegido pero no, al final sólo me ves como donseng. — sonrió triste—
aunque en todo momento supe que nunca me podrías ver como lo ves a él y tampoco
me diste esperanzas. — Inma tenía la cabeza hundida en su pecho, no podía
mirarlo y él suspiró, la besó en la coronilla y guardó silencio unos segundos
mientras la acunaba entre sus brazos. — Tranquila, no te sientas culpable, no
podemos decidir de quién enamorarnos, simplemente sucede— Agachó la cabeza para
ponerla a su altura y con una de sus manos levantó la de Inma para que lo
mirase. Cuando levantó la mirada para
mirarlo, vio que le sonreía con cariño— ¿por qué te crees que hace tiempo que
no te llamo por tu nombre? — Le miró extrañada, porque hasta ese momento no se
dio cuenta de que desde hacía algún tiempo sólo la llamaba noona. — Mira que
eres despistada, ni siquiera te diste cuenta del cambio. — Eso le hizo mover la
cabeza con pesar— La razón, es que decidí que dejaría de verte como mujer. No
quería seguir sufriendo un amor no correspondido pero tampoco quiero perderte,
no sólo eres mi profesora. Sin darme cuenta, te convertiste en una gran amiga,
contigo puedo hablar de todo, sentirme cómodo. Ser un hombre normal sin que mi
fama esté por medio. — Soltó su cara, que la apretó contra su pecho, haciendo
que su abrazo cobrase más fuerza y apoyando su cabeza en la de ella siguió. — Desde
el momento en que decidí llamarte sólo noona, te convertiste en eso para mí. Te
seguiré queriendo, protegiendo y ayudando, así que no te preocupes por mi
corazón y a partir de ahora, quiero que me cuentes todo, porque para algo
estamos los donsengs, para ayudar siempre a nuestras noonas— Y con un último
beso en una de sus mejillas, la separó de él y la miró sonriendo.
— Chul
Yong, muchas gracias por quedarte a mi lado y por ser tan bueno— Le miró con
cariño y tristeza por no haber podido enamorarse de él— Espero que encuentres a
una gran mujer que te ame como realmente te mereces— Y elevándose un poco le
dio un beso en una de sus mejillas.
— Pero que
sea española, que me hice adicto a vuestra comida— Y se llevó la mano al
estómago mirándola contrariado— ¿No tienes por ahí ninguna amiga que
presentarme? — Su tono inquisitivo y a la vez burlón, la hizo reír. Él sonrió y
cogiéndola de nuevo de la mano, la sacó de la habitación.
Cuando
llegaron al salón, Leeteuk y Joon estaban hablando y ella pudo notar que sabían
que algo más había pasado entre Heechul y ella pero por educación guardaron
silencio. Fue Mir el primero en hablar cuando se reunieron.
— Más te
vale que encontremos rápido a Heechul, porque tendrá que darle una gran
disculpa a mi noona pero antes me encargaré de decirle un par de palabras. —
Ahora su tono era duro y su mirada denotaba una determinación que nadie podría
parar.
— Chul
Yong, nada de peleas otra vez. — Inma se giró para reprenderlo pero él se
limitó a sonreír antes de contestar.
— Tranquila
noona, sólo será una charla de hombre a niño, porque está claro que tendré que
hacerle convertirse en hombre en tiempo récord. — Sonrió con anticipación ante
la perspectiva de devolverle unos cuantos golpes de los que le había propinado.
— Chul Yong…
— Vale,
vale, nada de peleas— Su tono condescendiente la hizo bufar y él se rió— Te lo
prometí noona, te protegeré y cuidaré siempre, pero no te haré disgustar. — Se
giró hacia Joon y Leeteuk que vieron asombrados cómo se desarrollaba la
relación entre ellos. — Bien, será mejor que nos marchemos y la dejemos
descansar. Hoy todos hemos tenido un día muy duro. — Se volvió de nuevo hacia
Inma y la abrazó, frotándole la espalda. — Descansa noona y no te preocupes.
Nosotros nos haremos cargo, así que céntrate en el trabajo. Te llamaré cada
noche, como siempre ¿de acuerdo? — y besándola en ambas mejillas, se llevó a
los otros dos sin darle tiempo a ella de reaccionar. Cuando finalmente lo hizo,
sólo pudo sonreír con cariño y agradecer tener a alguien tan maravilloso como
Chul Yong en su vida.
Fueron en silencio hasta la entrada del edificio y una vez
allí, Mir paró a Leeteuk para interrogarlo.
— ¿Entonces
estáis sin noticias suyas desde el sábado?
— Sí, se
marchó por la noche y cuando me levanté la cama estaba intacta pero había
desaparecido una bolsa y ropa. Lo hemos estado llamando al móvil pero está
desconectado y con la fecha del lanzamiento acercándose, en la empresa andan
bastante cabreados y nosotros preocupados.
— ¿En serio
creías que le podría haber dicho algo a Inma? — Su tono era cínico y lo miraba
de manera desafiante.
— Ya sólo
me quedaba recurrir a ella, porque fue la última persona en verlo y en estos
casos, lo lógico es hablar con las últimas personas que lo vieron, no lo
olvides. — Lo miró desafiante y advirtiéndole que no se atreviese a darle
consejos.
— Pues creo
que hay alguien que sí puede saber dónde está y con el que mantenga contacto
¿no se te ocurrió esa posibilidad? — Mir tenía las manos en los bolsillos y lo
miraba divertido, mientras Joon procuraba que aquello no se cargase demasiado.
— ¿De quién
estás hablando?
— Lee Hong
Ki
Fue decir
ese nombre y de repente Leeteuk ponerse rojo, porque no se le había ocurrido
recurrir a la persona más obvia. Todos sabían que Hong Ki y Heechul eran uña y
carne.
— Ya veo.
Pues espero que nos ayudes a controlarlo para ver si descubrimos algo sobre el
paradero de Heechul hyung. — Y sin esperar respuesta, empezó a caminar hacia la
salida para coger un taxi.
— ¿Tan
seguro estás de que Hong Ki puede tener la respuesta? — El que lo hubiesen
pillado en un renuncio no le había gustado nada y de alguna manera quería
cuestionarlo.
— Sólo hay
dos personas que pueden controlar a Heechul, una eres tú y la otra Hong Ki,
pero sólo a él le diría dónde está en caso de empezar a preocupar a la gente,
porque él respetaría su decisión de permanecer ilocalizable durante un tiempo,
mientras que tú, irías y lo traerías a rastras ¿o me equivoco? — Había girado
la cabeza para hablar y lo miraba sonriéndole de manera irónica y sin esperar
respuesta, salieron de allí, mientras Leeteuk se quedaba mirando el vacío y
reconociendo que Mir tenía razón y que en esa ocasión, él había fallado por
completo.
HVDFOVGHVOFDVIOD HEECHUL VPJODVJFD MIR JVOIVHJOIJ LA VIDA
ResponderEliminarBFBFGB
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Hoy comprendí por qué el fic se llama "Manos de pianista" bsjhbshjfadjfdfbahjdbsjsdfg *-*
ResponderEliminarfelicitaciones Ari ^^
Me gusta mucho muchas muchas gracias y tambien me olvide de comentar antes muchas gracias por el cambio de letra y por hacer el capitulo mas largo, estoy encantada, espero con ansias el final.
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