miércoles, 11 de septiembre de 2013

[TEEN TOP] TO YOU: CAPÍTULO 11

Por @jeannelok y @Ari2PMAM

No sacar ni publicar en otro lugar sin permiso de las autoras y sus respectivos créditos.


Capítulo 11:



Ricky abrió los ojos con lentitud y un enorme dolor de cabeza hizo presa en él. Le costó entender por qué estaba tirado en el suelo de cualquier manera, y cuando lo hizo alcanzó la lucidez de golpe. Se enderezó hasta lograr ponerse de pie. La luz que entraba por las ventanas le hacía daño en los ojos, pero le ayudaría a despejarse. Buscó a Na Na, y la encontró durmiendo en el sofá. Recordaba, a pesar del alcohol, todo lo sucedido la noche anterior. Se sonrojó pasándose una mano por la cara. No podía ser… pero sí. Se había besado con ella e incluso recordaba haber tocado en… algunas partes…

Se fue hasta el baño a lavarse el rostro, intentando evitar que los recuerdos acudieran de nuevo a él. No entendía por qué había hecho eso, ni si su amiga lo maltrataría mucho cuando se despertase por haberse aprovechado de ella. Aunque… en ningún momento Na Na se mostró molesta o intentó detenerlo. Según recordaba, ambos habían participado en los… besos… y ella también le había tocado la espalda, el pecho…

Hundió la cabeza en el agua que había llenado en la pica y se quedó unos segundos dentro hasta que tuvo la necesidad de respirar. Repitió la operación varias veces.

— ¿Ricky?—escuchó la voz adormilada de Na Na llamarlo, y se puso nervioso, comenzando a caminar de un lado al otro sin saber qué hacer, como una fiera enjaulada. Esperaba que la chica no recordase nada, porque desde luego lo que no iban a poder evitar era sentirse incómodos. Y él aún tenía que adivinar por qué le habían gustado tanto las sensaciones que había experimentado mientras se besaban— ¿Estás aquí?—le preguntó desde el otro lado de la puerta.

—Sí, noona. Estoy lavándome, tengo que volver al piso con los demás…

—¿No vas a desayunar?—vale, estaba de suerte. No parecía recordar nada, o al menos no mostraba indicios de ello.

—No, noona, desayunaré con los chicos en el piso…—de todos modos, quería huir de allí, marcharse cuanto antes.

Salió del cuarto de baño unos minutos después. Tenía el cabello empapado, pero al menos se sentía capaz de enfrentar a la chica sin morirse de la vergüenza. La encontró recogiendo las latas de cerveza, con el cabello revuelto, recogido en una coleta con pinzas, y todavía cara de sueño.

— ¿Te ayudo?—le preguntó, con una voz un poco más aguda y estridente que la suya. Carraspeó.

—No, vete… No te habrás resfriado, ¿verdad?—le preguntó, volviéndose a mirarlo con cara de preocupación. Él negó con rapidez sacudiendo la cabeza de un lado al otro.

—Es por la cerveza y el sueño. Se me pasará dentro de un rato… ¿ves?—poco a poco lograba hablar con normalidad.

—Está bien. Son las siete de la mañana, debes ser el único ser humano que se despierta pronto tras una borrachera y está tan campante y sin resaca.

—Sí que tengo resaca—se quejó haciendo un mohín—, pero como artista, incluso en los peores momentos, sé aparentar que no me sucede nada. Es parte de mi trabajo como cantante.

—Pues ya me enseñarás algunos trucos…—lo acompañó hasta la puerta y se despidieron. En cuanto alcanzó las escaleras bajó rápido como un rayo y llamó la atención de un taxi que pasaba. Estaba acalorado y necesitaba llegar a casa y distraerse cuando antes.





Niel notó la cabeza dolorida y pesada. Parpadeó unas cuantas veces y buscó con la mirada, hasta que se encontró con Chin Hae y C.A.P mirándolo con preocupación. Intentó enderezarse, pero la mujer lo empujó con suavidad hacia atrás. Sonreía con pena.

—El doctor ha dicho que el desmayo ha sido debido al agotamiento. Tienes que descansar, Niel. Hoy te tomas el día libre.

—No, no estoy…

—Lo siento mucho, Niel. Debería haberme dado cuenta, pero estaba demasiado preocupada por mí misma.

—Yo, como líder, tampoco me percaté. Has estado pasando por mucha presión, Niel. Más que ninguno de nosotros. —a pesar de las quejas, Niel se enderezó. Alargó el brazo y puso la mano sobre el hombro de Chin Hae, pues era quien tenía más cerca ya que estaba sentada en la cama.

—Como no dejéis de echaros la culpa por esto como mártires, pareceréis tontos. Es mi cuerpo y por lo tanto, soy yo quien debe preocuparse por él, por cuidarlo. Así que dejaos de melodramas, sólo ha sido un desmayo. Ah… agua—añadió al ver un vaso en la mesita que tenía al lado. Alargó el brazo y bebió, justo en el momento en que su teléfono comenzó a sonar. C.A.P se lo acercó y leyó el nombre del líder de 100% en la pantalla. Le extrañó pues no era común que Minwoo le llamase.

— ¿Niel? ¿Estás mejor?—fue lo primero que preguntó. Recordó entonces que Rokhyun (supuso que el chico había tenido que regresar a su propio piso y por eso se encontraba C.A.P allí en vez de él) estaba con ellos cuando se había desmayado. Entonces le vino también a la memoria la confusa conversación que habían tenido. No sabía por qué con exactitud, pero tenía la sensación de que la había pifiado y que tenía que disculparse con Chin Hae.

—Estoy bien hyung. Gracias por preocuparte.

—Genial. Pero en realidad no te llamaba sólo para eso, así que no me cuelgues que te veo las intenciones. Hazme un favor, y pide que te dejen solo en el cuarto. Prefiero que esto quede entre nosotros tres… Entre Rokhyun, tú y yo.—sorprendido, asintió con la cabeza.

—Vale, gracias hyung… sí, ya te llamaré más tarde, adiós. —hizo ver qué colgaba y dejó el teléfono apoyado en la almohada— Si no os importa estoy un poco cansado y me gustaría dormir… sólo quiero descansar un poco.

— ¡Por supuesto!—Chin Hae se levantó de golpe— Descansa, y llámanos si necesitas cualquier cosa.

—Y en serio, noona… no te sientas culpable. —ella le respondió con una débil sonrisa. Niel sabía mejor que nadie que uno mismo no podía luchar contra la culpa, por mucho que los demás e incluso los afectados por la causa le dijesen lo contrario.

Una vez se quedó solo, cogió de nuevo el teléfono móvil y le preguntó a Minwoo en voz baja qué sucedía.

—He estado hablando con Rokhyun, y ambos creemos que esta situación está llegando demasiado lejos. Ésa o ésas fans serán unas crías que saben muy bien cómo esconderse, y por niñas o por tener muy buen respaldo, están escabulléndose de la policía mejor que cualquier lagartija. Así que creemos que… tenemos que meter mano en el asunto. Pero no puede enterarse nadie más, porque no nos dejarían.

—Creo que tienes razón. Es estúpido que la policía tarde tanto en localizar a unas niñas. ¿Habéis pensado algún plan?

— ¡Sí! Y te necesitamos para llevarlo a cabo. Pero por hoy, descansa. Mañana te llamaré y hablaremos mejor sobre el tema. –Niel asintió y tras colgar, bostezó. De repente, lo que le había dicho a Chin Hae y C.A.P como excusa falsa se estaba convirtiendo en realidad, así que se tumbó y cerró los ojos. Todo su cuerpo, tenso y cansado, lo necesitaba.





Llegó al piso a y media y cuando subió, los demás chicos ya estaban en movimiento preparándose para ir a ensayar. C.A.P y Chin Hae salieron de su cuarto, sorprendiéndolo. Le explicaron que Niel se había desmayado la noche anterior y que acababa de despertarse, pero que tenía que descansar. Por lo tanto, le prohibieron entrar en su cuarto y le dijeron que fuera a buscar ropa de alguno de los demás chicos o de la que tenían tendida. Después lo dejaron solo en el pasillo, mientras el líder se quejaba sobre algo relacionado con que él podía ir a trabajar a pesar de la noche en vela y a la mujer negándose mientras llamaba a algún sitio. Se imaginó que iba a avisar a la compañía diciendo que ni Niel ni él podían ir a trabajar. Quiso que lo añadiese al grupo porque su cuerpo y su mente no estaban preparados para dar dos pasos correctos.

Por lo que le habían dicho, no tenía por qué preocuparse por Niel, así que  se arrastró hasta el cuarto de Changjo, Chunji y L.Joe ya que no tenía ropa en el tendedero. Ninguno de los tres estaba allí, y estaba demasiado perezoso como para ir a pedirles permiso por coger su ropa, así que se puso a buscar. La de L.Joe le iría demasiado pequeña. Chunji era demasiado pijo y lo mataría si tocaba uno de sus pantalones. La mejor opción era Changjo, aunque le iría bastante grande, pero al menos sería un poco más cómoda. Comenzó a revolverle la ropa, la cual ya estaba bastante desordenada de por sí, cuando de repente algo pesado cayó de entre unos pantalones. Estuvo a punto de chafarle el pie, y suspiró aliviado por haberse librado de ello. Al agacharse a cogerlo, se dio cuenta de que era un libro.

Leyó su portada, arrugó el ceño curioso porque no tenía ni idea de qué podía ser y lo abrió. Lo cerró a las pocas hojas, sonrojado. Lo volvió a abrir, curioseándolo un poco y de repente, salió gritando y riéndose a todo pulmón por el secreto que acababa de encontrar del maknae. Él, que siempre se vanagloriaba por no necesitar mirar vídeos y revistas pornográficos porque no le interesaba el tema a pesar de estar en plena edad de deseo. Lo tenía en alto, sacudiéndolo, hasta que estuvo a punto de chocar con el dueño. Estaba rojo y se lo arrebató de un golpe.

Al menos, meterse un poco con Changjo como venganza de cuando lo hacían con él, le ayudaría a olvidar el caos mental que tenía desde que se había levantado.

— ¡Tienes novia!—lo acusó al instante.

— ¿Es que no puedo tener un libro de estos sin necesidad de tener novia?

— ¿Para qué ibas a quererlo y tenerlo tan bien escondido, si no es por eso?

—Por… por curiosidad… ¡además, fue un regalo!

— ¡De tu novia!

— ¡Ricky, por favor…!

—Llámame hyung…

— ¡¿Qué sucede aquí?!—Chin Hae apareció. Parecía un poco furiosa por el ruido que estaban haciendo— Se supone que Niel tiene que descansar, así que quiero una buena explicación de por qué estáis armando todo este jaleo…

—Lo… lo siento. Es que he encontrado un libro en el cuarto de Changjo y… y me ha hecho gracia…

— ¿Un libro, qué libro?—no hubo respuesta— Veo que lo tienes en la mano. Changjo, quiero verlo—no le quedó otra que dárselo. La mujer lo agarró, lo abrió y cotilleó igual que Ricky hiciera momentos antes y sonrió complacida antes de volver a cerrarlo—. Pues me parece estupendo que Changjo tenga este libro. No sé a qué viene mofarse de él. Está genial y es de hombres maduros querer informarse de este tipo de cosas para poder disfrutar del sexo con su pareja—ante la mención de la palabra sexo, Ricky notó sus orejas calentarse y por el rabillo del ojo vio a Changjo del mismo color, pero sonriendo triunfante. Se mordió el labio inferior. Su pequeña artimaña al final se había vuelto en su contra—. Hay muchas relaciones que se acaban porque cada uno tiene interés sólo por su propia satisfacción, sin pensar en la del otro. Este tipo de lecturas ayudarán a Changjo para que eso no le suceda. Ya sea ahora… o en el futuro.

—De momento, es sólo por… informarte. Para un futuro.—Ricky creyó ver en la mirada de ambos algo que les hizo mucha gracia, pero que sólo ellos entendían.

— ¿Hablando de sexo de buena mañana?—preguntó Chunji apareciendo de la nada con el cabello húmedo. Se acercó hasta ellos y cotilleó el libro— Oye, ya me lo prestarás, suena interesante. Creo que me será muy útil… mmm… algún día.—añadió, como si intentase desviar la atención de lo que acababa de decir.

Ricky suspiró, angustiado. No le gustaba la situación. Recordaba que se había estado besando y tocando con su noona el día anterior, e incluso él sabía qué podría haber sucedido tras eso si el alcohol no los hubiera dejado k.o. a ambos. Toda aquella charla, en vez de hacerle distraerse, le hacía pensar más en el tema.

Mientras los demás hablaban y el líder se les unía, decidió ir a ducharse, igual de confundido que cuando había abierto los ojos casi un par de horas atrás.





Era el penúltimo programa y como lugar de grabación habían elegido el planetario, para tener al mismo tiempo una sesión de diversión y aprendizaje.

En cuanto llegaron, Zi Yu se fue a por L. Joe, mientras que Amaia fue a por Changjo, que como siempre, se mostraron encantados por eso, aunque los niños no se olvidaron de saludar a los demás.

En la entrada les esperaba la que sería su guía, la doctora en astrofísica Kim Jin Joo. La estudiaron con disimulo mientras se llevaban a cabo las presentaciones, y se quedaron sorprendidos. Era alta para la media coreana, superaba el metro setenta, tenía una melena larga que le llegaba a la cintura y que llevaba recogida en una cola de caballo. Era esbelta, con un cuerpo por el que muchas mujeres pagarían grandes cantidades de dinero para lograr tener. Pero no era eso lo que más les atraía. Tampoco su rostro, en el que destacaban unos ojos grandes, pero que por lo demás, era bastante común. Sino su presencia. En cuando la vieron lo notaron. Tenía un magnetismo del que era imposible huir y eso les hizo sentir un escalofrío en el espinazo. Aquella mujer tenía carácter y sabía imponerse, sin dejar que nadie la infravalorase.

— Bienvenidos. Tenemos todo preparado, y como aquí lo principal son los niños, — desvió la mirada hacia ambos sonriéndoles con amabilidad— la visita no será muy técnica. Para estos casos tenemos preparado un programa especial en el que se pretende introducir a los pequeños en el mundo de la astronomía de una manera divertida. Así que si os parece, iniciaremos la visita. — Su sonrisa amable no escondía la orden teñida de sugerencia y los chicos accedieron de inmediato.

— ¿Tienen muchos visitantes? — Niel fue el primero en preguntar, quería romper el hielo, porque ella se había quedado en silencio y eso le estaba poniendo muy nervioso.

— Pues sí, la verdad es que solemos tener muchas visitas. En el caso de grupos muy numerosos se tiene que reservar con un mes de adelanto. A pesar de la popularidad del lugar, somos pocos los trabajadores, y además, tenemos que combinarlo con nuestra vida académica y nuestra labor investigadora. — Estamos tan ocupados como vosotros cuando estáis de promociones. — Su sonrisa divertida les hizo sonreír, pero siguieron estando incómodos.

Al cabo de un momento les hizo entrar en una sala con mesas y sillas. Las paredes estaban decoradas con pósters de nebulosas, algo que fascinó tanto a los pequeños como a los chicos.

— ¿Os gusta? — En su voz pudieron notar el orgullo que sentía al ver esas reacciones.

— Son muy hermosas. — Chunji no podía dejar de mirar hacia todos lados.

— Los colores son increíbles. — CAP se volvió hacia ella sonriendo y eso la divirtió.

— ¿Cómo se llaman? — Amaia se volvió hacia Jin Joo, muerta de curiosidad.

Eso hizo que ella se acercase a los dos niños, que estaban juntos y los cogiese de las manos, para llevarlos hacia cada uno de los pósters.

Lo que no esperaba y la sorprendió, fue que los chicos también los siguiesen para prestar la máxima atención a sus explicaciones.

Todo lo que les contaba era muy complejo, pero ella lo contaba de tal manera que lo hacía parecer todo un juego de niños. El recorrido por las nebulosas que allí aparecían duró una media hora y en cada una de las ocasiones que cambiaban a otra, Jin Joo tenía que llevarse a rastras a Zi Yu y Amaia porque se quedaban embobados ante las fotografías, aunque no eran los únicos.

— Bien, ahora tanto grandes como pequeños vais a dibujar vuestra nebulosa favorita y explicármela a mí con vuestras propias palabras. — Aquello hizo palidecer a los seis muchachos, que no se esperaban eso ni por asomo.

— Pero si se supone que nosotros no tenemos que hacer eso. — La voz de Changjo sonaba estrangulada.

— Es verdad, esto se supone que es una actividad para que hagan los niños. — Ricky se apresuró a apoyar a Changjo.

— Vosotros sois los padres y como tales, se supone que tenéis que interactuar con vuestros hijos, y ésta es la mejor forma. — Fue hasta un cajón del que sacó hojas tamaño Din – A3 y varias cajas de colores que les fue pasando hasta que todos tuvieron el material necesario. — Bien, tenéis un cuarto de hora para hacer los dibujos. — Miró su reloj, levantó su mano derecha y al cabo de un momento la bajó. — Comenzad.

Jin Joo empezó a pasearse entre ellos para ver los progresos que iban haciendo y animando a los pequeños, que sonreían felices al recibir los ánimos.

— Bien, se acabó el tiempo. Hora de mostrar el trabajo realizado y dar las explicaciones.

Sólo tres personas se mostraron orgullosas de sus trabajos: Amaia, Zi Yu y CAP. Mientras que los demás se mostraron reticentes a mostrar sus dibujos.

— ¿Quién de vosotros empezará?

— Yo lo haré, cuando antes mejor. — Un resignado L. Joe se puso ante Jin Joo y le mostró un dibujo de la nebulosa Trífida o M20.

Cuando acabó la explicación, Jin Joo lo felicitó, tanto por la explicación, como por el dibujo, ya que era algo difícil de hacer y él sonrió aliviado.

A continuación fueron Zi Yu y Amaia, que se decantaron, él por la nebulosa Hélix y ella por la de ojo de gato, logrando los aplausos de todos los allí presentes por haberlo hecho muy bien.

Y tras ellos, el resto de chicos: Niel eligió la nebulosa de las Pléyades o M45, Chanjo la del Águila o M16, Chunji la NGC 2818, Ricky la NGC 3603 y por último CAP la de la Cabeza de caballo o Barnard 33.

Cuando CAP mostró su dibujo, Jin Joo se quedó asombrada, porque era de lejos, el mejor de todos. A los demás no les sorprendió, porque era sabido que al líder se le daba muy bien el dibujo.

— Bien, creo que el ganador sin duda alguna es CAP. — Miró a todos y los vio asentir. — Tu dibujo es muy bueno, me ha dejado impresionada — Se giró hacia los niños y les sonrió —. Y vosotros dos no os quedáis atrás, ojalá a vuestra edad yo hubiera dibujado así.

Escuchándola, los chicos pensaron para sí mismos que era un acierto darle el premio a C.A.P, pero sin olvidar felicitar a los niños. Era un modo de animarlos a no abandonar su lado artístico, pero ver también que otros podían ser mejores que ellos, y no por eso debían venirse abajo. Había padres que daban a entender a sus hijos que eran lo mejor en todo lo que hacían, y de ese modo los niños se lo creían y al final nunca mejoraban y acababan por quedarse atrás. Tomaron nota de lo que acababan de aprender gracias a Jin Joo. Era una gran lección que nunca olvidarían.

— Bien, hora de ir a ver constelaciones. — Y salieron de allí rumbo a otra zona del planetario.

No tardaron mucho en llegar, y cuando lo hicieron, fue como si entrasen a una gran sala de cine, pero ésta, al contrario que las otras, era de forma redonda.

— Sentaos y poneos cómodos. — Jin Joo los vio ir hacia la zona media de la sala, mientras llevaban con cuidado a los niños para que no se cayesen, lo que le hizo sonreír con cariño, porque parecían unos verdaderos padres. — ¿Estáis listos? — Un sí a coro llegó con fuerza hasta ella, que se había puesto tras un atril.

Apagó las luces y de repente el techo mostró todas las constelaciones, tanto las del hemisferio norte como las del sur. Jin Joo pudo escuchar la fascinación en sus voces al hacer aquello, y era algo que siempre la hacía feliz, porque todo el mundo reaccionaba igual, daba igual su edad.

La conferencia duró una hora, tras la cual volvió a encender las luces, atrayendo la atención hacia ella. El grupo se reunió con ella que los esperaba en silencio, estudiándolos, volviéndoles a hacer que se sintiesen incómodos.

— ¿Tenéis alguna pregunta?

Amaia y Zi Yu enseguida levantaron los brazos, ella se sentó en el suelo e invitó a todos a que hiciesen lo mismo antes de contestar a los niños, de la manera más sencilla posible para que lo entendiesen.

Tras ellos, todos los chicos le hicieron varias preguntas y así pasaron unos tres cuartos de hora. Fue una charla divertida y logró que volviesen a relajarse, porque había notado la tensión que atenazaba sus cuerpos cuando ella los observaba en silencio.

Llegó la hora de irse, aunque antes les dio a los niños unos recuerdos del planetario que agradecieron con entusiasmo.

Justo cuando estaban a punto de salir del edificio, Niel vio cómo un hombre se reunía con Jin Joo, supuso que era otro astrónomo, y que los miraba de manera especulativa.

— Menos mal que les tocó hacer a ellos de padre en vez de a Seo Minwoo y compañía. Habría sido difícil reencontrarte con él.

— Para nada, créeme. Habría sentido lo mismo que sentí ahora, es decir, nada.

Niel los vio marcharse, pero la mención del líder de 100% y que ambos astrónomos lo conociesen le dejó intrigado. Tenía que acordarse de preguntarle si los conocía, aunque por lo que ella dejó caer, la relación no tuvo que acabar nada bien.





Estaba agobiado, tanto, que sentía que se iba asfixiar.

Tras la grabación del programa el día anterior, habían vuelto a la empresa para seguir con la preparación del nuevo trabajo y le había supuesto un esfuerzo titánico permanecer centrado en el trabajo sin dejar traslucir lo que sentía. Después de todo era el líder y como tal tenía que ser un ejemplo para los demás, algo que a veces le hacía sentir muy solo. Necesitaba hablar, desahogarse con alguien, pero no podía hacerlo con sus compañeros, porque sería incrementar las preocupaciones del grupo y no se podían permitir tener problemas a esas alturas de la película.

Sung Jun, ella la solución, si iba a hablar con ella se quedaría tranquilo. Después de todo, ella siempre había logrado calmarle y hacer que sus preocupaciones disminuyesen, de una manera algo arisca. Ella era su refugio, el único lugar seguro que conocía fuera de casa de sus padres.

— Chicos, me voy a ver a Sung Jun noona, no me esperéis. — Y sin darles tiempo a replicar nada, salió corriendo, pero asegurándose de ir camuflado. Cogió un taxi y sonrió feliz porque vería de nuevo a su noona.

A medida que se acercaba a su destino, la idea de ir a ver a Sung Jun ya no le parecía tan buena como al principio. Por eso, cuando se bajó del taxi y entró en el edificio, los pies le pesaban como si fuesen de plomo, mientras se preguntaba una y otra vez por qué había cometido la locura de ir a verla, porque total, le iba a decir que no nada nuevo por lo que estaba pasando, que ya antes había tenido los mismos problemas, y que seguía siendo un crío por no saber encarar los retos que se le presentaban.

Sin darse cuenta, ya estaba en la puerta de Sung Jun, levantó una mano para llamar al timbre, pero no lo hizo, la bajó, se mesó el cabello, volvió a subir la mano, y otra vez la volvió a bajar. Suspiró derrotado y se dirigió al ascensor, con la cabeza gacha y el alma por los suelos.

— Min Soo, no te hagas ilusiones, nunca tendrás lo que los demás tienen con sus noonas y tanto ansías, es inútil, no va con ella. — Eso era algo que llevaba mucho tiempo repitiéndose, y esperaba que algún día, a fuerza de repetírselo, dejara de ansiar que Sung Jun le demostrase que lo quería de la misma manera en que lo hacían las noonas del resto de sus compañeros.

Tan ensimismado estaba en su mundo, que no se dio cuenta de que alguien lo estaba llamando hasta que lo giraron para encarar a su interlocutor. Cuando vio de quién se trataba, abrió los ojos de manera desmesurada y maldijo para sí mismo. Maldita fuese su suerte, de todas las personas con las que podría haberse encontrado tenía que ser él.

Allí estaba Kim Chang Hoon, el novio de Sung Jun. Era un hombre alto, atractivo, aunque no guapo, con una personalidad arrolladora, y algo que muy pocos sabían, un corazón de oro. Él era uno de los pocos privilegiados al que se había abierto y lo tenía en gran estima. Respetaba a ese hombre, porque había conseguido llegar muy alto en su profesión, era arquitecto, desde una situación muy humilde. Pero sobre todo, porque había demostrado ser el compañero perfecto para su noona.

— ¿Has venido hasta aquí y te vas sin ver a Sung Jun? — Su mirada indagadora lo hizo sentir incómodo. Eso era algo que no le gustaba de él. Cuando lo miraba de esa manera, era como si pudiese ver todo lo que había dentro de su corazón y su cabeza, lo que le hacía sentir desprotegido.

— Bueno, verás, iba a verla, pero me he recordado que tengo que regresar a la agencia…

— ¿A estas horas? — Su sarcasmo al ser pillado en esa mentira lo hizo sentir como un crío pequeño.

— Me he dado cuenta de que en realidad lo que tenía que hablar con Sung Jun noona no es tan importante, puede esperar. Así que me voy. — Se estaba frotando las manos contra los lados de los pantalones debido al nerviosismo.

— Si has venido hasta aquí, es que lo que tienes que contarle es importante, así que déjate de tonterías y vete a hablar con ella.

— No, hyung, en serio, no es necesario, no quiero molestarla, ya es tarde.

Ahí estaba su salvación, el sonido que indicaba la llegada del ascensor. En pocos segundos se abrirían las puertas y él lograría escapar. Aunque su plan se vio frustrado, porque Chang Hoon hizo algo increíble, se lo cargó al hombro como si fuese un saco de patatas.

— ¡Hyung, ¿qué haces?! ¡Bájame! — Empezó a patalear, pero Chang Hoon le dio una palmada en el trasero para que se estuviese quieto.

— Vas a ir a ver a Sung Jun quieras o no. A mí no me engañas. Ah, y mejor quédate calladito y quieto, porque no creo que te guste que salgan los vecinos a ver qué está pasando, te vean de esta guisa y empiece a correr la noticia como la pólvora, ¿verdad? — Chang Hoon sonrió con suficiencia mientras emprendía rumbo al piso de su novia y CAP rezongaba en silencio.

— Chang Hoon, ¿se te ha…? — Sung Jun no pudo continuar con lo que iba a decir, porque se quedó boquiabierta al ver aquella estampa. Su novio llevaba sobre el hombro a un chico.

— Te traigo un regalo. — Y con cuidado dejó a CAP en el suelo, le dio la vuelta, y lo puso frente a Sung Jun sujetándole de los hombros para que no saliese huyendo.

— Min Soo, ¿qué…? ¿Por qué…? — Sung Jun sólo podía alternar entre señalar a uno y otro, mientras que Chang Hoon sonreía divertido y a CAP se lo comía la vergüenza y miraba para cualquier otro sitio que no fuese hacia su noona.

— Nuestro pequeño tiene que hablar contigo, pero como no se atreve decidió poner pies en polvorosa arguyendo que no era nada importante. Como si fuese eso verdad. — El tono paternalista hizo que CAP girase la cabeza y lo mirase cabreado.

— ¡Eso no es…! — Al ver a Chang Hoon enarcar una ceja y mirarlo con incredulidad le hizo guardar silencio de inmediato.

— Jovencito, más te vale que le cuentes a tu noona todo lo que te preocupa, porque te aseguro que si no lo haces, nos pasaremos la noche aquí. — CAP lo miró con incredulidad. — No me mires así, estoy siendo serio, puedo quedarme aquí hasta que decidas hablar, por lo que creo que es mejor que cuanto antes empieces, antes acabarás y así tu noona podrá dormir, ¿verdad?

Aquella amenaza de que Sung Jun no pudiese dormir por culpa de su cabezonería, le hizo claudicar. Chang Hoon notó cómo se relajaba y lo soltó, pero se mantuvo expectante, por si acaso tenía que volver a intervenir.

— Min Soo, vamos al salón y cuéntame qué es lo que te pasa y por qué decidiste irte sin querer verme.

Mierda, Sung Jun estaba dolida por su falta de confianza, lo que le faltaba. A ver cómo arreglaba aquello.

— De verdad noona, no es lo que crees. — Su tono apesadumbrado se ganó una mirada silenciosa de Sung Jun.

— Venga chaval, tira para el salón, habla con tu noona y discúlpate con ella. — Chang Hoon le dio un pequeño empujón, para que siguiese a Sung Jun. CAP se giró y lo pudo ver sonriéndole dándole ánimos.

— Sung Jun, y tú procura ser más suave con nuestro pequeño. Está hecho polvo y lo que menos necesita en estos momentos es una sesión de tus “cuidados especiales para donsengs”. — Su mirada de advertencia y ese tono, hicieron empalidecer a Sung Jun. Allí pasaba algo que a él se le escapaba, pero sabía que su noona no le diría nada.

— Tranquilo, saldrá de aquí indemne. — La superioridad de su voz, lo hizo poner los ojos en blanco y suspirar exasperado.

— Bueno, me voy. Os dejo que habléis con tranquilidad.

— Hyung, no hace falta que…

— Min Soo, de todas maneras me iba ya. Además, Sung Jun, antes que ser mi novia, es tu noona, y no pienso tolerar que ella sufra al ver que tú estás mal. Su felicidad es lo más importante para mí. Y aunque no lo creas, tú eres alguien extremadamente importante para Sung Jun. — Vio cómo la afectada se ponía roja como un tomate y le dedicaba una mirada asesina, mientras que CAP se quedaba tan asombrado ante esa revelación, que no podía hacía otra cosa sino mirar de uno a otro de manera alterna. — Espero que nos volvamos a ver pronto Min Soo. Ah, y ánimo con el nuevo disco. — Y tras dedicarles una sonrisa se fue.

Una vez fuera, Chang Hoon se apoyó contra la puerta y suspiró temeroso, mientras giraba un poco la cabeza hacia la puerta.

— Sung Jun, deja de lado tus miedos y muéstrale de una vez a Min Soo lo que de verdad hay en tu corazón.

Mientras, dentro del piso, CAP se había sentado en un extremo del sofá, mientras que Sung Jun lo había hecho en el otro. Se había creado un silencio incómodo, aunque al final fue ella quién lo rompió.

— ¿Qué es lo que pasa Min Soo? — La voz de Sung Jun era suave y lo miraba tratando de descubrir qué era lo que iba mal. CAP, por su parte, se puso en pie y empezó a pasearse arriba y abajo de manera distraída. — Ten cuidado con la mesa. — La voz carga de aprensión de Sung Jun lo trajo de vuelta, la miró en silencio de manera interrogante y con algo de retraso se dio cuenta de lo que le había dicho. La mesa con la que se había golpeado la otra vez. Sonrió y se alejó algo más.

— Es lo de siempre, por eso me iba a ir sin decirte nada. El trabajo, el agobio por el nuevo disco, la cantidad de horas que nos pasamos ensayando y practicando la coreografía, la falta de sueño, los problemas que puedan surgir con el disco. Y súmale el programa, que vale, sólo queda uno, pero desde hace un tiempo no paro de preguntarme qué será de los niños, qué pasará con la relación que hemos creado. Vale que no soy la alegría de la huerta, y que tampoco se me dan nada bien, pero de alguna manera logré conectar con ellos y que me quisiesen. Tengo miedo a perder eso. Y sí, lo sé, es un programa, y tras él cada cual tendrá que seguir con su vida, pero es que noona, quiero a esos niños. — Su voz y mirada desamparadas hicieron que a Sung Jun se le pusiese un nudo en la garganta y los ojos se le humedeciesen. Tragó con fuerza, carraspeó para dominar su emoción y al cabo de un momento le dedicó una sonrisa cargada de cariño, algo que dejó a CAP fuera de combate.

— Min Soo, ven aquí y siéntate. — Sung Jun dio unos pequeños golpes al sofá y CAP obedeció en silencio. — Lo del trabajo no puedo hacer nada por solucionarlo, es la vida que elegiste, y por lo tanto tienes que encararlo como has hecho hasta ahora, pero mejorando un poquito respecto a otras veces. Ya tienes algo de experiencia, eres más maduro que cuando empezaste y por lo tanto, capaz de sobrellevar este tipo de situaciones. Sí, con la edad la responsabilidad va aumentando, pero las satisfacciones y el bagaje que acumulas mientras sigues por el camino elegido, te ayudan a compensar las penurias que también te toca pasar. Puedes presumir de tener un conocimiento del mundo real, muy superior al que tiene cualquier otro muchacho de tu edad, ¿no te hace sentir algo de orgullo? — Guardó silencio, vio cómo sopesaba lo que le había dicho y asentía en silencio. — Bien, así me gusta. Respecto a los niños, sí, cada uno tiene su vida, y puede que el contacto se rompa tras la grabación del último programa. Los niños aún son muy pequeños, para que con el paso del tiempo recuerden lo que vivieron con vosotros, pero Min Soo, tras el programa, serás tú quien decida si seguir o no en contacto con ellos. Tú serás el único que diga: “Quiero que estos niños sigan formando parte de mi vida y yo quiero formar parte de la suya”. Es tan simple como eso.

Aquello hizo que CAP la mirase azorado, nunca se había parado a pensar en esa posibilidad, y lo que le acaba de decir Sung Jun le había abierto los ojos. Era verdad, era él quien decidía si seguir adelante o no. La sonrisa que le dedicó, a punto estuvo de partirle la cara en dos.

— Noona, eres genial. Como siempre, tienes la solución a todos los problemas. — Y levantó los dedos pulgares para darle énfasis a su declaración.

— Si eso fuese verdad, el mundo no estaría hecho una mierda, Min Soo. — Su tono decepcionado le borró la sonrisa.

— Vale, tienes razón, pero al menos, cuando se trata de mis problemas siempre me das soluciones. — Se agarró las manos con fuerza, para evitar abrazarla como era su deseo.

Sung Jun se levantó e hizo algo que volvió a dejarlo sin palabras, le acarició con brevedad una de las mejillas, mientras le dedicaba una mirada pensativa, aunque vio sus ojos llenos de tristeza, algo que se apresuró a esconder.

— Te voy a preparar la cena, pero en cuanto cenes, te llamo un taxi y de vuelta a casa, que mañana tienes que trabajar, ¿de acuerdo? — CAP sólo pudo asentir en silencio, aún fascinado por aquel gesto de cariño.

— ¿Puedo ayudarte? — Su voz y su mirada estaban cargados de ansiedad. Sung Jun sonrió de medio lado y le hizo un gesto para que lo acompañase a la cocina. CAP sonrió feliz y se levantó de inmediato siguiéndola sin dejar de sonreír.

Aunque los preparativos transcurrieron en un ambiente distendido, a la hora de la cena Sung Jun se dio cuenta de que había algo más que CAP no le había dicho, porque removía la cena de manera nerviosa y apenas se atrevía a mirarla.

— Min Soo, ¿qué es lo que te falta por decirme? — Lo vio pegar un pequeño salto en la silla y dedicarle una mirada de refilón, algo que la hizo suspirar exasperada. — Min Soo, o me lo dices o te lo saco yo a pescozones, tú eliges.

— Bueno, verás noona… Es que… — Lo vio remover la cena con aún más nerviosismo, coger aire con fuerza y mirarla de frente. — El próximo sábado organizaremos la fiesta de cumpleaños de Niel, que sí, será con mucho retraso, pero bueno, aún así merece la pena. — Observó cómo iba reaccionando y por el momento se sintió tranquilo. — Y me estaba preguntando si querrías venir conmigo. — Esto último lo dijo muy deprisa y desviando la mirada hacia otro lado.

— Min Soo, mírame. — Sung Jun guardó silencio hasta que él hizo lo que ella le había pedido y entonces le sonrió entre divertida y exasperada. — ¿Tan terrible era pedírmelo? — Lo vio asentir inseguro y ella suspiró exasperada. — Debería darte un pescozón, pero le prometí a Chang Hoon portarme bien. Iré contigo a la fiesta, ¿contento? — Vio cómo poco a poco Min Soo sonreía de oreja a oreja, mientras suspiraba aliviado, algo que la enterneció, pero sin dejarlo traslucir.

— Genial noona, vendré a recogerte a las seis. Por cierto, no hace falta que te pongas muy elegante, va a ser algo sencillo, puedes ir como vas siempre.

— Tienes que decirme lo que le gusta a Niel para comprarle el regalo, pero ahora lo más importante es que te acabes la cena. Así que venga, sigue comiendo, y mientas háblame de sus gustos. — Lo vio asentir, y la cena prosiguió de manera distendida, mientras CAP no paraba de hablar por los codos.

Tras ayudarla a fregar y recoger, Sung Jun hizo lo le dijo, por lo que CAP tuvo que irse de inmediato, ya que el taxi no tardaría mucho en llegar. Estaba en la puerta cuando Sung Jun volvió a llamar su atención.

— ¿Sí noona?

— Min Soo, quiero que te grabes una cosa a fuego en esa cabeza dura que tienes. SIEMPRE que necesites hablar, sea de lo que sea, por nimio que te parezca, cuéntamelo. No te guardes las preocupaciones. Estoy aquí para algo, ¿de acuerdo? — Vio cómo CAP tragaba con fuerza y asentía en silencio. Ella, frunció el ceño fingiendo enfado, mientras ponía las manos en la cintura. — Y jovencito, ánimo en el trabajo, porque espero un gran disco, ¿entendido?

— Sí. Me esforzaré al máximo. Y ahora noona vete a dormir que necesitas descansar. — Y sin esperar respuesta salió del piso.

Una vez fuera, mientras se dirigía al ascensor, esbozó una pequeña sonrisa.

— Quién sabe Min Soo, después de todo, puede que aún quede algo de esperanza para que tu sueño se haga realidad. — E inspirando con fuerza, se montó en el ascensor y regresó a su piso sintiéndose más libre de lo que se había sentido en mucho tiempo.



-CONTINUARÁ-

1 comentario:

  1. Hola chicas, hasta hoy comento porque andaba de vacaciones y solo lo leí de pasada la semana anterior para calmar la ansiedad. Así que hoy lo volví a leer, pero con calmita y saboreando cada párrafo. Espero esa fiesta de cumpleaños y cada uno vaya con su respectiva noona y ver que sale de ahí, espero que muchas cositas divertidas entre otras. Les reitero mi gusto por esta historia y mi admiración por el tiempo que le dedican y la imaginación que le ponen. Aprecio un chorro y dos montones su trabajo. Pues eso y a esperar a que publiquen el siguiente. Saludos!!

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