Por @Ari2PMAM y @Jeannelok
No sacar ni publicar en otro lugar sin permiso de las autoras y sus respectivos créditos.
Capítulo 7
Aquel día, para la grabación del
programa se reunieron en la entrada del centro comercial y en cuanto Amaia vio
a Changjo se fue corriendo a por él, que se había agachado y abierto los brazos
para darle la bienvenida. Se abrazaron con fuerza para luego besarse en las
mejillas.
Zi Yu, por su parte, les había
sonreído con timidez y se fue directo al lado de L. Joe, al que cogió de la
mano, algo que los sorprendió a todos, y durante un momento apenas pudieron
articular palabra, mientras Amaia emitió una leve risa divertida.
— Chicos, ¿cómo estáis? — Niel
los miró a ambos sonriendo.
— Bien, gracias. — Zi Yu había
elevado un poco más la voz, demostrando algo más de confianza, lo que les
alegró mucho.
Mientras miraban a Zi Yu, Amaia
le hizo un gesto a Changjo para que la bajase y él tras una leve sonrisa la dejó
en el suelo. En cuando pudo, se fue a por Niel, al que cogió por la pernera del
pantalón y tiró para llamar su atención.
— ¿Qué pasa cariño? — Como toda
respuesta, extendió los brazos y Niel enseguida la cogió en brazos.
— Yo también estoy bien. — Y se
miraron sonriendo.
Tras eso, se pusieron en camino,
pero justo antes de entrar, Amaia le pidió a Niel que la dejase en el suelo y
se fue al lado de CAP, al que cogió de la mano, pillándolo desprevenido. La
miró sorprendido, pero luego se sonrieron y ninguno dijo nada más, no hacía
falta.
Iban de camino a la sección de
ropa infantil, cuando al pasar por la sección de joyería CAP se paró ante una
de las vitrinas. Amaia se sorprendió al ver cómo miraba un colgante en forma de
rosa.
— ¿Papá CAP? — Su pregunta
dubitativa no consiguió hacerlo volver a la realidad, ni siquiera que le
moviese el brazo con fuerza.
— ¡Hyung! — L. Joe se había
percatado de aquello y con el grito consiguió hacerlo reaccionar. Tanto él como
Amaia lo miraban de manera extraña, él sólo les sonrió y llevó a la niña hasta
donde los demás estaban esperando para empezar con su jornada de compras.
Cuando llegaron a la sección de
ropa infantil, empezaron a buscar conjuntos para los críos y mientras que para
Zi Yu se pusieron de acuerdo enseguida, el caso de Amia fue diferente, porque
mientras que CAP, L. Joe y Ricky preferían verla de pantalones, Changjo y Niel,
apostaban por los vestidos, mientras que Chunji se mantenía en silencio,
observando todo aquello.
Mientras seguía la discusión, a
CAP no se le pasó por alto, cómo Zi Yu no paraba de jugar y observar una de las
pulseras de plata que llevaba L. Joe.
Al final, la discusión sobre la
ropa terminó en decisión salomónica, dos conjuntos para cada niño y así podrían
ver a Amaia con los pantalones y la camiseta y otro día llevaría el vestido.
Cuando los vieron llevando las
ropas que habían elegido, todos prorrumpieron en exclamaciones de admiración
que sonrojaron a los críos, provocando las risas entre los adultos.
Tras cambiarse, Amaia se fue directa
hacia CAP.
— Cógeme en brazos. — Aquella
petición pilló al líder con el pie cambiado y lo hizo palidecer. Miró a los
demás en busca de apoyo, pero éstos sólo sonreían divertidos.
— Hyung, no se va a romper porque
la cojas en brazos. Es más fuerte de lo que crees. Venga, vamos, no te
acobardes. — El tono paternalista mezclado con algo de superioridad de Changjo
hizo gruñir al líder. Volvió a mirar a Amaia que le sonreía divertida, mientras
seguía esperando con los brazos abiertos. Inspiró con fuerza, se agachó y tras
un momento de duda, por fin la cogió en brazos, haciendo que el resto del grupo
aplaudiese ante ese hecho, mientras Amaia sonreía divertida.
— Eres una pequeña bribona. — Su
recriminación carecía de censura, porque le estaba sonriendo divertido.
— Quería que me cogieses en
brazos.
— Pues lo has logrado. — Ante
eso, Amaia volvió a reír.
— Papá, quiero que me lleves a
ver algo que vimos antes.
— ¿A dónde? — CAP la miraba con
el ceño fruncido pero Amaia sólo señaló hacia la sección de joyería. Miró hacia
allí, luego volvió hacia a Amaia y acabó mirando al resto del grupo. — Chicos,
volvemos en un momento, Amaia quiere que la lleve a ver algo que le llamó la
atención.
Se pusieron en camino y dos de
los cámaras iban a seguirlos, pero CAP consiguió que los dejasen a solas,
arguyendo que sólo les llevaría un minuto y que era más importante grabar cómo
Zi Yu se iba abriendo con los demás.
Amaia lo fue guiando hasta que
acabaron en el expositor ante el que se había quedado parado cuando entraron.
Estaba lleno de piezas de
Swarovsky pero él sólo veía una de ellas, un cordón del que pendía una rosa de
color rosado.
Al volver a verlo, algo en su
memoria intentó hacerse hueco, pero por más que lo intentase no entendía por
qué sentía ese agobio al ver la rosa de cristal.
— Es precioso, me gusta mucho. —
Amaia miraba el colgante con embeleso y su voz era soñadora.
— ¿Lo quieres tener pequeña? —
CAP la miró sorprendido porque la niña se había dado cuenta de qué había
atraído su atención.
— Papá, eso es para chicas
grandes, yo soy una niña todavía, pero algún día me gustaría llevar algo así. —
Estaba triste pero resignada.
— Cariño, espera un momento en el
suelo. — CAP la bajó sin darle tiempo a que dijese nada y llamó a la
dependienta.
— ¿Podría envolverme este
colgante para regalo? Y de paso, ¿tienen algo con rosas que sea apropiado para
una niña? — No sabía por qué pero sintió la urgente necesidad de hacerse con
ese colgante.
— Por supuesto, ahora se lo
preparo. Lo otro puede verlo en aquel otro mostrador. — Y le señaló uno que
estaba cerca de donde los demás los esperaban.
— Muchas gracias. — Un momento
después, tenía el regalo y se lo guardó en el bolsillo interior de la cazadora.
— ¿Me guardarás el secreto? — Amaia sonrió divertida mientras asentía. CAP le
sonrió y cogiéndola de nuevo en brazos la llevó hasta donde le había dicho la
dependienta.
— ¡Chicos! — Los demás se giraron
hacia él y se les acercaron. Zi Yu venía de las manos de L. Joe y Ricky, algo
que le hizo sonreír.
— Hyung, habíamos pensado que podríamos
comprarles algo más como recuerdo. — Changjo había tomado la iniciativa pero no
se había dado cuenta de cómo el crío jugaba con una de sus pulseras.
— Estoy de acuerdo. Aquí a
nuestra pequeña le gustan las rosas, así que había pensado en buscarle una
pulsera que las tuviese, ¿qué os parece? — Aquella muestra de confianza en algo
relacionado con los niños, volvió a sorprenderlos, pero todos estuvieron de
acuerdo. — Y luego buscaremos algo para nuestro pequeño, aunque creo saber qué
es lo que querrá. — CAP lo miraba divertido, mientras que los demás miraron de
uno a otro preguntándose qué es lo que se les había pasado a ellos y de lo que
el líder se había dado cuenta.
Se pusieron a buscar una pulsera
para Amaia que llevase rosas. Mientras CAP seguía sosteniéndola en brazos, L.
Joe enseguida se dio cuenta de que Zi Yu apenas podía ver lo que ellos estaban
mirando, así que se agachó ante él.
— ¿Quieres que te coja en brazos
y así lo podrás ver todo sin problemas? — Lo estaba animando a que confiase un
poco más en ellos y tras un momento de duda, el niño abrió los brazos y L. Joe
lo cogió con cuidado.
Aquel gesto de confianza hizo que
los demás lo felicitasen y sonriesen animándolo.
— Bien y ahora sigamos a la
búsqueda de la pulsera, ¿te parece? — L. Joe lo miraba divertido y Zi Yu acabó
respondiéndole con una sonrisa mientras asentía.
— ¡La encontré! — Changjo se
mostraba ufano mientras señalaba algo en el expositor. Los demás se acercaron y
se mostraron encantados con la pulsera. Era de plata, con pequeñas rosas de diferentes
colores.
— Amaia, ¿te gusta la pulsera? —
Niel se volvió hacia ella, pero no le hizo falta que le respondiese. Ver la
fascinación de la cría fue suficiente respuesta.
— Vale, nos la llevamos. —
Changjo la miraba divertido y ella no pudo evitar sonrojarse mientras ocultaba
la cara en el cuello de CAP, que volvió a sorprenderse pero se adaptó rápido.
Como ella no decía nada, Changjo se acercó a ellos y empezó a hacerle
cosquillas, provocándole de inmediato que rompiese a reír, mientras se retorcía
para evitar el ataque. CAP intentaba mantenerla estable para que no se cayese,
pero al final el maknae se la quitó de los brazos y la cogió él, para empezar a
darle vueltas mientras la abrazaba con fuerza.
— Papá Changjo, para, por favor. —
Amaia seguía riendo, pero ante esa petición, las vueltas pararon de inmediato.
Estaba sonrojada y sus ojos brillaban por las lágrimas del ataque de risa.
Changjo sonrió de oreja a oreja y le dio un sonoro beso en cada mejilla.
— Bien, y ahora le toca elegir a
Zi Yu, ¿qué es lo quieres? Aunque papá CAP parece saberlo. — L. Joe lo miraba
intrigado pero no se atrevía a decir nada, por lo que el líder decidió meterse
por medio.
— Lleva toda la mañana cogido de
tu mano y ni cuenta te habías dado de que estaba jugando con una de tus
pulseras. — El tono paternal del líder hizo que los demás mirasen azorados a Zi
Yu, porque ninguno se había percatado, aunque en el rostro de L. Joe se
dibujaba la culpa.
— Lo siento Zi Yu, no me había
dado cuenta. No se me escapó que jugabas con ellas, pero pensé que estabas
nervioso.
— No pasa nada. — Aunque se
mostraba avergonzado, le sonreía con confianza.
— ¿Cuál de todas las pulseras es
la que te gusta? — Volteó su muñeca hacia arriba para que el niño la señalase,
pero otra vez su timidez entró en acción, así que L. Joe miró a CAP
preguntándole con la mirada cuál era, se agachó con ellos y desabrochando la
pulsera correcta, se la quitó para ponérsela a Zi Yu, al que tuvo que darle dos
vueltas para que no la perdiese.
— No es nueva, así que tenemos
que buscarle algo como a Amaia. — Ricky se apresuró a expresar lo que todos
pensaban.
— A nuestro pequeño le gusta
mucho la música, así que podemos buscar algo relacionado con eso, ¿qué te
parece? — La sonrisa que le dedicó L. Joe al decir eso hizo que Zi Yu se
mostrase exultante pero se contuvo y no lo expresó como a todos les hubiese
gustado, aunque se dieron cuenta del esfuerzo que hacía para adaptarse a ellos.
Lo volvió a coger en brazos y buscaron la sección de música.
Una vez que estuvieron allí,
empezaron a buscar algo que se adecuase a su edad. Amaia de la mano de Changjo
esta vez, ayudaba a buscar algo también, sin dejar de admirar su pulsera cada
dos por tres. Les llevó más tiempo del que creían, aunque al final fue Chunji
el que dijo esta boca es mía al dar con lo que todos querían:
— Aquí hay MP3 para niños, que
además tienen grabadora, ¿qué os parece? —Se sorprendieron al escucharlo
hablar, porque durante toda la grabación se había mantenido en segundo plano y
apenas había dicho nada. Se acercaron, lo cogieron, lo estudiaron, consultaron
con el dependiente y al final se lo pasaron a Zi Yu.
— ¿Te gusta? Con él podrás
escuchar nuestra música y también podrás grabarte cantando. — Ricky trataba de
camelarlo y desde luego tuvo efecto inmediato.
— Sí, mucho, es muy bonito y me
gustaría tenerlo. — Acababa de hablar al mismo volumen que solía hacerlo Amaia
y aquello les hizo gritar de alegría y sin poder contenerse, todos lo fueron
abrazando con fuerza, mientras L. Joe seguía con él en brazos y fue el último
en abrazarlo. Aquel ataque de abrazos acabó haciendo que Zi Yu prorrumpiese en
carcajadas, lo que provocó que todos lo mirasen fascinados.
Estuvieron así unos minutos,
hasta que al final volvió la calma, pero entonces Changjo se dio cuenta de algo
importante.
— Creo que también es importante
que le busquemos un libro de Historia de la Música pero adaptado a los niños. —
De nuevo un coro de aprobación y fueron a la sección de libros para buscar lo
que necesitaban. Ya que estaban allí, decidieron que le regalarían un cuento a
Amaia que estaba mirando con atención por los simpáticos dibujos de su portada.
Después de varios minutos buscando encontraron también un libro adecuado para
el niño, y cuando se lo dieron, Zi Yu parecía a punto de explotar de felicidad.
— Muchas gracias por estos
regalos tan bonitos. — Y les hizo una reverencia que todos correspondieron.
— No sé vosotros, pero yo tengo
mucha hambre y me parece que nuestros pequeños a pesar de la emoción, están
igual. — Ricky se masajeaba el estómago que estaba empezando a sonarle porque
exigía alimentos.
— Hace un gran día, ¿qué os
parece si compramos comida y vamos a comer a un parque y así Amaia y Zi Yu
podrán jugar después? — La idea de Niel gustó a todos, así que fueron a un
supermercado para comprar lo necesario y se desplazaron hasta un parque al que
no solía ir mucha gente, para así no sufrir el agobio de las fans, poder grabar
con tranquilidad y que los niños no se sintiese cohibidos.
La comida fue de lo más divertida
y tras un dejar un rato para reposar la comida, se pusieron a jugar con los
críos hasta que estos no pudieron más y el director dijo que tenían material de
sobra. Al final, a las 5 de la tarde, se despidieron de ellos y volvieron a sus
casas.
Al día siguiente, mientras
estaban en una de las cadenas de televisión, Chunji había salido al pasillo y
fue a una máquina de bebidas de donde sacó un té helado al que le dio un buen
trago nada más tenerlo en sus manos. Llevaba dándole vueltas al día anterior
desde que se había ido a dormir. Tras despertarse, bañarse y vestirse, seguía
sin poder quitárselo de la cabeza. Se daba cuenta de que no dejaba de pifiarla
con todos desde hacía algunos días: Amaia, su noona, el grupo... Y ahora que
tenía un momento de descanso, entre programa y programa, allí tomando una
bebida, se puso a reflexionar. Era él el que había estado equivocado haciendo
las cosas como las estaba haciendo. Se daba cuenta de que no había dejado de
comportarse como un niñato celoso y mimado, que lo único que conseguiría con
esa actitud es que la gente se cansara de él.
Tenía que comenzar a intentar
arreglar las cosas, y sabía cuál era el primer paso que debía dar. Se bebió de
un trago el té y se levantó. En unos quince minutos tenían que regresar al
plató para continuar con el programa donde aparecían como invitados especiales,
así que no tenía mucho tiempo.
Regresó a la sala donde se
encontraban sus compañeros. Antes de todo, tenía que conversar con uno de ellos
en especial. Como el segundo mayor del grupo, debía demostrar cierto nivel de
madurez, sobre todo ante él. Motivado por la envidia, le había dicho muchas
cosas feas y que no pensaba en realidad. Sin embargo sabía que si intentaba
acercarse a él para hablar, los demás se interpondrían creyendo que buscaba de nuevo
pelea, así que al localizarlo sentado en un extremo de la mesa le envió un
mensaje por el móvil para decirle que le esperaba allí fuera.
Al minuto, la cabeza de Changjo
asomó por la puerta y al localizarlo, fue hasta él. Parecía inseguro, creyendo
que iban a volver a discutir. Era una situación muy incómoda y estaba
afectándolos más de lo que debiera. Al verlo, Chunji lo miró con seriedad,
haciendo que los hombros del maknae se tensaran todavía más.
—Creo que pronto nos
llamarán…—Comenzó a decir. Por norma general, no tenía problemas en enfrentarse
a sus hyungs, pero porque sabía que eran bromas sin importancia. Al parecer y
tras su último choque, temía que las cosas fueran a mayores porque sabía que
afectarían al resto del grupo.
Chunji sentía vergüenza de sí
mismo al ver que el pequeño le daba el ejemplo a él y no a la inversa.
—Aún tenemos unos minutos. No
será mucho rato… al menos, eso espero. Supongo que en realidad depende de ti.
—Mira, hyung, sobre todo el tema
este de Amaia…—Comenzó a decir Changjo, visiblemente agobiado. Chunji apretó
los puños, haciendo de tripas corazón, y sin importarle si alguien los veía, se
inclinó noventa grados, interrumpiéndole.
—Lo siento. Mi comportamiento de
estos días ha sido terrible, y lo he pagado contigo aun cuando tú no has hecho
nada malo. — Tardó todavía unos cuantos segundos en enderezarse al no escuchar
más que un resoplido escapar de boca del otro chico. Cuando pudo verle, la cara
de sorpresa de Changjo era digna de fotografiar.
—Tú… ¿acabas de disculparte conmigo?
¿Tú? ¿En serio?—Chunji supo que se había sonrojado al instante y desvió la
mirada.
—No pienses que será algo que
suceda muy a menudo.
— ¿Significa esto que ya no me
odiarás porque Amaia sea cariñosa conmigo?
—Nunca te he odiado. La envidia
hablaba por mí. Tengo que aprender que ella no me pertenece, y cualquiera de
vosotros puede ser su favorito. Supongo que… me…—Le costaba mucho decir
aquello. Algo que había pensado durante bastante tiempo, pero que era incapaz
de expresar, ¿y se lo iba a decir al maknae? Supuso que en cierto modo, se lo
debía. — Que me hacía ilusión ser por fin el que destacaba en algo.
— ¡¿Pero qué dices,
hyung?!—Changjo estaba alarmado por lo que acababa de escuchar y no lo
comprendía.
—Tenemos que volver…
— ¡No, los demás aún están en la
sala! ¡Nos quedan dos minutos! Hyung, no quiero forzarte a contármelo, pero ¿se
puede saber qué has querido decir con eso?
—… Mira, Min Soo hyung es
carismático, L. Joe es guapo, Niel es la voz principal, Chang Hyun hace que las
fans se derritan siendo adorable y tú eres el masculino del grupo… ¿se puede
saber entonces, qué soy yo? Eso… eso cada vez me preocupa más. Supongo que al
fin y al cabo, debería haberme dedicado a ser solista y cantar baladas, que es
lo que se me da bien en realidad.
—…¿Pero tú te estás escuchando,
hyung? ¿En serio pasaba eso por tu cabeza y nunca nos dijiste nada? Hyung, el
grupo te necesita, ¿entiendes? Al fin y al cabo, eres la “mamá”, el que muchas
veces nos regresa cuando nos dispersamos. Quizá no se lo has escuchado decir,
pero Niel dice que está muy contento de que seas la otra voz principal, porque
os complementáis y según él, no podría hacerlo igual de bien si tú no
estuvieras. Eres necesario, como lo es cada uno de nosotros, hyung. No
podríamos avanzar sin ti. —Chunji sabía que su sonrojo iba en aumento, y esta
vez le dio la espalda a su compañero, sintiendo que los ojos le ardían. Las
voces de los demás les llegaron de fondo y de improviso Changjo le rodeó el
cuello con un brazo, por lo que se obligó a tragar con fuerza para no echarse a
llorar. —Venga, ¡el espectáculo debe
continuar!—Sin añadir nada, se dejó llevar por el pequeño del grupo,
sorprendiendo a los demás al verlos. El líder sonrió y le dio un pequeño golpe
en el hombro.
Serían los antepenúltimos en actuar pero llevaban allí desde por la mañana para los ensayos finales y las pruebas de sonido.
Mientras iban de un lado para otro, las fans podían verlos sin problemas, aunque la distancia de seguridad era bastante y ellos, ante los gritos enloquecidos, sonreían y saludaban sin pararse demasiado.
Media hora antes de su salida a escena, recibieron una
visita que los pilló por sorpresa.
— Noona, ¿qué haces aquí? — Niel la miraba sorprendido, pero feliz de verla, mientras los demás le dedicaban una reverencia y la saludaban.
— Vaya, cualquiera diría que no te gusta que haya venido. — El reproche bromista de Chin Hae lo hizo sonreír.
— Sabes que no es verdad, es sólo que no te esperábamos.
— Me han mandado como representante de la empresa, así que me vais a tener que aguantar hasta que os vayáis a casa. — La amenaza les hizo sonreír, porque a todos les gustaba Chin Hae.
— Noona, ¿qué haces aquí? — Niel la miraba sorprendido, pero feliz de verla, mientras los demás le dedicaban una reverencia y la saludaban.
— Vaya, cualquiera diría que no te gusta que haya venido. — El reproche bromista de Chin Hae lo hizo sonreír.
— Sabes que no es verdad, es sólo que no te esperábamos.
— Me han mandado como representante de la empresa, así que me vais a tener que aguantar hasta que os vayáis a casa. — La amenaza les hizo sonreír, porque a todos les gustaba Chin Hae.
Estuvieron hablando hasta que uno de los técnicos les
avisó que en cinco minutos saldrían a escena. Le dieron las gracias y se
pusieron en camino, teniendo que pasar de nuevo ante las fans, a las que
saludaron.
— Niel, espera un momento. — Él se giró hacia ella interrogándola con la mirada y aprovechó el momento para arreglarle el cabello.
— Oh, vaya, gracias, no me había dado cuenta.
— Anda, tira para el escenario y clavad las actuaciones. — Se sonrieron y apuraron el paso para alcanzar al resto.
— Niel, espera un momento. — Él se giró hacia ella interrogándola con la mirada y aprovechó el momento para arreglarle el cabello.
— Oh, vaya, gracias, no me había dado cuenta.
— Anda, tira para el escenario y clavad las actuaciones. — Se sonrieron y apuraron el paso para alcanzar al resto.
Como siempre, sus actuaciones
salieron perfectas. Eran conocidos como el grupo con mejor sincronización de
todo el Kpop y famosa era la historia de “Supa Luv”, donde todos saltaron a la
misma altura. Consiguieron que el público les dedicase una gran ovación y
salieron del escenario sonriendo.
— Chicos, lo habéis hecho de
maravilla, felicidades. — Chin Hae les dio la mano a todos y cuando llegó el
turno de Niel se abrazaron, aunque de manera breve para no suscitar comentarios
malintencionados.
— Muchas gracias noona. La verdad
es que nos lo hemos pasado en grande. — Niel, al igual que los demás, estaba
cansado y sudado, pero satisfecho por el trabajo bien hecho.
— Id a vuestro camerino,
enseguida estoy con vosotros. Tengo que volver al coche, que se me olvidaron
unos papeles que el coreógrafo me pidió que os diese. — Y sin darles tiempo a
contestar, salió de allí corriendo.
Estaba a punto de llegar al
coche, cuando de repente gritó de dolor. Alguien le acaba de agarrar del pelo y
tiraba con mucha fuerza.
— Ahjumma, ¿quién te crees que
eres para tocar a Niel oppa de esa manera? ¿Eh? — Chin Hae pudo ver cómo una
cría de unos trece años la miraba con un odio tan profundo que le provocó un
escalofrío. Sabía de lo que eran capaces esas locas y se dio cuenta de que si
no lograba soltarse estaría en graves dificultades.
— Suéltame ahora mismo. —
Mientras se lo decía con voz dura, intentó soltarse, pero la fuerza de aquella
loca era mayor que la suya.
— ¿Soltarte? Por supuesto, ahora
mismo lo hago. — Su voz rezumaba sarcasmo y al momento, la tiró al suelo.
No tuvo ocasión de levantarse,
porque empezó a asestarle fuertes patadas mientas gritaba enloquecida que no
tocase a su oppa porque era suyo. Chin Hae se había puesto en posición fetal y
se protegía la cabeza con los brazos, mientras gritaba pidiendo ayuda, pero
nadie acudió, pues el sonido de la música era demasiado alto. Cuando se cansó
de asestarle patadas, se puso a horcajadas sobre ella para pegarle puñetazos en
la cara. Chin Hae intentaba defenderse pero no podía hacer nada, sólo tratar de
esquivarlos, aunque era casi imposible. Al final perdió la noción del tiempo y
acabó quedando inconsciente debido a los golpes.
— Chin Hae noona está tardando
demasiado, ¿no os parece? — Niel se paseaba nervioso esperando su vuelta, por
lo que no pudo ver las miradas cómplices de preocupación que se intercambiaron
entre los demás.
— Niel, ¿no sería mejor que
fuésemos a buscarla? — Chunji trató de parecer neutral, pero le fue imposible,
la preocupación se traslució en su voz.
— Sí, mejor vamos a buscarla.
Puede que no sea nada, que esté hablando con alguien del equipo o algún jefe de
la cadena, ¿no creéis? — En esos momentos, el miedo había hecho presa en él,
por lo que los demás prefirieron guardar silencio.
Estuvieron buscándola un buen
rato, la llamaron al móvil pero nada, y ya estaban todos desesperados.
— Vayamos al aparcamiento. — Fue
CAP el que lo propuso y todos asintieron, así que salieron corriendo. Chin Hae
podía aparcar en la zona que había reservada para los grupos, así que decidieron ir allí en primer lugar. Vieron el coche de Chin Hae, aunque Changjo
fue el primero en darse cuenta de que había una mujer tirada al lado del coche.
— ¡Al lado del coche! — Changjo
salió corriendo sin esperar a los demás. Cuando llegó hasta allí, el horror lo
paralizó y no pudo hacer nada salvo observar consternado. Al momento, llegó
Niel, que al verlo en ese estado miró hacia el suelo con temor.
— ¡¡NOONA!! ¡¡NOONA!! — Niel se
agachó a su lado y la cogió en brazos, envolviéndola con ellos con mucho
cuidado. Su ropa y sus manos se estaban manchando de sangre, pero poco le
importaba. Pegó su mejilla la de Chin Hae, que estaba cubierta de sangre e
hinchada por los golpes, mientras la acunaba sin parar de llamarla.
Los chicos los rodearon, se
quitaron las cazadoras de sus trajes y las pusieron con delicadeza sobre Chin
Hae, mientras Niel la abrazaba con más fuerza e incapaz de parar de llamarla.
CAP cogió el teléfono para pedir una ambulancia, mientras los demás trataban de
asimilar aquel horror.
— La ambulancia está en camino.
Voy a llamar al mánager y contarle lo que pasó para que se ponga en contacto
con seguridad y revisen cualquier cámara de seguridad que haya. ¿Cómo ha podido
pasar esto? — CAP estaba muy cabreado, pero tenía que controlarse, porque en
esos momentos Niel necesitaba que mantuviesen la cabeza fría para ayudar a Chin
Hae. Se separó de ellos para llamar al mánager y ponerlo al tanto de lo que
había pasado. Quedaron en reunirse y luego ocuparse de lo que le había pedido,
pero antes llamaría a la empresa para
contar lo sucedido.
Cinco minutos más tarde llegó la
ambulancia, aunque entre CAP y Chunji tuvieron que agarrar a Niel para que se
separara de ella y dejase que la atendiesen. No paraba de llorar y a los demás
se les partía el corazón, no sólo por él, sino también por Chin Hae.
— Me voy con ellos. — Niel no
razonaba. Ricky fue a decirle que no podía, pero CAP lo detuvo y negó con la
cabeza.
— Nos vemos en el hospital. —
Niel sólo asintió ante lo que le había dicho el líder.
Observaron cómo se cerraban las
puertas de la ambulancia y tras eso echaron a correr hacia la furgoneta. Allí
los esperaba el mánager y de inmediato salieron tras la ambulancia. Cuando
llegaron al hospital vieron que Niel se paseaba desesperado arriba y abajo ante
la puerta de los boxes de urgencias.
— ¿Se sabe algo? — Ante la
pregunta de Changjo, Niel sólo negó con desesperación.
— ¿Has llamado a su novio? — L.
Joe lo miró preocupado pero tratando de anclarlo a la realidad para que no
enloqueciese de la preocupación. Niel lo miró como si fuese la primera vez que
lo viese y tardó un momento en procesar la información.
— No, no lo he hecho. La
preocupación por Chin Hae hizo que me olvidase de todo lo demás. — Niel estaba
destrozado, así que CAP lo agarró por los brazos y lo obligó a sentarse.
— No le servirás de mucha ayuda
si acabas hecho polvo. Déjame el teléfono de Chin Hae, yo lo llamaré. Por
cierto, ¿cómo se llama? — Todos sabían que tenía novio, pero tan sólo Niel lo
conocía.
— Tae Chul, Lee Tae Chul. — Y
tras rebuscar en el bolso de Chin Hae y encontrar el teléfono se lo pasó. CAP
se apartó un poco para llamar.
Tras unos minutos, el líder
volvió a acercarse a ellos deshecho.
— Dice que viene de camino. Le he
contado que Chin Hae noona tuvo un accidente en el lugar del programa y que
esperamos noticias. Cuando llegue habrá que decirle la verdad.
— Yo lo haré. — En esos momentos
Niel había recuperado algo de su entereza y determinación. No hacía falta que
Chin Hae le dijese qué era lo que había sucedido, lo sabía de sobra.
— Mánager, llama a la empresa y
pídeles que empiecen la investigación y que tomen todas las acciones legales
necesarias para que la que le hizo eso a mi noona pague por ello. — La furia
estaba empezando a adueñarse de Niel, haciendo que todos se mirasen
preocupados.
— De acuerdo, vuelvo en un
momento. — Y salió afuera a llamar, mientras les dirigía una mirada de
advertencia a los otros cinco para que
vigilasen a Niel.
Tras un cuarto de hora llegó Lee
Tae Chul, que se fue directo hacia Niel, aunque al ver su ropa y sus manos
machadas de sangre se quedó estupefacto.
— ¿Qué… Qué le ha pasado? —
Estaba manteniendo la entereza a duras penas
— Una sassaeng le ha dado una
paliza. Cuando la encontramos estaba inconsciente. De momento eso es lo que
sabemos. — Niel estaba muy furioso pero también lleno de dolor por el
sufrimiento de su noona. No le hacía falta escucharlo de boca de ella. Las
fanáticas extremistas, capaces de hacerles daño incluso a ellos con tal de
poder pasar unos segundos a su lado, incapaces de aceptar ninguna fémina cerca
de los chicos de sus sueños.
— ¿Una sassaeng? — El asombro de
Tae Chul fue tal que acabó sentado en frente de donde había estado sentado
Niel. — ¿Cómo ha podido suceder?
— No lo sabemos. Las medidas de
seguridad eran estrictas. Pero nuestra empresa ya empezó a investigar para
esclarecer todo esto y hacer pagar a la culpable. — CAP había vuelto a tomar el
mando de la conversación y Tae Chul lo miró percatándose por primera vez de su
presencia.
— Disculpad mi falta de modales,
soy Lee Tae Chul, el novio de Chin Hae. Encantado de conoceros, aunque la
ocasión no sea precisamente adecuada. — Y esbozó una sonrisa triste.
— No se disculpe, es una reacción
lógica después de lo sucedido. — CAP le sonrió de manera breve y todos se
pusieron en línea para saludarlo y presentarse de manera formal.
El tiempo pasaba y ellos estaban
cada vez más desesperados, porque no tenían ningún tipo de noticias. Al cabo de
dos horas y media salió el médico para decirles que Chin Hae estaba estable.
Tenía contusiones bastante graves, pero por suerte ningún órgano ni hueso
afectado. La habían subido a planta y la mantenían monitorizada por si acaso.
Todos respiraron aliviados y Ricky se apresuró a agarrar a Niel que a punto
estuvo de irse al suelo. Tae Chul le preguntó el número de habitación y tras
eso, le dieron las gracias y se dirigieron corriendo al ascensor para ir a
verla.
La habían puesto en una
habitación privada. Habían llamado desde la empresa para lograrlo y que nada ni
nadie la molestase. Niel fue a entrar, pero Chunji lo detuvo.
— Deja que su novio tenga unos
momentos con ella a solas. Luego entraremos a verla. — Niel estaba desesperado,
pero aceptó de mala gana. Así que esperaron fuera durante un cuarto de hora,
hasta que Tae Chul salió a buscarlos.
Cuando entraron, Niel corrió
hacia Chin Hae y le agarró una de sus manos con las suyas y la miraba preocupado.
— Noona, yo…
— Shhhhh, no hace falta que digas
nada. — Le costaba hablar ya que tenía la cara desfigurada a causa de la
paliza. Niel ante eso no pudo evitar echarse a llorar, mientras se llevaba su
mano a su mejilla. Chin Hae llevó su otra mano hacia la cabeza de Niel y lo
acarició para consolarlo. Así estuvieron unos minutos, hasta que al final se
calmó. Los demás habían tenido que desviar la vista, para no acabar como Niel.
— Hyung, ¿puedo quedarme con ella
esta noche? Por favor. — La mirada de Niel reflejaba tanto dolor y
desesperación que los dejó conmocionados.
— Está bien, cuídala por los dos,
¿de acuerdo? — Niel sólo pudo asentir para volver enseguida la mirada hacia
Chin Hae que esbozó una sonrisa de agradecimiento a su novio, que se la devolvió,
para luego acercarse y besarla en los labios con mucho cuidado.
— Noona, en la empresa están
moviendo ya las cosas para solucionar todo esto. — CAP atrajo su atención y
ella pudo que sabían lo que había pasado sin falta de que dijese nada.
— Niel, nosotros nos vamos ya.
Noona necesita mucho descanso. Volveremos mañana por la mañana y te traeremos
ropa limpia. — Chunji se había acercado a él y le puso una mano en el hombro
mientras se lo decía. Niel sólo asintió después de mirarlo un momento antes de
volver a centrarse en Chin Hae— Noona, procura descansar. Nos vemos mañana.
Tienes un buen enfermero para cuidarte, pero mejor estarías conmigo. Después de
todo, soy la madre del grupo. — Su tono ligero trataba de animarla y lo logró,
porque le hizo esbozar una leve sonrisa.
—Hasta mañana y gracias. — No
podía decir mucho más, así que los chicos le hicieron una reverencia y se
marcharon, no sin antes dedicarles una última mirada de preocupación.
Dejaron el hospital en silencio,
hechos polvo por lo que habían visto y deseando que se hiciese justicia de una
vez por todas y las sassaengs pagasen por sus actos.
Cuando llegaron a casa, Ricky se
fue derecho a la ducha y cuando salió, se fue en silencio a su dormitorio,
donde cogió el teléfono y le envió un mensaje a Na Na para ver si estaba en
casa. La respuesta fue afirmativa, así que la avisó de que iba para allá y que
cenaría con ella. Se vistió deprisa y salió del dormitorio.
— ¿A dónde vas? — L. Joe fue el
primero que se dio cuenta de que iba a salir.
— Necesito ver a mi noona. Puede
que vuelva tarde, no me esperéis. — Y sin darles tiempo a decir nada más, salió
corriendo de allí.
Llevaba la gorra y una mascarilla
para tratar de pasar desapercibido. Paró un taxi y partió rumbo a casa de Na
Na.
Quince minutos después llamaba a
su puerta y en cuanto la vio, la abrazó con fuerza, posando la cabeza en la
curva de su cuello con el hombro. Na Na en un primer momento se sorprendió de
esa reacción y se puso tensa, pero le devolvió el abrazo con fuerza, aunque eso
significase una prueba de fuego para sus emociones.
— ¿Qué ha pasado? — Ante esa
pregunta él sólo gruñó e incrementó la fuerza de su abrazo, haciendo que Na Na
tuviese que tragar con fuerza. — Chang Hyun, como sigas abrazándome con tanta
desesperación me vas a partir todos los huesos. — Aquel comentario hizo que
Ricky la soltase de inmediato y la mirase asustado.
— Lo siento noona, no quería
hacerte daño, de verdad, es sólo que… — El pobre estaba desesperado y bastante
perdido. Ante eso, Na Na lo agarró y lo llevó a la cocina, sentándolo a la mesa
donde le puso un plato de las galletas que tanto le gustaban.
— Creo que esto te ayudará a que
te expliques mejor y pongas tus emociones en orden, ¿me equivoco? — Le sonrió
animándolo, pero por primera vez, Ricky no se entusiasmó ante la comida. —
Vale, lo que sea que pase tiene que ser muy grave, así que cuéntame de una vez
qué es porque me estás preocupando mucho.
Ricky se levantó, miró hacia otro
lado, tragó con fuerza y se mordió el labio inferior, pero nada de eso sirvió,
porque las lágrimas acabaron saliendo. Na Na se asustó pero se obligó a
quedarse en su sitio, a pesar de que lo que quería era abrazarlo y consolarlo.
Poco a poco le contó la historia y Na Na se horrorizó ante aquello y en contra
de su voluntad se acabó levantando para consolarlo y de nuevo acabaron
abrazados mientras intentaba tranquilizarlo. Diez minutos después, lo lograba.
— Noona, ¿puedo quedarme a cenar?
— La cara de gatito abandonado que puso hizo que le diese un vuelco al corazón,
y usó el mal humor para esconder lo que sentía.
— Como siempre, sólo me quieres
por la comida. — La recriminación le hizo fruncir el ceño.
— Eso no es verdad noona, yo te
quiero mucho. — Aquello la dejó inmóvil un momento y cuando se recuperó
prefirió cambiar de tema.
— Te haré un plato de pasta y
date por contento. — Y dándole la espalda, se puso a buscar lo necesario para
hacerlo, mientras él se levantaba para poner la mesa. No pararon de rozarse
mientras él estaba haciendo eso y los nervios de Na Na estuvieron a punto de
romperse. Decidió que lo mejor era hablar de trabajo y le preguntó por cómo
había ido la grabación del programa. Así que él le contó lleno de felicidad
todo lo que había sucedido con los críos mientras ella escuchaba con atención,
aunque verlo sonreír hacía que le doliese el corazón. Quería de él algo que él
no le iba a dar y eso la frustraba mucho más, pero tenía que seguir así. Ella
era su noona y nada más podía haber entre ellos.
Siguieron hablando de trabajo
durante la cena, siendo esta vez ella la que tuviese que contarle cómo le iba
por la galería de arte en la que trabaja. Cuando acabaron, la ayudó a recoger
todo y secar los cacharros, volviendo otra vez los roces que hacían que sus
hormonas se disparasen.
— Está bien, ya hemos acabado,
¿no crees que es hora de que vuelvas al piso con los demás? — Se había cruzado
de brazos, apoyándose contra la encimera y mirándolo enarcando las cejas. Él
volvió a sonreír y agarrándola por una de las muñecas, la llevó al salón, la
sentó en el sofá y luego se tumbó reposando su cabeza en sus muslos, mientras
suspiraba satisfecho.
— Hacía mucho tiempo que no hacía
esto. — Tenía los ojos cerrados y una sonrisa de oreja a oreja. Na Na por su
parte estaba sufriendo un infierno, porque tenerlo en esa postura le daba ganas
de hacer otras cosas. Estaba cabreada, le entraban ganas de tirarlo al suelo,
gritarle que dejase de hacer eso, pegarle y echarlo de allí a patadas, pero no
podía y tampoco quería.
— ¿No crees que te has puesto
demasiado cómodo si te vas a marchar enseguida? — Su tono ácido lo hizo abrir
un ojo y mirarla con el ceño fruncido.
— Vamos noona, no te enfades. Una
hora, sólo una hora y me iré, ¿de acuerdo? — Vio que suspiraba exasperada y
sonrió al saberse vencedor.
Na Na apoyó un codo en uno de los
brazos del sofá y apoyó la cabeza en la palma de la mano, mientras encendía el
televisor con la otra. Cuando dejó el mando, Ricky se dio media vuelta,
quedando de cara a la televisión y luego le agarró la mano libre a Na Na
llevándosela a su pecho, encima de su corazón.
— Así era como solía quedarme
dormido. Lo echo de menos. — Ante eso, Na Na quiso llorar, pero no vio cómo
Ricky, de repente, fruncía el ceño molesto. Algo dentro de él lo molestaba, al
echarse sobre las piernas de ella lo había sentido y se iba incrementando.
Guardó silencio, mientras miraba la televisión sin verla y jugaba con la mano
de Na Na, sin que consiguiese explicarse qué era lo que iba mal dentro de él.
- CONTINUARÁ -
[Imágenes extraídas de @googleimágenes]
Yo digo que este se quedo buenisimo, ya quiero el siguiente no se puede adelantar???
ResponderEliminarLes esta quedando muy bien.
No, me temo que vamos a capítulo por semana y aún no está terminado. Ten paciencia, que si se lee todo de una vez pierde su gracia XD.
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